Capítulo 77: No.

339 56 20
                                    

No.

Si me preguntaban con quién deseaba yo ir al baile la respuesta era bastante obvia pero con lo que ha pasado, no puedo asegurar que Nic me quiera como su pareja. La última vez que «hablamos» (mejor dicho: discutimos muy feo) me llamó mentirosa y desde entonces me ha aplicado la ley del hielo. ¡No me habla!

No tengo ni idea de lo que Karl le metió en la cabeza, pero Nic no me cree una sola palabra. Esto está mal. Y quiero arreglar las cosas con él pero con la escuela y con las chicas queriéndome lo más lejos posible de Karl, ha sido un tanto difícil acercármele. Aparte, Nic me ha estado evitando así que no es como si las oportunidades de interactuar con él hayan sido muchas.

Por otro lado, nunca antes he invitado a un chico a un baile y no recuerdo que un chico me haya invitado jamás. Entonces, quise tomar como ejemplo a Emma para practicar cómo invitar a Nic al baile, pero la joven Gilbert resultó no ser la mejor opción. Fue… decepcionante. ¿Y acaso a Byron no le gustaba mi amiga también? ¿Por qué rayos no la invitó? Él le gusta, ella le gusta, eso equivale a… ¡invítala al baile y de paso, sean novios y sean felices!

—¿Qué pasa contigo? —reclamó Rikki enfadada y con razón, apenas Byron se marchó—. ¿Por qué no lo invitas al baile?

—El chico es el que invita —se excusó Emma—. Así es como funciona. —agregó, al notar que observaba.

Qué excusa tan mala.

—Emm…

Rikki pensó lo mismo que yo, porque miró a Emma como si no pudiese creer lo que escuchaba.

—Bienvenida al siglo XXI. —le espetó con sorna.

—¿Quieres ir con él, o no? —inquirí, con una ceja en alto. Emma se ruborizó. Todas aquí sabíamos que Emma gustaba de Byron y viceversa, ¿cuál era el problema?—. Invítalo al baile —aconsejé—. En verdad dudo que sea capaz de rechazarte.

Pero Emma era tan terca como exasperante.

—No tengo tiempo para eso —graznó—. Este baile es la última vez que nuestra clase estará unida en todo el año —ella solo quiere que Byron la invite porque tiene demasiado miedo de ser rechazada si es ella quien lo invita—. Y tiene que ser perfecta… —Emma hablaba y hablaba de organizar un baile que hiciera feliz a todos, hasta que me di cuenta de un detalle que pasé por alto.

—¿Saben lo que eso significa? —Inquirí mientras abría los ojos como platos—. ¡Probablemente, Miriam no estará en la misma clase el próximo año! —exclamé. Rikki me miró con sorpresa y luego sonrió con genuina alegría. Emma, en cambio, me miró con reproche y rodó los ojos—. ¡Sí! —festejé, ignorándola.

—Ahí tienes, un motivo para ser feliz —Rikki miró a Emma—. La cereza del pastel —entonces abrió los ojos como platos—… ¡invítalo!

—No. Voy a estar tan ocupada, que quizás Byron no la pase bien. Eso sería lo opuesto a lo que quiero lograr. —como dije: tan terca.

—Exacto, debemos hacer que sea una gran noche para todos. —Cleo intervino, con la intención ayudar a Emma, pues esta última no sabía qué más excusas poner.

Rikki se cruzó de brazos y fijó sus ojos azules en Cleo, con atención.

—¿Lewis aún no te ha invitado, verdad? —comentó, con aburrimiento.

Cleo se ruborizó y bajó la mirada al piso, de una forma que me pareció estar mirando un globo desinflarse.

—Eres mala. —miré a Rikki con genuino reproche.

Rikki curvó sus labios en una mueca.

—¿Nic aún no te habla, verdad?

Rikki sabía muy bien dónde retorcer el cuchillo para que la herida se abriera más.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora