Un concurso, problemas y descubrimientos.

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Al abandonar el Cibercafé, seguimos a Miriam por dos calles más. Al mismo tiempo que cuidábamos que ni Kim o Elliott, que seguían los pasos de la rubia, advirtiesen nuestra presencia. Antes de irnos, nos despedimos de Lewis en la puerta, quien se limitó a desearnos suerte antes de marcharse. Él estaba analizando el estanque y de esto debíamos ocuparnos. Ya había hecho su parte crucial del plan.

Estuvimos vigilando a Miriam por poco más de cinco minutos; buscando el momento apropiado para convencer a los chicos de que ella era la sirena. Para posteriormente, quitarnos el problema de encima. El inconveniente era que no teníamos un plan en sí. Así que paramos un momento y Emma rápidamente explicó que tenía una idea.

No tardamos en llegar a la costa, donde se localizaban amarrados los botes al puerto. Era la dirección que Miriam y Tiffany tomaron y aprovechando que no se veía nadie derredor, y siendo lo más cuidadosas posibles, nos ocultamos en un barco pesquero. Al ingresar, le echamos un vistazo, asegurándonos que no se hallara nadie en su interior. Dicha embarcación se hallaba un poco apartada, por lo que teníamos una visión amplia de los chicos, que estaban escondidos detrás de unos tachos de basura, al tanto de cada cosa que hacía Miriam.

Nada pasó por unos segundos, hasta que la rubia se acercó a un hombre que estaba pescando en el muelle. No tengo idea que pudieran haber hablado, pues a esa distancia no alcanzaba a oír nada. El hombre se inclinó, revisó la hielera y tras incorporarse, le entregó algo que creo, era un anzuelo. Intercambié una mirada con Emma. Ella se encogió de hombros, pero, inmediatamente le resté importancia. Recordándome que no estábamos aquí para curiosear lo que hacía Miriam.

En cuanto Miriam y Tiffany continuaron andando, se toparon de frente con Kim y Elliott, que se habían ido aproximando, poco a poco, más y más... y no eran muy buenos espiando.

Cuando sucedió lo inevitable, osea, que Miriam se encontró de frente con ambos se acercó lentamente, con una sonrisa... una sonrisa malvada, cabe añadir.

— ¿Tú eres la hermanita de Cleo, verdad? —Inquirió, al tiempo que la pequeña rubia se encogía de hombros, y entonces todo vestigio de sonrisa desapareció del rostro de Miriam—. Sé lo que estás haciendodijo entonces fulminándola con la mirada, y ambos chicos abrieron los ojos como platos—. No descubrirás mi secreto —espetó—. Así que deja de espiarme o lo lamentarás —se cernió sobre ambos, imponiéndose— ¿entendido?

Era usual en Miriam, para quien temiera una amenaza, tornarse un monstruo sin piedad alguna. A muchos les hubiera amedrentado la rubia, pero en el caso de los pequeños Mini espías, era diferente. Pues si bien, aunque temerosos de la rubia, insistían en seguirla.

Eran valientes o muy tontos.

—Se marchan. —murmuré.

—Si queremos que lo crean —Emma se giró—, debe parecer que Miriam tiene algunos poderes.

Cuando Emma se volvía de vuelta, me fijé que Miriam se aproximaba.

— ¿Lista?

Rikki parecía no poder contener su sonrisa.

—Por favor, permíteme. —dijo, dando una paso adelante. Tanto Emma como yo nos hicimos a un lado.

Miriam estaba atravesando el muelle justo al lado donde nos hallábamos. Con Kim y Elliott pisándole los talones, era el momento propicio para que usara su magia.

Rikki fijó sus ojos azules en un pequeño charco rodeando una manguera. Y elevó su mano, muy lentamente en un puño. El agua comenzó a disiparse, en una blanca humarada, convenientemente, cuando Miriam pasó por encima él; habían pasado solo segundos cuando todo rastro de humedad se esfumaba en el aire.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora