—No lo decía en serio. —insistió Lewis, como si con solo mencionarlo Emma cambiaría de idea.
—Lo sé.
—No podemos hacerle eso. —volví a insistir. Emma se mordió el labio y desvió la mirada mientras parecía debatirse mentalmente si podía estar segura de que la situación no era tan mala como parecía.
—Chicos...
— ¿Qué si le va bien en su empleo? —opiné—. No lo hemos considerado.
—Cierto. Es como su trabajo soñado. — concordó Lewis, mientras ambos pensábamos en algún otro argumento que nos respaldara, como una larga lista de porqués: si podían salir cosas buenas, cuando eras una sirena, y tú empleo era cerca de una enorme piscina.
— ¡Chicos, lo sé! —Exclamó, un tanto exasperada. Suspiró—. Simplemente no creo que algo bueno salga de todo esto. Es... muy peligroso —dijo, soltando un suspiro. Entonces sus ojos azules como hielo no tardaron en concentrarse en mi persona—. ¿Por qué no estas preocupada? Es tu secreto también. —recordó.
—Por supuesto que me preocupa —repuse, un tanto ofendida, pero sin demostrarlo. Me llevé una mano a la barbilla, meditando la situación—. Si Cleo tuvo el valor de tomar ese riesgo estoy segura que sabe lo que hace. Habrá considerado todos los riesgos y tomó las medidas que sean necesarias. —concluí y no pude evitar sorprenderme de mi razonamiento.
—Eso lo lógico. —apoyó Lewis, con una leve sonrisa. Perfecto, la persona más inteligente en este bote, me daba la razón. Y no pude evitar reparar en que otra vez tenía el dichoso libro sobre su regazo; leyendo, repasando un par de páginas.
Emma clavó la mirada en el agua por un segundo.
— ¿Pero qué si le salpica agua encima en medio del show y todo el mundo la ve convertida en sirena? —Emma entrecerró los ojos mirándome con desconfianza— ¿qué crees que pasará?
—Eso no va a pasar. —si es posible, los ojos de Emm casi desaparecieron entre sus pestañas.
— ¿Cómo estás tan segura?
Buena pregunta, difícil respuesta.
—Porque...—ya ni siquiera podía sostenerle la mirada así que corrí mi vista en el agua por un segundo, luego la miré— porque sí, Emma, además Cleo no es tonta. Sabe cuidarse.
Emm arqueó una ceja, escéptica.
—Confía en mi buen juicio. —concluí con sencillez.
—Espero que tengan razón. Igual, hablemos con ella más tarde —insistió. Asentí. Sus labios formaron una fina línea en cuanto miró a Lewis— ¿De veras crees que allí averiguarás algo? —y miró el libro con desdén.
—El piensa que sí. —repuse.
—Averigüé que estas sirenas no son tan lindas como ustedes...
—Ni que lo digas. —bufé.
—... y no tienen sus poderes. —finalizó.
—Solo en un lugar podemos saber por qué somos sirenas. —dijo Emma y automáticamente me volví hacia el lugar que se hallaba a nuestras espaldas.
—La isla Mako. —musité.
—Allí fue donde sucedió —prosiguió Emma retornando la mirada a nosotros— y las repuestas están allí.
—Bueno, ¿vamos? —los miré a ambos.
—Bueno, déjenme recoger mis cosas...
—No, no vengas Lewis —entonces fruncí el ceño y miré a Emma confusa. ¿Para qué hacía venir a Lewis hasta aquí y luego le hacía quedarse? Por esa razón vinimos hasta aquí, en primer lugar. Para que Lewis examinara el estanque—. Vamos más rápido solas. —explicó, cuando se percató de mi expresión.
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H2O, sirenas del mar; La Otra Sirena
FanficH2O, Sirenas Del Mar: La Otra Sirena... Kayla es una chica de 15 años que vive su día en las soleadas playas de Costa Dorada junto a sus mejores amigas Emma y Cleo... a diferencia de Emma que es sensata y responsable y de Cleo que es más bien ingen...