Capítulo 86: Intrusos.

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86: Intrusos.

No pasó mucho tiempo, desde que marqué el número de teléfono de mi amiga, cuando la voz de Emma surgió al otro lado de la línea telefónica.

—¿Hola?

—Tenemos un problema —miré a Rikki de reojo y antes de que Emma tuviera la oportunidad de hacer preguntas porque lo haría, añadí de forma rápida y contundente: —. Se trata de Denman.

Y ya está.

No dije más, no hizo falta; porque eso fue todo lo que tomaría para que Emma guardara silencio. Llegué a pensar que se cortó la llamada, pero tres segundos después la voz tranquila y plana de mi amiga me indicó que estaba escuchando. Atenta, tranquila y alerta.

—Reunámonos en mi casa.

Y como si nos hubiésemos transportado, por la rapidez con la que Rikki y yo nos pusimos en marcha; estábamos en mi casa y en el tiempo que tomaría un parpadeo, éramos recibidas por Emma en la entrada al hogar de la familia Gilbert.

Cleo y Lewis llegaron casi al mismo tiempo que lo hicimos nosotras por lo que Rikki no tuvo que explicar por segunda vez cuál fue su hallazgo.

—Denman le dijo a Zane que no encontró nada en Mako.

En pocas palabras y para resumir: Zane estaba al tanto de que la doctora Denman visitó la Isla Mako ¿cómo supo eso mi hermano? No tenía la menor idea, Rikki tampoco lo sabía y a estas alturas no hay manera de que pueda ponerme al día con ello. Era demasiado tarde como para siquiera intentar averiguarlo, por no decir que no cambiaría nada y no tenía cabeza como para preocuparme por esos detalles.

¿El problema aquí? Zane sabía sobre Denman y Denman sabía sobre Zane.

Todos intercambiamos miradas.

—Y a mí me dijo todo lo contrario. —añadió Lewis, pensativo, con el ceño fruncido en profundidad.

Que Denman y mi hermano, el caza-sirenas, interactúen era un presagio de algo muy malo, terrible, pero está el importante detalle de que Denman le dijo a Zane que no encontró nada en Mako, cuando le dijo a Lewis que había encontrado algo. Algo grande.

Una vez Rikki finalizó con su corta narración, se desinfló cayendo sentada en el colchón de la cama de Emma, en completo silencio, como si sus baterías se hubieran agotado.

Algo pasó, estoy segura pero ella no parecía tener deseos de compartir más detalles.

—La doctora Denman sabe algo. —sentenció Emma, levantándose de la cama, demasiado preocupada por los recientes acontecimientos como para notar el estado anímico de la otra rubia. La miré, sin moverme de mi sitio junto a Cleo.

—No lo sé —dije, cruzándome de brazos y Emma puso su atención en mí—. No creo que sea el caso —hice una pausa y los miré uno a uno, estudiando sus expresiones—. ¿Cómo podemos estar seguros que encontró esa muestra de ADN, uh? —Inquirí, escéptica y Lewis me miró con el ceño fruncido, con la boca entreabierta, a un segundo de replicar—. Tal vez, te puso una trampa —le dije, encogiéndome de hombros y la boca de Lewis formó una fina línea—… y tal vez quiere recuperar la muestra que robó antes —reflexioné. Recordé la época de un Lewis embobado y disperso—. Tal vez tendrá sus sospechas y tal vez quiere sacarte la información que posees.

«Tal vez».

Lewis sacudió la cabeza y se cruzó de brazos.

—No obtendrá nada de mí. —negó, con firmeza, la determinación de no cometer el mismo error dos voces refulgía en sus ojos azules.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora