Capítulo 97: Decisiones y Oportunidad.

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Decisiones y Oportunidad.

—Me retiro de la investigación.

Abrupto, directo al grano y jodidamente inoportuno. Linda lo miró en silencio, con mudo desconcierto e incredulidad.

Había interrumpido su minuciosa inspección visual y búsqueda, sumergida como estaba de lleno sobre la pantalla, para enfrentar unos ojos negros como el ébano, que miraban sin contemplaciones solo para escuchar un absurdo.

La expresión del hombre, su postura rígida y desafiante lo colocaban en igualdad de condiciones con una estatua por cómo era incapaz de ofrecer alguna emoción humana básica. Pero no es como si esto fuese una sorpresa. Linda intuía que dentro del caparazón cordial y sereno que mostraba al mundo, se escondía una personalidad menos cordial y menos serena. Algo más puntiagudo, mordaz, algo más honesto.

No tenía suficiente experiencia para determinar si el hombre era desagradable a propósito o surgía en él de forma natural, pero de todos modos había llegado a una conclusión, quizás apresurada sobre su patrocinador: Harrison Bennett tenía agallas. Tajante, decidido, no deja que nada se interponga entre él y sus metas. Algo en lo que eran muy, muy parecidos. Pero solo en eso. Linda, al menos podía jactarse de contar con un encanto natural para las relaciones humanas, pisar el campo minado que eran las situaciones sociales.

Ahora, habiendo dedicado horas a dejar los ojos en la pantalla por el bien de la ciencia, comprendía que fue un error involucrarse con niños.

Y estaba bien. Con ayuda de esos niños descubrió algo tan extraordinario y único, y no iba a lamentarse por haber ejercido un poco de presión, el fin justifica los medios después de todo; aunque irónicamente esos niños fuesen una mezcla voluble para el desastre. No lo lamentaba.

Estaba bien. Si no contara con que Harrison también resultara ser un beneficio-perjuicio para su investigación.

Las personas como Harrison escapaban de su comprensión por su cambio abrupto de planes. En un comienzo, estuvo enfocado en hacerse cargo de la isla Mako para su propio beneficio de hacer de ese lugar una mina de oro turístico pero apenas supo sobre las ¿sirenas? ¡Cambio de planes! Le dio órdenes a Linda mantener el lugar intacto con un anhelo codicioso en sus ojos.

No cambió del todo de parecer cuando supo que una de esas chicas en esas fotografías era su hija, pero hubo un cambio en el plan: No habría, y nunca habría una cuarta sirena. Eran tres. Se eliminarían fotografías, videos, toda evidencia referente o que hiciera mención a otra sirena, aparte de las tres ya existentes, sería borrada de todos los equipos de trabajo de Denman.

Y así de simple, la cuarta sirena desaparecería, sin dejar rastro alguno, como si su existencia en este mundo hubiera sido producto de la imaginación.

Y aquí, de nuevo, otro cambio en los planes. ¿Qué es esto? Así no es como ella trabaja. ¡Qué poco profesional!

El hombre no puede cerrar la boca y dejarla seguir con la búsqueda, que era más importante que cualquier culpa que comenzara a experimentar. Era una de las razones por la cual no le agradaba, si no mencionaba el asunto de menospreciarla. Aunque Linda no lo resentía por ello. Muchos hombres y mujeres la subestimaban e incluso dudaban que fuese la Bióloga Marina que obtuvo su doctorado a la edad de veintiún años. Estaba bien, se regodeaba al notarlos sorprendidos con su inteligencia y astucia.

Por eso prefería lidiar con los jóvenes. La admiraban, se identificaban con ella, querían ser como ella, no la cuestionaban ni le ordenaban, se dejaban guiar por el camino invisible que Linda trazaba para ellos. Solo debías presionar los botones correctos –deseos, miedos, inseguridades-, explotó todo lo que pudo. ¿Y cómo  no hacerlo? Linda tenía un buen olfato cuando se trataba de detectar cuando se presentaba una gran oportunidad. Y, vaya, no se equivocó.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora