Capítulo 60: Una discusión predecible.

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60: Una discusión predecible.

- ¡Hola! -saludaron Emma, Cleo y Rikki al unísono, apenas hube abierto la puerta.

-Hola, chicas. -les sonreí levemente y tras hacerme a un lado, les indiqué con un gesto de mi mano que entraran.

Las chicas obedecieron y sin perder tiempo atravesaron el umbral y se adentraron a la sala, con Emma a la delantera. Cleo y Rikki tomaron asiento en el gran sofá blanco junto a mí, a la izquierda y derecha, respectivamente. Mejor dicho, Cleo tomaba asiento y Rikki simplemente se ponía cómoda, como si estuviera en su casa.

- ¿Crees que soy predecible? -no pude evitar mirar con genuina confusión a Emma, quien había tomado asiento frente a mí y me miraba con el ceño fruncido en profundidad y un semblante extremadamente serio.

- ¿Qué? -fruncí el ceño y la miré, desconcertada por la repentina pregunta y el tono que empleó al hablar. No nos vemos durante un día entero y hoy que nos encontramos, está enojada. ¿Qué tanto puede ocurrir en un día sin vernos como para que esté así?

Había llegado el día; finalmente, tras pasar al menos toda la noche sin pegar ojo, pensando y analizando los recientes acontecimientos y aún más importante con respecto a Nic, había por fin tomado una decisión y no pensaba dar vuelta atrás. Iba a decirle la verdad. Toda la verdad. Pero para eso debía primero hablar con las chicas. Con Emma y Cleo, en específico, pues Rikki ya estaba al tanto de mis intenciones y... estaba bien con ello. Donde lo tendría difícil sería con las dos primeras. Sé que no se lo iban a tomar muy bien; de hecho, ya podía imaginar sus reacciones... pero no quería ni debía dejarlas por fuera en una decisión tan importante. Aparte, necesitaba explicarles porqué lo hacía, mis razones. Tenía que lograr que entendieran que Nic era de confianza. Sabía que no sería nada fácil, y necesitaba demostrárselos no solo con palabras, sino también con hechos.
Con eso en mente, llamé a las chicas y las cité en mi casa; mejor dicho, la casa de mi padre y... aquí estamos reunidas las cuatro y de todas las formas en las que imaginé que la conversación iniciaría... esa oración no fue en lo absoluto una de ellas.

- ¿Soy predecible? -insistió Emma y por la forma en la que curvó sus labios, me recordó a una niña pequeña haciendo pucheros.

-Contexto, Emma, contexto -pedí, sentándome en el sofá con las piernas cruzadas, al igual que Rikki lo hacía. Necesitaba ponerme cómoda o de lo contrario perdería pronto la paciencia si Emma no me explicaba lo que sucedía. ¿Por qué estaba tan enfadada?-. Dime primero una cosa: ¿por qué la pregunta? -Emma guardó silencio y entonces miré a Cleo y a Rikki de reojo.

La primera se encogió de hombros y me miró, igual de intrigada, dando a entender que no tenía ni idea de lo que ocurría. Sin embargo, y por la forma en la que Rikki sonreía, ella sí que sabía algo.

-Sólo responde. ¿Lo soy?

-Contestaré a tu pregunta con otra pregunta -intervino Rikki, salvándome de tener que responder. No entendía nada-. ¿Cuentas las veces que masticas antes de tragar? -noté que le lanzó una mirada perspicaz a Emma.

Emma la miró primero, confundida por la pregunta, para luego encogerse de hombros.

-Oye, eso no es ser predecible. Eso es cuidar la salud.

-Y mi intervención ha terminado... ahora -Rikki desvió la mirada, con desinterés y se dedicó a observar los alrededores con curiosidad, como si fuera la primera vez que venía a mi casa. Bueno, en parte lo era. Casi no tengo chance de invitarlas porque siempre están mi padre, Zane o Candy cerca. Por suerte hoy no había nadie más que yo y el personal de limpieza y de la cocina pero ellos nunca venían por aquí cuando las chicas estaban aquí-. ¿Tienes comida? -se puso de pie y se encaminó al refrigerador.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora