Capítulo 41

18 0 0
                                    

¡Bienvenidos al 2021!

-------

—Querida Amanda, te tengo una noticia de aquellas.

—¿En serio? ¡Cuenta, cuenta! —respondió la aludida con emoción.

—Es muy probable que muy pronto deba irme de aquí.

—¿En serio? ¿Y a dónde?

—No lo sé. La señora Chad me dijo apenas volvió del trabajo que tenía pensado en mudarse de ciudad, a un lugar con desafíos más interesantes. Por mí no hay problemas. Estoy sola, no tengo familia que me ate. Así que no hay problemas en ser su asistente aunque sea en la China.

—Pero sin duda será un gran cambio en tu vida.

—Sin duda. ¡Oh! ¡Estoy tan emocionada! —Myriam apenas era capaz de llevarse la taza de té a su boca.

La ratona había decidido reunirse con su amiga Amanda durante el almuerzo. La había conocido hace poco en un club de lectura al que había decidido unirse durante los fines de semanas. Ambas parecían entenderse mutuamente. Llegó a sentirla como la hermana que nunca tuvo.

—¡Pero tranquilízate niña! —le respondió la yegua ayudándola a devolver su taza a su respectivo plato.

—No puedo evitarlo —respondió la ratona—. Nunca he salido de la ciudad, y este cambio... ¡Me encanta! La señora Chad me dijo que se encargaría de todo. De buscar oficina, potenciales clientes. ¡Incluso piensa buscarme un departamento allá!

—Eso es demasiado bueno para ser verdad —le advirtió su amiga antes de sorber un poco de su té—. ¿Qué va a hacer ella con su familia? Además me dijiste que estaba embarazada y que era un embarazo muy delicado.

—La verdad no lo había pensado —respondió la ratona—, pero supongo que debe tenerlo en consideración junto con todo lo demás. Ella es muy responsable y organizada. Apuesto que ya lo tiene previsto.

—Pues si es tal y como lo cuentas, ¡qué suerte la tuya! —celebró Amanda.

—¡Ni que lo digas! Capaz que en esa nueva ciudad logre encontrar al fin a mi media naranja.

La sobremesa se extendió unos diez minutos más con las ensoñaciones de Myriam y su radical cambio de vida. Amanda la escuchaba en silencio e intervenía cuando la ensoñadora ratona se dejaba llevar demasiado por sus fantasías. Luego Myriam revisó su reloj de pulsera y salió corriendo, ya que su hora de descanso estaba terminando. Raudamente la ratona recorrió las agitadas calles de la ciudad hasta llegar al edificio en donde trabajaba. Había mucho que hacer y no quería decepcionar a su jefa, menos ahora que era su boleto para un cambio de vida.

—Buenas tardes Myriam —oyó la voz de Yin desde su oficina al fondo. La ratona acababa de llegar hasta su lugar de trabajo, en donde le esperaba su viejo escritorio de madera.

—¡Señora Chad! Disculpe la demora... —alcanzó a responder Myriam mientras tiraba su cartera sobre su escritorio.

—No te preocupes, llegas temprano —Yin apareció por el umbral de la puerta con un traje gris claro—. Me quedé en la oficina adelantando un poco de trabajo.

—¿Y no almorzó? —preguntó su secretaria.

—Pedí algo por delivery —respondió la coneja—. Todos estos días de ausencia solo han provocado que se me acumulara el trabajo.

—Pero se entiende su ausencia —respondió Myriam condescendientemente—. Su salud es lo más importante.

—Lo sé Myriam —respondió Yin acercándose al escritorio de la ratona—. Por eso y otras cosas es que tengo pensado irme de aquí.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora