Capítulo 82 (Amor Poliamoroso - Prólogo)

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Querido Diario:

Lamento el tiempo sin escribirte, pero ni siquiera me he dado cuenta del paso de los días. Han pasado dos semanas desde que estamos en la casona de la señorita Swart, y la vida avanza mucho más ligera que en la casa de los Brown. Quizás sea porque aquí tenemos Internet, televisión, radio, visitas y aire libre. Ha habido mucho movimiento durante estos días, y quisiera aprovechar el frescor de la noche para contarte todo.

La casona de la familia de la señorita Swart es inmensa. Tiene como diez habitaciones, tres salas de estar, una sala de invitados, además de living, cocina, unos tres baños, y ni hablar del ático. La cocina es el doble de grande que la de nuestra casa, y todos aprovechamos de comer ahí. Afuera tienen un cobertizo con sombrilla para descansar al aire libre. Me gusta instalarme en un sillón columpio que hay junto a la parrilla y leer un poco. He encontrado muchos libros polvorientos en el ático, los cuales me ayudan a matar el tiempo.

Afuera, en los terrenos tienen un huerto, un granero, una caballeriza y cultivos de todo tipo. El más grande que tienen es una plantación de acelgas que se extiende hasta el horizonte. Una vez el tío Pet nos llevó a pasear a mí junto con Yuri y Jimmy para conocer el lugar. La plantación de trigo y maíz es otra de sus especialidades. El tío Pet nos regaló unos cuantos elotes a cada uno. Estaban cerca de la cosecha y decidió darnos una muestra que al final comimos durante la cena.

Aún me cuesta creer que estemos emparentados con la señorita Swart. Según nos contó su padre, repentinamente recordó que tenía una hermana una tarde luego de caerse de las escaleras hace un par de meses. Es extraño que ese tipo de cosas ocurran. El maestro Jobeaux me explicó que existe magia Woo Foo que provoca amnesia, y que básicamente eso fue lo que le ocurrió a nuestros abuelos. Es tan fantasioso como la historia de Harry Potter. Demasiado irreal para mí.

Es muy irreal todo lo que nos está pasando. Desde el momento en que nuestra abuela nos contó eso de nuestros padres, la vida se ha acelerado como un tren sin control a alta velocidad. Se siente extraño no ir a la escuela, no ver a nuestros amigos. Desde la explosión no he vuelto a ver a George. Ni siquiera me ha llamado ni nada. No he tenido ni la menor de las noticias. Le encomendé a Yenny que averiguara lo que pudiera. Ella se está encargando de comunicarse con nuestros amigos de la escuela y con el mundo exterior en general. Aunque no hay nada confirmado, cada día me prepara más para las malas noticias.

También es demasiado irreal lo de nuestros padres. Es algo que me cuesta creer. Si mañana despertara y me dijeran que todo era un muy bien armado reality show y que toda mi familia fue reemplazada por unos actores, yo lo creería. Por las noches, sueño que despierto en mi casa, en mi cama. Mamá me reta porque me quedé dormido, y con la prisa de la casa todos nos vamos rumbo a la escuela. Allá George me saluda y hablamos de Monstruos y Dragones hasta que llega el profesor. Una cosa es que nuestros padres sean hermanos y que a pesar de todo me hayan criado junto a mis hermanos, pero otra cosa es todo el aparataje mediático mundial.

Es algo que me asustó. Comentarios cargados de odio, afilados como lanzas, hirientes como balas. Cada noticia, cada publicación, cada tweet, cada foto, cada video, todo está lleno de comentarios. Comentarios hirientes, comentarios malintencionados, comentarios ignorantes. Solo me bastaron diez minutos en la red para terminar tapado con un pesar que me arruinó el resto del día. Desde entonces ni siquiera me quiero acercar al computador. Cerré mis redes sociales, incluyendo mi cuenta de Whatsapp. Simplemente no quiero nada del mundo exterior.

¿Por qué nos odian? Es la pregunta que resuena en mi cabeza desde que me la hizo Yuri. Yo no pedí nacer. Yo no elegí donde nacer. Puede que mis padres hayan cometido un error, tienen derecho a juzgarlos, pero no es justo que los hijos carguen con esa culpa. Mis hermanos y yo estamos cargando con este peso, y no sabes cuánto odio eso. Ellos, a pesar que se están dejando llevar por el día a día de esta nueva vida, sé que en el fondo sufren por todo esto. Extrañamos a mamá, extrañamos a papá, extrañamos nuestra antigua vida. Odiamos que mamá y papá sean hermanos.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora