Como patitos, lamentamos lo que está sucediendo en Europa Oriental. Como humanidad, somos testigos del cruento conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. Una guerra de la cual el planeta entero está al pendiente, puesto que nos encontramos ante un eventual inicio de una Guerra Mundial. Estos patitos no apoyan a ningún bando, puesto que abogan por la paz. Nunca debemos olvidar que en una guerra no hay ganadores, y que las principales víctimas son los inocentes. Es un conflicto bélico que enluta a Europa y el mundo, puesto que trae al presente los horrendos conflictos bélicos del siglo XX y que ya parecían darse por superados.
Nuestro saludo va para toda latinoamérica, para quienes ven con horror, angustia y ansiedad cómo la humanidad se aproxima un poco más al precipicio. Son buenos días para abrazar a quienes queremos, para amar y perdonar, para atrevernos, intentar y probar. Son tiempos de valorar la vida y lo que realmente importa en ella.
Son días cada vez más duros para nuestra generación, la cual recién está saliendo de una pandemia mundial. Es literalmente una lluvia sobre mojado. Como dirían los memes, ya no queremos vivir más momentos históricos. Esperamos que con este capítulo tengan un pequeño oasis en medio de la lluvia de información de todo tipo. Es importante distraerse de las malas noticias puesto que desde este rincón del mundo no podemos hacer nada más.
Esperamos que nuestra región (y en particular nuestro país) no sea arrastrado ante un conflicto que amenaza con volverse global. En todo caso, nosotros como patitos nos comprometemos a continuar con nuestra publicación semanal de este fic, con el propósito de regalarles un momento de distracción en días tan oscuros.
Un abrazo patotástico, y mucho ánimo.
PD: los quiero mucho.
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—¿Es verdad que estuviste con Yang?
Durante la cena todo el mundo estaba en su mundo mientras estaban instalados en la cocina. El señor Swart se preguntaba desde cuándo había tanta gente en la mesa. Cada uno de los hijos de Yin conversaban animosamente entre ellos, con Pablo y con su madre. Lucio intentaba pasar desapercibido comiendo rápidamente. Lina y Roger se preguntaban silenciosamente si la presencia de Yin era un fantasma o no. Jobeaux, Marcelo, Yanette, Freddy y Kraggler no se encontraban en el lugar. La perrita esperó silenciosamente el instante en que Yin quedase libre de atención para acercarse a ella con la excusa de servir el postre.
Yin se quedó observándola congelada sin reacción alguna. Era la primera vez en diecisiete años que le dirigía la palabra. Tan solo eso era chocante para la coneja. La pregunta simplemente coronaba el momento. Su mirada de pocos amigos mostraba un ceño fruncido cada vez más marcado. ¿Era real lo que estaba viviendo? Aquellos días de encierro primero en el hospital y luego en prisión le regalaron el suficiente aislamiento como para dejar de creer que su más oscuro secreto era tema de conversación a nivel mundial.
Poco a poco los comensales centraron su mirada en ambas chicas. El transcurso del silencio de Yin incrementaba la tensión. Lina apretó los puños en la medida en que el tiempo desgastaba su paciencia. ¿Esa era su respuesta? ¿El silencio? No solo era la traición de una amiga que le robaba su novio. Era su cuñada que manchaba aquella traición con el incesto. ¡Incluso la culpaba de no haberle dicho que se trataba de su primo! Esto no parecía tener sentido aparente, pero se sentía una estúpida al haber caído tan bajo como Yin. Lo peor era que su corazón aún le recordaba que le quedaba un vestigio de amor por el conejo. ¿Por qué? ¿Por qué se fue con ella? ¿Por qué prefirió a su propia hermana gemela antes que ella? ¿Por qué aún sentía eso por el conejo?
La boca de Yin se trabó, su voz la abandonó, y su mente se congeló. Su corazón era una bomba hidráulica. Jamás imaginó que llegaría el día en que tendría que rendir cuentas a Lina. Nunca imaginó que aquel juicio iba a ser tan potente para ella. Ni siquiera el tribunal inquisidor podría mermar su entereza, pero frente a la mirada de Lina le costaba luchar. Había sido su gran amiga de infancia y adolescencia. Ella la había conocido tanto a ella como a su hermano. Sí, ella había conocido a Yang como su hermano. Eso que la congelaba... ¿era culpa? Sus decisiones habían dejado heridos. Hoy los heridos venían por revancha.
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Amor prohibido
FanfictionYin y Yang mantienen un matrimonio normal con cinco hijos, sin que nadie sospeche que son hermanos gemelos. Dejaron atrás el Woo Foo, su pasado, su vida, su historia, todo para comenzar una nueva vida juntos, en una nueva ciudad. Todo cambiará cuand...