-¿Pudiste verlo?
-No, lo siento mucho.
Dos voces discutían al interior del ático de la casona. Una voz era femenina mientras que la segunda era masculina. La oscuridad era absoluta. El olor a polvo y moho hacían irrespirable el sitio. Intentar moverse por ese sitio era una tarea titánica. En cualquier rincón el polvo, las telarañas y otros depósitos de dudosa procedencia te daban la bienvenida. El ruido de la lluvia y la tormenta, aunque distantes, se hacían sentir al interior. Si se prestaba la suficiente atención, podías oír un par de goteras forjadas por el paso del tiempo.
-¿Por qué no? ¿No pasó por el jardín de las almas perdidas? -preguntó la voz masculina con curiosidad.
-Es probable, pero como no tenía nada pendiente en este mundo, pasó velozmente al más allá -respondió la voz femenina.
-¿Y no alcanzaste a verlo?
-¡Ya te dije que no! -alegó la voz femenina con hastío.
-¡Perdón, perdón! -farfulló la voz masculina-. Estoy nervioso.
-¿Por qué? -cuestionó la voz femenina.
-Por esta lluvia interminable -respondió la voz masculina con incomodidad-, y porque ahora dicen que estamos encerrados.
-Pero tú puedes salir -sentenció la voz femenina.
-¿Qué? -exclamó la voz masculina con confusión.
-Si es lo que yo creo que es, puedes salir de aquí.
-¿A qué te refieres?
-Tú estás muerto -afirmó la voz femenina con seguridad.
-¿Qué? ¡No! -alegó la voz masculina con un grito.
-¿Entonces cómo puedes verme?
-Ahora no puedo ver nada.
-¡Deja de hacerte el idiota! -alegó la voz femenina-. ¡Sabes a lo que me refiero!
Tras unos segundos de silencio, la voz femenina prosiguió:
-¿Tuviste algún entrenamiento espiritual?
-No.
-¿Alguna clase de truco?
-No.
-¿Tienes algo pendiente en este mundo?
-No lo sé.
-No, tú estás muerto. ¿Dónde está tu aureola?
-¡Que no estoy muerto! -alegó molesto el dueño de la voz masculina.
-En serio, si estás muerto y perdiste tu aureola, es muy grave... -le explicó la voz femenina.
-¡No! ¡No estoy muerto! -gritó la voz masculina.
-...deberías pedirle ayuda a Pablo -sentenció la voz femenina.
-¿Y por qué no vas tú? ¿Eh? -replicó la voz masculina con impaciencia.
-Tú estabas más cerca ese día.
-¿Y ahora?
-Mientras Marcelo no llegue a la casona, dudo que sigan habiendo problemas.
Un nuevo silencio trajo de regreso el relajante ruido de fondo de la lluvia cayendo sobre el techo de madera.
-Yo no estoy muerto -insistió la voz masculina.
-Tranquilo, no le diré a nadie -respondió la voz femenina-. En todo caso no tengo a nadie a quién decirle. Pero en serio, el no tener tu aureola es un asunto grave -agregó con tono serio.
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Amor prohibido
FanfictionYin y Yang mantienen un matrimonio normal con cinco hijos, sin que nadie sospeche que son hermanos gemelos. Dejaron atrás el Woo Foo, su pasado, su vida, su historia, todo para comenzar una nueva vida juntos, en una nueva ciudad. Todo cambiará cuand...