—Hemos llegado —anunció Yin.
La familia Chad finalmente había regresado a casa. Su hogar había quedado abandonado por semanas luego de todos los incidentes ocurridos. Lo que más demoró fue la recuperación de Yenny. Cuando fue dada de alta, aún conservaba un yeso en su pierna derecha y varios vendajes en sus brazos, cabeza y torso. Se había acostumbrado al uso de muletas. Por otra parte, Yin había pasado todo aquel tiempo internada en el hospital. La mayor parte del tiempo se encontraba bien, pero repentinamente le llegaban los mareos y los desmayos. El hospital de Rodehove la mantuvo bajo vigilancia todo este tiempo.
Tras cruzar el umbral del hogar, nadie dijo una sola palabra. Parecía como si hubieran regresado desde un funeral. Debido a la rutina vivida en Rodehove, entre médicos y enfermeras, entre amigos y conocidos, no se habían percatado que poco estaban hablando entre ellos. El sepulcral silencio con que la casa los recibía dejó en evidencia este problema. Cada quien cargaba con su propio peso.
Los padres habían decidido no decirles nada a sus hijos sobre el embarazo de la madre. Esperaban encontrarse en la tranquilidad del hogar para reunir a la familia. No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.
Yenny no podía acostumbrarse a vivir con aquel peso en el alma. Su pesar era tan grande como sus heridas. El cuidado de estas y el uso de las muletas eran algo completamente secundario para ella. Intentaba distraerse conversando con Susan por teléfono, y de vez en cuando le sacaba conversación a Jack. Nada podía quitarle aquel nudo en la garganta, que se posó para no volver a salir de allí. Aquella revelación salida de la boca de su propia madre le recocía las neuronas a fuego lento. Esto, sumado al paquete de veneno para ratas que había visto con sus propios ojos completaba el nefasto panorama. Con esfuerzo, intentaba evitar largarse a llorar. Esperaba a la noche. El instante de paz y soledad. Solo ahí podía desahogarse. ¿Cuál era el precio del amor de sus padres? ¿Era tan grande y violento como lo percibía? ¿Valía la pena existir si para eso se debieron romper tantas reglas inquebrantables? Cada día sentía que su vida valía menos.
Jacob tomó una actitud bastante hosca. Intentaba alejarse del grupo, evitaba hablar con todos. Se asfixiaba en su propia rabia. Peleaba a cada rato con Yuri, quien por su actitud impulsiva solía desatar su molestia hasta sin querer queriendo. Aunque a duras penas intentó tolerar los abrazos de su madre, siempre dejaba entrever que se sentía obligado. Era algo que en un principio sorprendió a Yin, y que esperaba solucionar apenas se encontraran en la intimidad de su hogar. Carl se percató rápidamente de la actitud de Jacob y lo dejó en paz. Sospechaba que una tormenta se contenía a duras penas en su interior. No quería provocar el retorno del bogart mediante la inestabilidad emocional del conejo.
Jimmy era quien se encontraba más tranquilo. Siempre la cercanía de Carl, le entregaba esa paz en medio del caos. Siempre intentaba estar cerca de él, y cuando estaban a solas, comentaban el pequeño secreto que mantenían. También estaba consciente del denso ambiente familiar. Pudo comprobarlo cuando quedó en el fuego cruzado de la disputa entre Jacob y Yuri por un helado de camino a casa en el bus. Él era el que siempre se interponía en medio de la trifulca de Jacob defendiendo a Yuri antes que alguien mayor viniera a poner orden. No se esperaba recibir ese papel, pero ahí estaba, cumpliéndolo estoicamente. También le temía al porvenir. El futuro se veía tan incierto que era imposible adivinar las sorpresas que pudiera traer el amanecer.
Yuri se ocultó tras Jimmy todo este tiempo. Su miedo creció y se albergó en su corazón. Este monstruo fue apagando poco a poco su actitud alegre. Bajo la antigua excusa de proteger a Jimmy, ella buscaba ser protegida por él. También se había acercado bastante a sus padres. Sus peroratas se fueron acortando poco a poco, al punto de simplemente acercarse a sus progenitores y abrazarlos largamente. Las últimas experiencias le habían enseñado que por más que ames algo, se puede ir de tu lado el día menos pensado.
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Amor prohibido
FanfictionYin y Yang mantienen un matrimonio normal con cinco hijos, sin que nadie sospeche que son hermanos gemelos. Dejaron atrás el Woo Foo, su pasado, su vida, su historia, todo para comenzar una nueva vida juntos, en una nueva ciudad. Todo cambiará cuand...