Capítulo 107

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Hola! Lamento no haberme aparecido en este último tiempo. Tuve un poco de bloqueo con este fic. Este mes me ha demostrado que sobresaturar Amor Prohibido fue mala idea. A partir de ahora buscaré volver a la frecuencia acostumbrada de un capítulo por domingo, desde aquí hasta el final. ¡Disfrútenlo!

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-¿Estás bien?

Carl se encontró con Yin en la cocina. La había encontrado pensativa, sentada en la mesa. Tenía la mirada perdida y la cabeza sobre la palma de su mano cuyo brazo se encontraba con los codos sobre la mesa. La luz del perfecto día artificial iluminaba toda la cocina como un paisaje nuevo. El rosa del pelaje de la coneja parecía recién pulido. Era una escena que, a pesar de lo bella, también parecía triste. La cucaracha no pudo evitar soltar su pregunta. Simplemente no podía pasar de largo ignorando el pesar de ella.

-¿Eh? Sí, sí, estoy bien -Yin fue tomada por sorpresa, lanzando una respuesta automática mientras se erguía sobre la silla.

-Es un hermoso día como para quedarse adentro -comentó Carl intentando alivianar la conversación.

-Sabes que es un día artificial -le comentó la coneja.

-No importa -Carl le regaló una sonrisa mientras tomaba asiento en el lugar frente al asiento de la coneja-. Es agradable no escuchar la lluvia y el viento tras tantos días.

-Supongo -contestó la coneja con cierta incomodidad.

-Supongo que ahora salir de aquí será más difícil que antes -le dijo Carl golpeteando inocentemente la mesa con sus dedos.

-Yo... -balbuceó la coneja sin poder terminar su idea. ¿Cuál de todas las ideas terminar de todas formas? Su padre pretendía apoderarse de sus hijos, su madre acababa de masacrar su corazón, y afuera de la carcasa que rodeaba la casona solo le esperaba desesperanza. Ya no había nada más que hacer.

Carl, como respuesta, se aclaró la garganta, para así traer de regreso la atención de la coneja.

-¿Sabes?, si necesitas a alguien que te escuche, puedes contar conmigo -le dijo intentando controlar sus emociones que amenazaban con desbordarse ante cada sílaba pronunciada-. Quisiera poder apoyarte de la misma forma como tú lo hiciste con lo de Mónica. Además, luego de todo lo que ha pasado entre nosotros, supongo que podría comprender un poco mejor lo que sea que te esté abrumando.

Su corazón palpitaba con una fuerza descomunal dentro de su pecho. Temía tanto una respuesta negativa como una positiva. La negativa lo llenaba de un temor por su enojo. La positiva añoraba las migajas de su aceptación. Ella clavó su mirada en nuestra cucaracha en el más absoluto silencio. Él buscaba evitar quedar hipnotizado por el azul de sus ojos.

Tras un suspiro, Yin contestó:

-Si no puedes arreglar el amnesialeto, dudo que puedas hacer mucho por mí.

Fue un dardo que se clavó en lo más profundo de la cucaracha. A él también le frustraba el no poder usar aquel amuleto. Había depositado toda su confianza en aquel aparato. Había cruzado medio fanfiction a por su captura. La decepción por su inutilidad comenzaba a inundarlo de amargura.

-Estoy intentando activarlo -se apresuró en responder-, pero mientras tanto podría, no sé, simplemente acompañarte.

Carl se quedó congelado con una sonrisa insegura. No quería quedar totalmente al descubierto con sus intenciones. Sabría que al menor de los comentarios extraños, Yin podría terminar sospechando -y desconfiando- de sus intenciones. Evidentemente, no quería perder la confianza que había alcanzado con ella.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora