—¡Jack! ¡Necesito mil dólares!
Yuri abrió de golpe la puerta de su hermano mayor. Tras dar vueltas en su propia habitación junto con Jacob, no encontraron ni rastro del micrófono prestado. Esto no terminó bien. Jacob terminó furioso y Yuri desesperada. Solo le advirtió del monto que costaría su descuido.
Tras abrir la puerta, no encontró a Jack. A ella le extrañó esta situación. De todos sus hermanos mayores que podían ayudarla, Jack era el único que se encontraba en casa. Al menos era lo que ella creía.
Recorrió la habitación con la mirada. Era un lugar amplio, con suficiente espacio como para recorrerla sin chocar con algún mueble. Tenía un escritorio con un computador en un rincón, un estante, un armario, y un rincón en donde acumulaba algunos instrumentos como guitarras y una batería, esto sin contar con la cama. A pesar del espacio, casi todas las cosas estaban en desorden. La puerta del armario se encontraba abierta con ropa que se repartía desde allí hasta la cama. También había ropa repartida por el suelo y la cama. Sobre el escritorio nada se salvaba de no estar en su lugar, ocupando un espacio aleatorio. Lo único que tenía cierto orden eran sus instrumentos, pero no seguía regla metódica alguna.
La pequeña se adentró en la habitación en busca de alguna pista.
—¿Jack? —cuestionó.
Al acercarse a la ventana, pudo notar que en una de las patas del armario que se encontraba a un costado había una sábana atada. Por lo menos eran unas cinco sábanas atadas en sus extremos formando una larga cuerda.
—¿Jack? —volvió a preguntar infiriendo lo que había ocurrido.
La cuerda hecha de sábanas se encontraba atada en un extremo en la pata del armario, mientras que el otro caía por la ventana abierta hacia el exterior. Yuri se asomó por la ventana y vio que las sábanas llegaban justo al suelo.
Yuri, impulsivamente, decidió bajar por la cuerda improvisada. Esperaba que Jack no estuviera tan lejos y lograra alcanzarlo.
Una vez abajo corrió hacia la vereda. Miró hacia todas partes, pero no encontró rastro de su hermano. Intentaba imaginar a dónde podría haber ido, pero no tenía la menor idea de dónde estaba. Pensando con sus pies, comenzó a caminar sin rumbo fijo. Mientras, miraba por todas partes esperando toparse con Jack. Vio un perrito marcando su territorio en un árbol. Vio a un hombre sin mirar hacia adelante mientras caminaba por estar atento en su celular. Vio un camión de mudanzas. Vio un aparador lleno de televisores de los años noventa. Vio a una señora empujando un coche.
—Lo siento, no puedo concentrarme —una voz la desconcentró de su observación aleatoria—. No puedo dejar de pensar en lo que le pasa a mi padre.
Yuri se encontraba en un callejón oscuro, al costado de una puerta metálica. Concentrada en el entorno, olvidó fijarse en el camino. De no ser porque esa voz era de Jack, a quien podría pedirle ayuda, no tendría forma de regresar a casa. Una sincera alegría invadió su ser. Había encontrado la aguja en el pajar.
Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada. Mientras intentaba buscar la manera de entrar, seguía atenta la conversación en su interior.
—Hace muchos años que no he visto a tu padre —respondió una segunda voz—. Me gustaría hablar con él.
—¿En serio lo hará? —se escuchó a Jack con emoción.
Yuri encontró en un costado una escalera metálica que daba a una ventana. Cogió una piedra y con ella subió hasta la ventana. Con la protección de su sweater, se encargó de romper el vidrio e ingresar a su interior. Se encontraba en un segundo piso. Ya no podía oír las voces. No podría asegurar si la oyeron.
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Amor prohibido
FanfictionYin y Yang mantienen un matrimonio normal con cinco hijos, sin que nadie sospeche que son hermanos gemelos. Dejaron atrás el Woo Foo, su pasado, su vida, su historia, todo para comenzar una nueva vida juntos, en una nueva ciudad. Todo cambiará cuand...