Capítulo 111

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-¿Quiénes son ellos?

Unas sombras misteriosas recorrían el paisaje de dunas cubiertas de cenizas mientras Marcelo recién estrenaba sus manos. Acompañado de los conejos del futuro, centraron su vista en dos sombras que caminaban a unos cien metros de distancia. Caminaban con lentitud y sigilo, como si asistiesen a una importante diligencia. Si no fuera por el Campo Foo que los ocultaba, seguramente aquellas sombras se habrían dirigido directamente hacia ellos.

Era extraño. Se supone que ya no quedaba rastro de vida, y si la hubiera, no recorrería el apocalipsis a plena vista. Nuestros tres protagonistas llegaron hasta contener la respiración. Sabían que eran invisibles, pero no inaudibles. El poder Woo Foo que expelían aquellas sombras era atemorizante. Temían que si los extraños tuvieran buen oído, terminarían delatados por el crepitar de la fogata. Ante ese temor, el corazón de nuestros conejos retumbaba como tambor en parada militar.

Y los temores se hicieron realidad. De súbito el andar de ambas sombras se detuvo. Un sudor frío les recorrió el cuerpo. Era imposible que alguien que se pavonee por el mundo en pleno apocalipsis fuera de fiar. Las sombras fueron creciendo en la medida en que se aproximaban. Era cierto. Los habían detectado. Se estaban dirigiendo hacia ellos.

Jacob tragó saliva. Yuri apretó los puños, arrastrando un montículo de cenizas. Marcelo se quedó quieto cuan estatua. Sabían que la hora de la batalla se estaba aproximando. En circunstancias como las actuales, la diplomacia podría salvarles la vida. Más si había que luchar, no les quedaría de otra.

Ambas sombras se detuvieron a menos de un metro del Campo Foo. Desde afuera era imposible detectar a nuestros protagonistas. Desde adentro, ellos descubrieron que dichas sombras eran dos personas cubiertas con una enorme gabardina que ocultaba completamente sus identidades. Uno de ellos era más alto que el otro. Ambos tenían sus manos dentro de los bolsillos. No existía ni la menor pista que les indicara ni siquiera su especie. Su energía Woo Foo era tan aplastante que su propia presencia amenazaba con matarlos.

-¿Están aquí? -consultó el desconocido más alto con voz cantarina.

-Están aquí -sentenció el segundo extraño con voz grave-. ¡Salgan de aquí! -les ordenó con dureza.

-¡Oh vamos! ¡Está bien! -exclamó Yuri con fastidio deshaciendo el Campo Foo mientras se colocaba de pie. Al momento, los tres quedaron al descubierto junto a la fogata.

-¿Quiénes son ustedes? -preguntó Jacob.

Ambos extraños se miraron entre ellos.

-¿Crees que sean de confianza? -le preguntó el primer extraño.

-¡Por supuesto que lo somos! -intervino Yuri-. Mi nombre es Yuri. Él es mi hermano Jacob, y él es nuestro amigo Marcelo -los presentó indicándolos con la palma abierta.

-¿Yuri? ¿Eres tú? -cuestionó el primer extraño bajando el cuello de su gabardina-. ¡Soy yo! ¡Emma!

Ante sus ojos se hallaba el rostro de un tigre blanco con rayas negras surcando gran parte de su pelaje. Su sonrisa jovial le trajo recuerdos a la coneja de tiempos de antaño.

-¿Emma? -preguntó la coneja impresionada-. ¿De verdad eres tú?

-¡Sí! -exclamó el tigre con alegría-. ¡Hace años que no te veía!

Sin previo aviso, ambos terminaron en un apretado abrazo, como dos buenos amigos que no se veían desde hace mucho tiempo. Ambos se palmoteaban la espalda mientras se felicitaban mutuamente luego de varios años sin tener ni la menor pista del otro.

-¡Tantos años que no te veía! -exclamó Yuri con alegría una vez finalizado el abrazo.

-¡Sí! -respondió el tigre igual de contento-. ¡Te fuiste sin avisar! Y eso que te íbamos a enseñar los pasos prohibidos del Woo Foo.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora