—¿Entonces Yin regresó? —Tillman interrumpió el desayuno de su hermano.
El ogro, quien comía de su plato de avena como si en cualquier momento le fueran a quitar su comida, se detuvo de golpe de frente ante aquellas palabras. Levantó la mirada sin poder creer el haber oído a su hermana. No habían hablado mucho desde que había regresado de la cárcel. Su interés por Yin era por lo menos curioso. Según él recordase, ella nunca le había dirigido la palabra a alguno de los gemelos.
—¿Está en la granja de Lina? —volvió a preguntar la ogra.
—Sí —Roger decidió contestar agachando su mirada sobre el plato.
—¿Y qué estás esperando? —espetó su hermana con aprensión.
—¿Qué cosa? —preguntó el ogro confundido.
—Ella es buscada por la justicia —le respondió—. Hay una recompensa trillonaria. El dinero no nos caería nada mal.
El ogro sintió que el propio aire amenazaba con asfixiarlo. Abrió los ojos como plato mientras la mandíbula quedó colgando. ¿Era cierta esa insinuación?
—¿Qué? —balbuceó impactado. Era un detalle que jamás se le habría pasado por la cabeza.
—¡Eso! —exclamó la ogra impaciente—. ¿Cuándo vas a llamar a la policía?
—¿Por qué haría eso? —reclamó su hermano.
—¿Cómo qué por qué? —le recriminó—. ¡Por dinero, animal!
—Pero... —balbuceó Roger. Aunque sentía que entregar a Yin era algo malo, no podía evitar encontrarle la razón a Tillman. Hacía demasiados años que no hablaba con los gemelos, y ya no podía verlos del mismo modo luego de la noticia incestuosa. ¿Qué debía hacer?
—¿Pero? —inquirió la ogra alzando una ceja.
—¿Por qué no la llamas tú? —respondió Roger—. Yo te doy los datos que quieras.
Luego de tantos años encarcelado, el ogro no se sentía con la comodidad de llamar a la policía, más aún si se trataba de denunciar a alguien. La culpa le advertía que aquello era una mala decisión, sin importar la montaña de dinero involucrada.
Tras un suspiro, Tillman aceptó la oferta.
Mientras tanto en la cocina de la casona de los Swart, la mañana transcurría con tranquilidad. En el lugar se habían topado los cinco hijos de nuestro matrimonio incestuoso. No había señales del resto de los habitantes de la casona, lo cual le regaló cierta privacidad a la familia. Yenny se encargó de preparar un desayuno rápido con todo lo encontrado en la cocina. Tanto la despensa como el refrigerador se encontraban llenos, por lo que no hubo mayor problema.
—Es extraño que no haya llegado el maestro Jobeaux —comentaba Jack echándole cereal a la leche—. Él siempre viene a desayunar con nosotros para luego ir a entrenar.
—Debe haberse quedado dormido —comentó Yenny sentándose en la mesa tras asegurarse que todos tenían su porción servida—. Ya aparecerá.
—¿Y dónde está mamá? —intervino Yuri.
—No lo sé —su hermana mayor se encogió de hombros.
—Debe haberse ido con Carl —inquirió Jacob, lo que repartió la extrañeza de sus hermanos.
—¿El señor Carl? —Jimmy fue el primero en romper el silencio.
—Es que anoche se metieron en mi cuarto a buscar el amnesialeto —explicó su hermano.
—¿El qué cosa? —cuestionó Yuri.
—Era ese aparato que Martita me pidió que le entregara a Carl —contestó Jacob antes de beber de su tazón de leche tibia.
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Amor prohibido
FanfictionYin y Yang mantienen un matrimonio normal con cinco hijos, sin que nadie sospeche que son hermanos gemelos. Dejaron atrás el Woo Foo, su pasado, su vida, su historia, todo para comenzar una nueva vida juntos, en una nueva ciudad. Todo cambiará cuand...