—¡Mi muñequito de turrón con nuez!
Una yegua con pelaje gris y un uniforme de enfermera llegó a trote suave desde detrás de Yin y Yang, en dirección hacia un Carl que no imaginaba que fuera posible que la situación pudiera ponerse más incómoda.
Nuestros protagonistas se quedaron estáticos, viendo como la enfermera abrazaba efusivamente a la cucaracha, desconociendo totalmente la situación que acababa de interrumpir. Carl no movía un músculo mientras intentaba procesar todo lo que estaba pasando. Este juego lo ganaba el primero que pudiera salir de su impresión.
—¿Cómo te ha ido mi amor? —prosiguió la yegua aún sin caer en cuenta de lo sucedido—. ¡Me alegra tanto que hubieras podido venir! Tengo un caso de un «bogart» que es bastante preocupante, claro, sé que yo no soy experta en magia negra, y que el experto eres tú, pero juro que este caso si se trata de uno.
—¡Mónica! Qué bueno verte —respondió Carl respondiéndole el abrazo. Aunque en su voz aún sonaba el nerviosismo que no había podido arrancarse, buscaba que su novia le diera los boletos de escape de esta incómoda situación.
—¿Está todo bien? —Mónica notó preocupación en el tono de su voz.
De inmediato a la yegua se le ocurrió observar su entorno en busca de alguna pista, encontrándose con los tres pares de ojos de los conejos que la observaban a su espalda.
—¡Oh! ¡Señores Chad! —los saludó—. ¡Qué suerte que están aquí! Mira Carl, te presento a Yin y Yang Chad, los padres del niño del que te estoy hablando.
—¡¿Qué?! —la exclamación al unísono de los padres no se hizo esperar.
—¡¡¿Qué?!! —la última esperanza para Carl de huir de ahí acababa de estrellarse contra el suelo.
—Si, se trata del pequeño Jimmy Chad —contestó Mónica—. Él es un niño bastante enfermito que está en estos momentos en la Unidad de Cuidados Intermedios. Lo he visto hablar solo, peleando con un ser invisible, culpándolo directamente de todas sus enfermedades.
—¿Qué Jimmy qué? —la intervención de Yuri le recordó a los presentes de su existencia.
—Mira Yuri, ¿por qué no entras a ver a Jacob a su habitación? —le dijo Yin en un tono condescendiente.
—Pero quiero saber qué tiene Jimmy —insistió la pequeña.
—Ya pronto lo sabrás, por ahora los adultos tenemos que hablar, así que entra ahora —le respondió su madre mientras abría la puerta y la empujaba hacia el interior. La pequeña hubiera insistido con facilidad, pero Yin la encerró tan aprisa que no le quedó de otra que dejarse llevar.
Yang por mientras no podía dejar de ver a Carl. La misma presión que aquel día en que se topó con Lina se repitió en su pecho. Carl también lo vio. Sabía perfectamente que lo había reconocido, a él y a su hermana. Solo era cuestión de abrir la boca para dar la alarma. No sabía qué podía pasar si el mundo se llegara a enterar que la mujer a quien había presentado como su esposa en realidad era su hermana. Fuera lo que fuera, solo sabía que no era nada bueno. Le habían entregado en bandeja la oportunidad a Carl, el malvado brujo cucaracha, de vengarse.
—Igual no se preocupen —continuó Mónica—, Carl Garamond es uno de los mejores expertos en magia de todo el mundo. ¡Y no lo digo yo! Egresó como mago profesional con un doctorado en Magia Negra desde la Universidad de Hogwarts. Ha viajado por todo el mundo aprendiendo distintas técnicas de magia, y yo lo he acompañado en muchos de esos viajes. ¡Vamos Carl! ¡Diles!
Un codazo en las costillas fue suficiente para despertar a un Carl que no encontraba la hora para huir de allí.
—Sí, sí claro —respondió tartamudo—. Yo podría ayudarlos si es que todo esto se trata de un asunto mágico —agregó con una sonrisa nerviosa.
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Amor prohibido
FanfictionYin y Yang mantienen un matrimonio normal con cinco hijos, sin que nadie sospeche que son hermanos gemelos. Dejaron atrás el Woo Foo, su pasado, su vida, su historia, todo para comenzar una nueva vida juntos, en una nueva ciudad. Todo cambiará cuand...