Capítulo 100

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—¡Bien! ¡Bien! Silencio por favor. Tengo algo muy importante que decirles.

Pablo se instaló al frente de la muchedumbre, intentando acallar las voces con un ademán con sus brazos mientras buscaba llamar la atención de todos los presentes.

Kraggler, ubicado a un costado, vio aproximarse a Yanette a grandes zancadas y con una mirada de pocos amigos.

—¿Qué ocurrió con Freddy? —lanzó su pregunta apenas la vio instalarse en una silla contigua.

—No preguntes —farfulló ofuscada en voz baja.

Mientras tanto, Pablo había conseguido atraer la atención de todos. Aproximadamente una docena de ojos centraron su vista en el felino, en una coordinación de concentración única que no volvería a repetirse en la casona nuevamente. Afuera, los truenos y relámpagos sonaban distantes y difusos. La tormenta aún cubría amenazante el exterior.

—Pues bien —el felino sonrió juntando sus manos—, primero que nada, debo agradecerles por encontrarse reunidos en esta habitación. Hoy les vengo a contar una noticia demasiado importante, y que tiene directa relación con esta tormenta eléctrica, la desaparición de los soles, el Woo Foo y la familia Chad. Este... ¿en dónde está Yenny?

El felino fijó su mirada en la familia de los conejos, repartida entre dos sofás en medio de la habitación.

—Se quedó en el pueblo con Jobeaux —contestó Yin—. Él me dijo que se quedaron en el pueblo atrapados por la tormenta y que regresarán apenas puedan.

—Ehhhh —balbuceó contrariado el felino. La presencia de la coneja era primordial para la noticia. Volver a repetir una nueva reunión incluyendo a Yenny se veía difícil. ¿Era mejor informarles sin ella?

—¡Está con Jobeaux! —de improviso, Lucio se colocó de pie, sorprendiendo a todos. Apuntó hacia el frente sin un objetivo específico. Todas las miradas se voltearon hacia el rincón del fondo a la izquierda, en donde se encontraba el león.

El silencio incómodo se esparció entre todos. Evidentemente, los presentes tenían la curiosidad de entender por qué el león hizo eso, pero nadie se atrevió a formular la pregunta precisa. Solo una persona entre los presentes no necesitó abrir la boca para entender lo que estaba ocurriendo.

—¿Qué? —Ella Mental se puso de pie impactada. Había leído la mente del león con tanta claridad como si hubiera gritado sus pensamientos. Lo descubierto la tomó por sorpresa.

—¿Qué? ¿Qué ocurre? —cuestionó Yin claramente desconcertada mientras giraba de un extremo al otro la cabeza mirando a los dos involucrados.

—Que Jobeaux tuvo relaciones sexuales con tu hija —lanzó Ella sin tapujos—, ¿ella es menor de edad?

—¡¿QUÉ?! —gritó Yang poniéndose de pie de un salto. El conejo apretó los puños al tiempo en que le dirigía una mirada asesina a Ella.

Al mismo tiempo los gritos ahogados y los sobresaltos de impresión no se hicieron esperar. De todos los presentes, Yanette por poco se cae de la silla mientras se cubría la boca. Yin le lanzó una mirada de extrañeza a la tigresa mientras se aferraba al brazo del sofá.

—¡Tengo evidencia! —anunció Lucio en voz alta—. ¡Están en mi recámara! ¡En la mesita de noche!

—¡Voy a buscarla! —se ofreció Lina poniéndose de pie de un salto.

Antes de que cualquiera pudiera reaccionar, la perrita había salido corriendo por una de las entradas.

—¿En serio tiene dieciséis? —cuestionó Ella mientras que en su propia mente buscaba convencerse de aquel detalle. Intuía que el goblin debía tener una edad aproximada a los gemelos Chad, por lo que la diferencia de edad era enorme. Además, al igual que el incesto, Ella no era fanática de la pedofilia.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora