Cesar sonríe y le toma el hombro a Santin. — No armes una escena por esto... —le comenta al dilucidar como las facciones del líder de la banda se ennegrecen ante la frustración producida por la conducta de Beca.
Cesar y él perdieron su tiempo al intentar convencerla de avanzar; espacio en el que pudieron estar disfrutando del fuego y de la calma a la que este podría inducirles luego de una larga persecución.
— Siempre es lo mismo con esa mocosa... —replica el hombre por lo bajo relajando la expresión.
— Ya sabes cómo son los jóvenes hoy en día... Hacen siempre lo que les apetece. — Ma'ar Flor se une a su consuelo mientras espera con impaciencia que la jovencita avance del sitio en el que se encuentra.
Santin suspira notoriamente. — En fin, nos vemos en el fuego, Máximo. Lo que sea que quieras discutir, podremos hacerlo una vez me encuentre sin esta maldita armadura y tenga caliente los pies.
Y con eso dicho, emprendió la marcha hacia la fogata que habían armado los perpetradores, ahora sin vida y con la puntual excepción de Oswall, de la masacre de la familia de Klim.
— No seas grosero con los otros miembros de su grupo, cariño. —le avisa Ma'an Flor a Santin en lo que Cesar camina tras él—. Alrededor de la fogata encontrarás a un Aghri algo nervioso, a un jovencito que no para de llorar su pérdida y al cachorro de animal divino más increíble que mis ojos hayan visto.
Ninguno de los dos ofrece más respuesta que sus pasos serenos en dirección a la fogata. Santin, con paso lento y cansado, marca el camino mientras que Cesar lo sigue desplazándose por el terreno casi de una manera hípnica: su cuerpo se mueve, sin levantar mucho las piernas, como si se deslizara por el sendero sin que nada pudiese ofrecerle resistencia.
El espectáculo, aunque llamativo, no fue reparado por Máximo ni por un instante. Él continuó inmóvil, contemplando a la mujer a la que sus invitados, claramente no deseados, llamaban Beca. Ella tampoco se movió, su cabello rojo y ondulado hondeaba con el vaivén del viento con la misma sutileza con la que lo hacía el manzano ubicado en el jardín de la casa de sus padres adoptivos.
Aquel árbol en donde su querido hermano, si mal no recordaba, pasaba mañanas enteras contemplando sus sombras mientras él se ejercitaba y repetía las katas hasta el cansancio.
Apartando la remembranza de su cabeza con sutileza, se percató de la forma en la que la iluminación se hizo presente en el pequeño valle, luego de que la luna lograra sortear unas cuantas nubes que se interponían en su camino. La tenue luminiscencia reflejó las heridas y las manchas de sangre que cubrían su cuerpo y que fueron causadas por la talentosa maga corporal abatida por el iracundo Klim.
A esas alturas y después de haber concentrado su mente en descifrar si la Hermandad representaba una amenaza para la seguridad suya y de quienes se encontraban bajo su cuidado, la profundidad o gravedad de sus lesiones eran prácticamente ignoradas por su persona; o al menos de eso se percató ya que luego de que Ma'an Flor y Beca se enfocaran en las mismas el ardor y el hormigueo volvieron a hacerse presente en su cabeza.
Beca, con sus atrapantes ojos de color rojo y emitiendo un brillo extraño y de color carmín intenso, apuntó hacia el cuerpo de Máximo sin ningún decoro. Este y a partir de entonces, comenzó a sentir inseguridad con respecto a su estado y a sus mecanismos de defensa.
Acto seguido, su mente divagó y a pesar de sus esfuerzos por concentrarse en lo que haría Beca; pronto se halló reviviendo la mayoría de sus vivencias.
A raudales su mente abrió paso a revivir los días tranquilos de los que había disfrutado en la ciudad Maderera acompañado de sus amigos y de su familia. Solo entonces los miró en retrospectiva. Sin detenerse, hizo tránsito por sobre cada una de las experiencias recolectadas en su labor como cazador al servicio del Gobernador Athelbal; y cuando menos lo esperaba, y cerca de asumir que el ensueño de sus memorias había finalizado, su mente trasegó por la expedición y posteriormente por sobre todos los que habían perecido con el ataque de las bestias.
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Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)
FantasyAcompaña a Maximo y Michael en su oscuro e incierto recorrido; en dónde tendrán que sortear situaciones en las cuales nunca pensaron estar, combatiendo contra lo que parece ser un destino plagado de muerte y destrucción. ¿La verdad sobre sus orígene...