LX. Camino a la desgracia (parte 1)

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- Debo estar maldito por Arkum... -comenta Máximo con pesar - ¡Todo por este tigre desobediente!... -culmina mientras se da la vuelta y le hace una pequeña seña a Magnus para que lo siga.


- Tú, andrajoso, no te quedes ahí y acompáñame. Si te atrapan puede que te ejecuten en el acto. -Sentencia cuando se percata de que el hombre no lo sigue.


El hombre alto y desgarbado se mueve con prontitud y una mirada perdida. Murmura constantemente luego de ubicarse a unos pasos de distancia de Máximo y Magnus.En seguida de caminar por un rato y de encontrar un pequeño arrollo cristalino donde pueden sentarse y descansar, Máximo se aclara la garganta y pronuncia: - Mi nombre es Máximo y el de mi tigre es Magnus; no sé si puedes entenderme pero déjame decirte que eres más tonto que alto. ¿Acaso pensabas en Arkum cuando ese soldado se acercó a ti para atravesarte con su lanza y no te moviste? O ¿Por qué simplemente no te limitaste a obedecer cuando ellos te ordenaron que te fueras?


El joven sin observar ni dar ninguna clase de respuesta, camina con cautela hasta quedarse parado justo al frente de Magnus. <<Esto no me puede estar pasando>> piensa Máximo momentos antes de presenciar cómo el sujeto, aún en silencio y de un brinco, se abalanza sobre su tigre.


- ¡NO LE HAGAS NADA MAGNUS! -Alcanza gritar justo antes de que el tigre consiga rechazarlo de un zarpazo. Al verse sorprendido por este hecho y limitado en su reacción, emite un gruñido portentoso y con un salto escapa de la escena.


- Reconoce el mando de alguien. Capacidad cognitiva, física y de reacción excepcional... -Susurra el hombre de una manera apenas audible observando el aleteo de las alas inmaculadas de Magnus -puede mantenerse en el aire a discreción. Sus músculos deben ser excepcionales -continúa sin atisbo de detenerse.


Máximo enfurecido alcanza el cuerpo del hombre y tomándolo por la túnica a la altura del cuello lo levanta y lo sostiene en el aire. - ¿Pero acaso estás demente? Con un solo zarpazo te partiría a la mitad. ¡No volveré a interceder en el destino! Si has de morir, morirás. Pero no ataques a mi animal.


- Al parecer la conducta del espécimen se vio contaminada por la forma de ser de su amo. Ambos son groseros y agresivos ante la menor provocación -expresa sin inmutarse aún suspendido en el aire.


- ¡PODRÍAS PARAR DE UNA PUTA VEZ! -Sentencia Máximo sacudiéndolo con fuerza antes de dejarlo caer.


El joven luego de aterrizar se derrumba y con cuidado se arregla la túnica. - Eso no era necesario... -Expresa con un hilo de voz.


Máximo suspira y tuerce los ojos. - Ven aquí Magnus, él no podría hacernos daño ni aunque quisiera. -Menciona tras intentar alcanzar a su tigre volador. Este bufa y de manera arrogante aterriza sobre la roca más alta que encontró. - No tienes por qué enojarte conmigo. Discúlpame por haberte gritado. -Complementa con una sonrisa.


El tigre lo mira con altivez y luego de un corto periodo desciende para acariciar con su cabeza la mano de su amo. - Ni te atrevas a tocarlo -decreta Máximo después de colarse en medio al observar cómo el hombre gateaba con una mano estirada.


Este luego de ser interrumpido tartamudea y susurra un par de cosas que solo él puede escuchar antes de levantarse y mirar fijamente a los ojos de Máximo. - Mi nombre es Mahar Se y comprendo perfectamente tu hablar -comenta con un marcado acento Shilveno -lo que no logro entender es la razón de tu insulto o el origen del término Arkum... Espera, tampoco entiendo la razón por la cual todos me atacan en estas tierras cuando lo único que traigo es saber natural.

Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora