V. Nuevo trabajo

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Siente un absurdo dolor en todo el cuerpo. El joven abre los ojos, todavía un poco desorientado y se asombra al no reconocer nada del lugar en donde se encuentra. Supone que en alguna habitación de la casa oficial del Gobernador ya que escucha su voz participando en lo que sería una conversación; algo al respecto de las constantes pérdidas de soldados y de recursos que genera mantener dos frentes de batalla.

— ¿Cuándo lograrás convencer al chico de que se una al ejército? Necesitamos realmente de gente nueva que tenga talento para esto, Athelbal. —Comenta otro interlocutor. Por su voz, Máximo asume de que se trata de Preston, el Emisario para los asuntos del Norte.

— No puedo presionarlo más. En algún momento, él lo tomará por sus propias razones. Por ahora, me preocupa ostensiblemente lo que está sucediendo en las tierras salvajes contiguas a las cinco ciudades del norte. Tengo razones para creer que los trasgos han dominado su entorno y que preparan nuevas incursiones sobre nosotros. Mi ciudad es la que mejor preparada está para un posible ataque, o por lo menos lo estará pronto; pero sé que las demás ciudades no lo están y tampoco pretenden estarlo porque subestiman a nuestros enemigos.

— Es bien sabido que aquellas bestias no tienen mucha inteligencia, pero se equivocan al subestimarlas. Hablaremos con los demás líderes de las ciudades cuando se celebre el consejo de Gobernadores, el cual por cierto, pretendo celebrar en tu ciudad; creo que será una manera adecuada para enseñarles puntualmente cómo deben prepararse.

— Las puertas de mi ciudad siempre estarán abiertas para viejos amigos; y eso te incluye a ti, Preston. La próxima vez, envía un mensaje avisando que vendrás. Así me aseguraré de tener al menos, una recibida acorde a tu menester.

— No te preocupes por pequeñeces. Es una visita rápida puesto que debo reunirme de manera personal con todos y cada uno de los Gobernadores para informarles cuándo y dónde se va a celebrar el consejo. ¿Qué te parece si se celebra en un mes, Athelbal? —Cuestiona el Emisario antes de ser interrumpido por un estornudo estrepitoso.

— No tengo inconveniente alguno. Será en un mes contado desde hoy; espero recibirlos a todos en esa fecha. —Responde devuelta—. Según veo y como es de esperarse, tienes algo de prisa. Permíteme acompañarte hasta las puertas de salida de la aldea.

— Gracias viejo amigo, pero no será necesario; saluda al mocoso de mi parte. Dile que la exhibición del día de hoy fue fantástica; y que por ser él, puedo arreglar una estadía digna en Goldencity. Bueno, si es que se decide de una vez por todas a tomar parte del concurso para oficial. —Se detiene para aclararse la garganta para reanudar después—. Ahora, las justas se celebran cada año. Esto se debe a la necesidad de suplir puestos para liderar tropas en los frentes con aire nuevo y talentoso.

— Ten la certeza que se lo diré, amigo. De momento solo asegúrate de tener un buen viaje. —Contesta el Gobernador Athelbal en un tono cordial.

Máximo escucha pasos que se alejan y emite un suspiro. Entiende lo suficiente de política para creer que sabe del trasfondo de las guerras en el Este y en el Sur; las atribuye al deseo de unificación del mundo conocido por parte de la familia imperial Wayland en un solo estandarte.

Según los registros que ha podido observar, cada una de las guerras a las cuales se han arrojado, inician después de ataques sorpresivos por parte de la Familia Imperial. Eso por lo menos en el aspecto histórico, ya que las que sufren hoy en día, se podría decir que iniciaron ulteriormente a pequeñas escaramuzas que no pararon de crecer en intensidad y en muertos; generando los dos frentes de batalla tal y como se les conoce por estos días.

Lo que no logra entender el joven, o por lo menos de momento, es cómo funciona la diplomacia; tiene entendido que las guerras son sumamente dispendiosas para ambos bandos; y viendo el estado del Imperio al sumergirse en dos batallas a la vez, le sorprende que el Emperador no haya terminado con uno de los frentes a través de este medio.

Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora