XLI. Reunión (parte 1)

34 8 0
                                    

Michael se encuentra sentado bajo la confortable sombra que produce un enorme manzano; a su lado, una chiquilla con mirada dulce pero nerviosa lo contempla embelesada. Ambos integran un perfecto paisaje repleto de arbustos y flores de todos los colores.

-Debo irme Lilith... –Menciona el muchacho. 

–Lo sé Michael pero, ¿Estás seguro de que quieres quedarte en casa de Leandro? –Menciona la hermosa señorita con ansias, tal vez queriendo preguntar algo más.

El joven le dedica una mirada indiferente y responde: -supongo que sí. De momento es la mejor opción que tengo; él se ha ofrecido a hospedarme por tiempo indefinido por lo que no veo el problema.

 -Sabes que podría hablar con mis padres para que...

 –Ni lo menciones Lilith, ya he tomado la decisión y no pienso cambiarla. No te preocupes más por mí y hazme un favor: ¡No faltes más a tu academia!

La chiquilla se muerde el labio pero asiente. Observa extrañada, la forma tan significativa en la que aquél joven ha cambiado. Es autoritario pero sereno, rara vez pierde los estribos. Siente como aquella aura de alegría que siempre lo había rodeado ha desaparecido, para dar paso a una melancolía controlada que intenta involuntariamente ocultar. Se levanta y sigue con la mirada los pasos firmes de su amor, hasta que ve por última vez los dorados risos del joven que desaparecen tras los arbustos.

Michael camina con calma. A su lado viaja Astro con una manzana algo mordisqueada en la boca. Su cola ha crecido un poco más y resulta curioso y llamativo pues el resto de su cuerpo permanece bastante pequeño en comparación. Se dirigen a una reunión convocada en la casa del Gobernador de la ciudad, a la cual están obligados a asistir William y él.

Cuando llegaron a la ciudad, fueron recibidos por el emisario Preston y el mismísimo Gobernador de la mejor manera posible. Él terminó ubicando a todas las personas con las que llegaron, en pequeñas tierras productivas alrededor de la ciudad; para acto seguido ordenar a los soldados y algunos constructores de emprender la tarea en conjunto con aquellos nuevos tenedores de los terrenos de construir pequeñas casas en las que pudieran habitar dignamente. La ciudad garantizaría todos los materiales para dicha construcción. Así, según le decía a Preston, evita que las calles se llenen de desamparados. También aseguró que la corona había enviado comida para todos por un tiempo, y algunas semillas que serían repartidas entre todos aquellos tenedores de parcelas que fueran campesinos de profesión. A todos los demás, se les ayudaría a conseguir un trabajo que les permita vivir en su nuevo hogar.

William fue ascendido justo cuando regresó Leandro, se le otorgó el rango de Subcapitán y fue designado al cumplimiento de tareas en Goldencity.

El tema con Michael fue diferente; Preston lo recordaba por el difunto Gobernador Athelbal por lo que no pudieron decidir en el momento que hacer exactamente con él. Recordaba que tan insistente era el viejo con el tema de que su ciudad había sido bendecida con dos espléndidos talentos, los mejores que haya visto en su vida según palabras suyas. Y al ser Michael uno de ellos, relegarlo a ser un campesino o un herrero en su defecto, por lo poco que aprendió de su difunto padre, no pareció ser una buena idea.

Desde entonces lleva ocho días viviendo en casa del Emisario Preston, a quien no parecía molestarle realmente. Vivía en una casa espléndida, repleta de cuartos y sirvientes, con esculturas de madera y roca por todas partes.

 El viejo Preston, es más solitario de lo que se imaginó Michael; salvo por la presencia de alguna visita momentánea y de algunas trabajadoras nocturnas que asistían a la casa camufladas como mucamas, permanecía completamente solo todo el tiempo.

El día anterior y luego de escuchar por parte de Preston lo que Athelbal decía sobre el muchacho, Leandro había manifestado su deseo de hospedarlo para así continuar con su entrenamiento. Al parecer el capitán admiraba un poco al viejo por lo que continuar con la formación del joven al que le veía tanto futuro le pareció una idea fantástica.

Michael no se negó, el ocio del que gozaba dentro de la casa de Preston le propiciaba espacio para pensar todo el tiempo en su difunta familia, por lo que engancharse nuevamente con la milicia sonaba muy bien. La presencia de Lilith, aunque le encantaba, debía limitarse si no quería tener problemas con sus padres, pues la joven empezó a escaparse del internado todos los días durante cinco cortos días para visitarlo.

 Para Preston no representaba ningún inconveniente el recibirla por lo que hasta el momento no había informado a los padres de la niña, pero, cualquiera sabría que de mantenerse la conducta, sólo sería cuestión de tiempo para que el internado académico lo hiciera.

El joven atravesó la verja y emprendió un corto viaje cuesta arriba hasta la casa del Gobernador de la ciudad el cual vivía en una especie de pequeño castillo con murallas, pozo y dos pares de atalayas alrededor. Toda la estructura defensiva se ubica justo en la ladera de la montaña, mientras que el castillo reluce en la cima. 

A Michael le pareció bastante curioso la primera vez que lo vio puesto que la ciudad nunca había sido presa de ninguna clase de ataque; por lo que un castillo tan fortificado para resguardar a una sola persona y su núcleo familiar le pareció bastante inoficioso.

Al llegar a un pasadizo abierto, grande y de metal, ningún soldado le detuvo ni limitó. Tan solo le indicaron la ruta que debía continuar. La sorpresa se apoderó de él cuando descubrió que el terreno dentro de las murallas era bastante extenso. Avanzó por un sendero con algunas escaleras hasta que fue recibido por un sirviente, el cual con tono cortés le indicó que debía seguirlo por un pasillo adjunto.

En su recorrido observó que pese a que el castillo es bastante grande como estructura, su interior era algo modesto si se le compara con el interior de la casa de Preston. En la sala de estar se encontraban dos hermosas muchachas de aproximadamente unos quince y catorce años de edad respectivamente, conversando. Ambas se quedaron mirando fijamente al joven hasta que el sirviente con algo de prisa lo introdujo: - Este caballero responde al nombre de Michael Torguensen, proviene de la Ciudad Maderera y podría considerarse uno de los héroes de la tragedia del norte. Vuestro padre lo espera por lo que deberán disculparnos.

Ambas jóvenes se quedan ahí sin decir nada, una lo mira con bastante interés mientras que la otra suspira. Michael mientras tanto, avanza tras el sirviente hasta una enorme puerta que es abierta por dos soldados fuertemente armados.

En su interior observa caras conocidas. Se encuentran sentados alrededor de una mesa de mármol el Emisario Preston, el Gobernador Richard, el Capitán General Leandro y William.

-Toma asiento joven Michael. Te estábamos esperando. –Menciona Richard afablemente mientras se lleva un dulce a la boca. Todos los demás lo observan detalladamente mientras tras él la puerta vuelve a cerrarse.

Michael camina y con serenidad se sienta junto a William. No tiene muy claro el motivo de esta reunión pero sabe que William y él serán los personajes principales de la misma.

Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora