El pastoso paisaje no otorga mayor distracción que la proporcionada por el dolor punzante ubicado en los lumbares fruto de horas y horas de montar a caballo.
El líder avanza de primero y observa de tanto en tanto su entorno buscando indicios de algún movimiento sospechoso que señalen la presencia de más lobos o de cualquier otra criatura.
A Máximo los lobos, especialmente aquellos visitantes de la noche anterior, son los que más le preocupan. Los considera animales rencorosos. Rencorosos y astutos. Entiende que será difícil deshacerse de ellos en caso de que aún no hayan renunciado a darles caza.
Ninguno baja la guardia. La intemperie, sea de día o de noche, no es un buen lugar para transitar. Máxime cuando dicha intemperie se ubica literalmente en la mitad de la nada.
Michael lleva el arco en las manos, está ansioso y se prepara para soltar la flecha ante el más mínimo movimiento.
La niebla, en algún momento de la mañana, se fue disipando; dejando a su paso una pétrea imagen de un bosque frondoso. Asquerosamente frondoso e interminable.
— Al paso que vamos nos tomará un día más en llegar a los terrenos de la ciudad MonteLobo... —Menciona William, el soldado.
El hombre no ha parado de observar la posición del sol desde que la neblina se lo permitió.
— No podemos hacer mucho más, William. La tormenta de ayer nos atrasó y la neblina de esta mañana tampoco nos facilitó mucho las cosas.
>> Por fortuna, aún nos quedan unas cuantas horas de sol. Seguiremos avanzando hasta que esté lo permita.
>> Cuando caiga la noche, construiremos un refugio improvisado o utilizaremos una caverna o un árbol que encontremos para descansar. —Complementa el joven en tono seco.
— Sólo debemos asegurarnos de revisar apropiadamente la zona. Supongo que hablo por todos cuando digo que no quiero más sorpresas en medio de la noche... —interviene Michael mientras saca un pequeño trozo de carne seca y se lo come.
— Sería maravilloso que esa clase de visitas se puedan evitar — Comenta el soldado de nombre Jorg.
Jorg es el hombre más callado de la expedición. Cómo mucho, ha dicho un par de palabras desde que salieron de la ciudad Maderera.
— Bueno, con respecto a eso... —Responde Máximo agarrando un trozo de carne que le ofrece su hermano—, no creo que podremos hacer mucho más
>> Somos una presa fácil bajo el manto de la noche. Cualquier cosa que decida atacarnos en ese momento, tendrá clara ventaja... Solo espero que en el futuro nos encontremos con criaturas que al menos podamos repeler o derrotar, sin sufrir muchos daños.
>> Sería problemático... —Reanuda luego de tragar la carne seca que tenía en la boca—, que nos encontremos con algo más decidido a matarnos.
— ¿A qué te refieres con eso, Máximo? —Cuestiona Dryan atemorizado.
Michael lo observa con cara de pocos amigos. Comienza a fastidiarle la actitud miedosa que ha demostrado el soldado, que en teoría debería ser firme y enfocado, en apenas dos días de excursión.
Todos lo notan. Sus preguntas, que sea reticente a viajar de ultimo o de primero (en teoría es allí donde más peligro se corre), y su falta de arrojo comprobada en la noche anterior, cuando disimuladamente se ocultó tras los demás, hacen que sea difícil pasarlo por alto.
Máximos se voltea y lo enfrenta. — Soldado, ¿en serio desconoces la clase de criaturas que habitan en estos bosques o sólo está fingiendo ignorancia para evitar tus temores?
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Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)
FantasíaAcompaña a Maximo y Michael en su oscuro e incierto recorrido; en dónde tendrán que sortear situaciones en las cuales nunca pensaron estar, combatiendo contra lo que parece ser un destino plagado de muerte y destrucción. ¿La verdad sobre sus orígene...