El relinchar ansioso del caballo debido a la presencia inconmensurable de Magnus complementa la pintoresca escena de un padre aconsejando a su hijo sobre qué hacer cuando llegue a la capital.
Los quehaceres pronto llegaron a su fin y abrieron paso a una labor logística que comprendía básicamente en sugerencias sobre las rutas que debían tomar. Sim parecía tranquilo y mesurado. Tan tranquilo que ha Máximo le costaba creer que ese fuera el primer viaje de su hijo.
Klim por su parte enseñaba una expresión obtusa mientras con esfuerzo cargaba bultos repletos de raíces de falfas sobre la reluciente carroza. La timidez de Tita ha ido menguando con el pasar de los días; y ahora, para sorpresa del grupo, monta con soltura sobre el lomo de Magnus quien no parece molesto por llevarla todo el tiempo encima.
–Tita, para de una buena vez. –Sentencia Sim mientras con ahínco aprieta una soga sobre los sacos de raíces.
– ¡Pero papá Magnus ni lo siente! –contesta la niña sujetándose con fuerza al lomo del tigre quien bate sus alas con potencia en busca de alzar vuelo. La sensación que transmite el tigre cada vez que consigue volar no desaparece pese a que ya lo ha conseguido en un par de oportunidades.
–Déjala que se divierta con él por última vez, viejo amargado. –Intercede Máximo enfocándose en la mesa donde reposan sus armas, el dispositivo que utiliza como escudo y su capa raída.
–Máximo permíteme insistir frente a eso. No hay razón para que te vayas al regresar de la capital. Tu presencia no nos incomoda y siempre viene bien contar con un poco de ayuda.
–Aunque me encantaría quedarme, no puedo hacerlo. La decisión ya está tomada. Créeme, es mejor así.
–Tus circunstancias continúan siendo igual de enigmáticas y fastidiosas pero en fin... solo queda por decirte que en mi casa siempre serás bien recibido; por si decides quedarte una temporada o dos de más.
–Gracias por el ofrecimiento, pero aún no es tiempo de despedidas. Por el momento asegúrate de que tus mujeres no retrocedan en el proceso, que por cierto es casi tan enigmático como mis circunstancias. –remata Máximo con una sonrisa mientras se dirige a la mesa y empieza a acomodarse las armas con la intención de no mirar en dirección de Sim y su familia.
–Gracias por no haber insistido en el tema. Hablar del origen del proceso solo nos causa dolor.
– ¿Era una buena mujer? –cuestiona Máximo arrepintiéndose inmediatamente por mayúscula falta de tacto.
El Hombre guarda silencio por un tiempo e inclina un poco la cabeza. –La mejor mujer que haya existido. Demasiado buena para este mundo de mierda en el que habitamos. -Contesta finalmente.
–Parece ser que últimamente la vida se encuentra enfrascada en llevarse a la gente buena de aquí. Dejándonos a atrás pese a nuestros reparos.
–Así parece ser. –Responde el hombre tajantemente dándose vuelta y caminando en dirección al pórtico para abrirlo con suficiencia para que pueda pasar la carreta.
Máximo con una mueca y con dificultad camina hasta la carreta en donde ya lo esperan Klim y Magnus. Con un brinco sube sobre ella y se acomoda justo al lado de su tigre bajo la lona que ofrece una sombra muy atractiva.
El joven ha tomado las riendas de la carroza; y con notables nervios le indica al caballo que avance.
Atraviesan el pórtico y con rapidez toman una pequeña carretera que por su apariencia no está muy acostumbrada al tránsito. El follaje es espeso, el sol reluce y las nubes escasean. La combinación perfecta para un viaje tranquilo de no ser por la incertidumbre que genera el hecho de desplazarse al interior del imperio por estos días.
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Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)
FantasyAcompaña a Maximo y Michael en su oscuro e incierto recorrido; en dónde tendrán que sortear situaciones en las cuales nunca pensaron estar, combatiendo contra lo que parece ser un destino plagado de muerte y destrucción. ¿La verdad sobre sus orígene...