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– ¿Sigue sin importarte lo que les suceda? –Interrogó una voz femenina algo perturbada–, el contacto con esa piedra de rastreo podría complicarle aún más las cosas.
– Bien conoces la respuesta. Su destino no tiene nada que ver conmigo...
– ¡Y aquí vamos de nuevo! ¡Ese pobre chico no te ha hecho nada!
Las pequeñas arrugas que se le produjeron en la frente no lograron restarle ni un poco de belleza, pero la rigidez en las facciones si la incomodaron.
Con cautela, ella caminó hasta una pequeña ventana de la cabaña en la que se encontraban y allí se quedó contemplando a la nada. Los rayos del sol que ingresaban por el recuadro, no pudieron escapar y fueron perdiendo intensidad luego de ser absorbidos por sus ojos amarillos. >> Entiendo que estés enojado con toda su estirpe, pero abandonar a un chico, que puede ser el último en conservar tu sangre, es un total desperdicio.
– Él también es fruto indirecto de mi benevolencia, hermana. Suficiente hice por él cuando perdoné la indiscreción que cometió su abuelo. –La voz no daba indicio de estar alterado.
>> Estabas disuelta, por lo que pese a que te encanta mantenerte informada, no te lo comenté.
Los hombros de la mujer se contrajeron. – ¿Acaso hay algo que no sea fruto de tu mal llamada benevolencia, hermano? – cuestionó finalmente haciendo énfasis en la palabra hermano. La misma sonaba impropia cuando fue expulsada de sus labios–. Además, hayas sido benevolente o no, si ambos chicos mueren, ni tú podrás escapar de las consecuencias de la voluntad de Madre.
El hombre estiró su cuerpo en la pequeña silla de madera en la que se encontraba sentado para intentar disimular el disgusto que le producía todo el asunto del reproche. – La voluntad de Madre está muy debilitada por lo que su castigo no es algo que me asuste... –le dijo– Y te recuerdo, aunque no debería, que su familia fue la que rompió nuestro acuerdo en primer lugar.
– Y yo no debería recordarte que a excepción de ese difunto y mediocre herrero, y de estos dos niños mestizos, todos fueron castigados por hacerlo. ¿O es que acaso alguien más de su clan camina entre nosotros y lo tienes bien escondido?
– Nuevamente conoces la respuesta –sentenció con indiferencia–, todos ellos labraron su propio destino. Fueron arrogantes, y gracias al poder que la fortuna y yo les concedimos, especialmente a su patriarca y a su predecesor, se dieron el lujo de subestimar a los engendros... Y ya conoces su final.
Con una pequeña risa, la mujer desvaneció la tensión que se estaba acumulando al interior de la cabaña. – Eternos, hermano. Padre no estaría muy feliz al encontrarte insultando a su preciada creación.
El entrecejo del hombre se contrajo, causando que la sensación térmica de la cabaña cayera rápidamente. – Padre puede irse a la mierda. Su manipulación de los estúpidos Gemelos trastornó el orden de Madre; y mira a lo que nos ha llevado.
– Padre ya fue castigado. Madre se encargó personalmente de hacerlo...
– Pero la alteración no pudo deshacerse; y madre continuará pagando el precio hasta que el orden vuelva a reinar.
La chica contempló su dorada melena bajo los rayos del sol sin preocuparse por nada más a su alrededor. – Y aquí estas tú, el único de nosotros que todavía puede retomar el orden al hacerle frente a los engendros y al maldito gemelo que me tiene en este estado, sentado de brazos cruzados y condenando a toda su empresa al fracaso, al desperdiciar sus últimas dos fichas.
El comentario fue mordaz, incluso para el nivel de conversación que acostumbraban a sostener. El hombre permaneció en silencio contemplando la espalda de su hermana sin saber qué decir con exactitud.
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Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)
FantasyAcompaña a Maximo y Michael en su oscuro e incierto recorrido; en dónde tendrán que sortear situaciones en las cuales nunca pensaron estar, combatiendo contra lo que parece ser un destino plagado de muerte y destrucción. ¿La verdad sobre sus orígene...