XXXII. Amenaza

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El soldado desenfunda un sable cuyo filo reluce aún en la oscuridad. Le entrega la antorcha a Joseph y se acerca a Máximo con la intensión de intimidarlo. Blancas perlas relucen bajo una mueca de desprecio. - vamos chico, no tengas miedo. Tu muerte no será dolorosa. Tal vez la de tu amigo lo sea, pero eso, sin duda, no será problema para un cadáver consumido.

Máximo suspira y se lleva la mano a la cabeza, la arrogancia inicial ha desaparecido y le ha dado paso a un fingido pánico que solo Michael distingue. De la nada, Máximo arroja una pequeña daga de un tamaño no mayor a unos cuantos centímetros. La daga, negra como la noche, se incrusta profundamente en el cráneo del soldado el cual termina cayendo pesadamente por su armadura al irregular suelo.

-Guerrero cinco estrellas... El mejor chiste de la vida. Solo eras una maldita basura arrogante y sin talento. –Comenta Michael mientras Máximo emite una carcajada.

Joseph, quien aún no comprende todo lo que está sucediendo, se queda en el lugar paralizado. Su mirada atónita recorre en repetidas ocasiones la escena resultante del enfrentamiento. Michael tensa su arco y apunta directamente a su cabeza, menciona con tranquilidad: - ¡Más te vale que te quedes quieto, traidor!

Joseph se arrodilla y pone las manos sobre el suelo. Máximo se acerca y con un golpe seco del pomo de la espada lo noquea.

El par toman los dos caballos de sus rivales. Desarman al inconsciente Joseph y lo suben sobre el caballo que montará Máximo, Michael toma los dos cachorros y dirige el camino. Siguen las pronunciadas huellas causadas por Joseph y el difunto cuando cabalgaban sin precaución ni cuidado por las laderas. El camino continúa, para su sorpresa, por unas cuantas horas hasta que en el horizonte, a cientos de metros en un claro proporcionado por la raíces de tres enormes árboles, observan el humo y la iluminación amarillenta e irregular fruto de una vívida fogata.

Se acercan con cautela luego de dejar los caballos atados junto a Joseph. Lo amordazan, por temor a que despierte y avise a sus compañeros de su presencia, caminan hasta ubicarse tras los troncos de los árboles.

A unos cuantos metros, atado en un estado apenas reconocible, se encuentra el moribundo William. Junto a él, cuatro personas se ubican alrededor del fuego, tres de ellos duermen plácidamente, mientras el cuarto cabecea intentando no sucumbir bajo el letargo de la noche. Se trata de los soldados que vieron a las afueras del lugar del sacrificio, lo saben por sus armaduras.

Máximo se acerca con Magnus metido dentro de la chaqueta, con un tajo elimina rápidamente al hombre somnoliento y se desplaza lentamente a los cuerpos tendidos en el piso. Los remata sin mucha dificultad, bajo un charco asqueroso de sangre.

-William, ¡despierta! ¡Despierta de una vez, maldita basura!, No tienes permitido caer aquí. –Sentencia Michael mientras se acerca a William y lo levanta suavemente del suelo pensando en lo peor. Esté, a su vez, para tranquilidad del dúo, emite sonidos de dolor e intenta incorporarse al distinguir la pareja de personas que tiene al frente.

-Tardaron mucho, chicos... Un poco más y... -Silencio, no hables más. Conserva tus energías. Luego hablaremos de lo que quieras, William. –Interrumpe Máximo obligándolo a recostarse.

-Michael, trae a Joseph, amárralo a aquel tronco. Empezaremos nuestro recorrido mañana de vuelta a casa. Nos llevaremos como prisioneros al Trasgo y a Joseph. Interrogaremos al traidor al despertar y pensaremos en el plan de acción.

Michael asiente e inmediatamente trae a Joseph y lo ata a unos cuantos metros de ellos. Apagan el fuego por temor a que haya más tropas en la zona que los puedan emboscar.

Temprano en la mañana, el grupo despierta con plena intención de hacer rendir su viaje. Después de una noche de descanso, el maltrecho cuerpo de William se ha recuperado lo suficiente para despertarse y ponerse de pie. Explica después de unos instantes, que fue sometido por el soldado cinco estrellas el mismo día en el que Máximo y Michael ingresaron en la grieta. Desde ese día fue interrogado y torturado para que les contara sobre dónde estaban sus demás compañeros y sobre qué habían averiguado hasta el momento. Después de mucho torturarlo y de pensarlo detenidamente, decidió contarles sobre el paradero de sus acompañantes. Sabía que con las habilidades del dúo, salvo un fatídico contratiempo al interior de la grieta, un soldado cinco estrellas no representaría ninguna clase de amenaza para la vida de ellos, por lo que procedió sin temor alguno.

Máximo y Michael después de un corto silencio empezaron su relato, le contaron sobre las dificultades con los Iluminados y la imposibilidad de capturar a otra alimaña para interrogarla. Siguieron con el tema del enfrentamiento del Tigre Alado y al final, luego de contarle la historia del huevo, le presentaron al calmo Magnus. William, con notable dificultad se acerca a la criatura con la intensión de tocarle, pero antes de conseguirlo sé detiene al observar la expresión de enojo del Tigre: le enseña un pequeño juego de dientes tan afilados como agujas, acompañados de un gruñido que quizás en otra época produzca un profundo temor, pero que en el momento solo despierta dulzura.

William, retira su mano y observa como su expresión cambia. Michael se acerca y le acaricia la cabeza sin problemas. El tigre por su parte, voltea y se dirige hacia Máximo con la intensión de ser puesto de nuevo entre los brazos del joven.

-Parece que no le agradas mucho, William. –Sentencia Máximo mientras levanta al cachorro y lo acomoda entre sus brazos. Astro, quien observaba la escena perezosamente desde un tronco, corre hasta William y lo consuela con su esponjosa cola dorada. El soldado da un suspiro y levanta a Astro, contestando: -Al fin y al cabo me gustas más tú.

El trio se sonríe en simultáneo. -Como sea. Considero que antes de partir nos encarguemos de un asunto que tenemos pendientes. –comenta Michael mientras señala en dirección de Joseph, el cual al parecer, despertó hace un tiempo por los sonidos extraños que viene emitiendo.

Máximo camina hasta Joseph y le quita la mordaza. Lo suelta del árbol teniendo cuidado de no liberarlo de las muñecas. Lo arrastra hasta el medio del claro y lo arroja con fuerza contra la tierra. Su cabeza se golpea y le causa un pequeño corte sangriento en el labio.

Joseph no se lamenta, no dice nada. Se lame la sangre que le emana del labio con aspecto demencial. Susurra cosas ininteligibles, y se muerde constantemente el labio superior.

William camina hasta él, y con una pesada patada en su espalda lo hace retorcer de dolor. –Yo me encargaré de acabar contigo, hijo de puta. La cantidad de dolor que sufrirás será inversamente proporcional a la cantidad de información que nos brindes. Te lo dije desde el principio Joseph; te dije que te arrepentirías en algún momento por haberme torturado.

Joseph sonríe sin mucho sentido, sigue murmurando cosas incompresibles por un tiempo, hasta que de pronto, clava su mirada en Máximo. Detalla el rostro del joven en un extraño silencio hasta que menciona: -Ya todo está perdido. -Y arremete de la nada con un ataque de risa.

-Dime a quién llamas "Señor" Joseph; y ¿A qué te refieres con que ya todo está perdido?

-Más te vale responder rápido y claro, realmente deseo causarle mucho dolor a tu miserable vida de perro. –Interrumpe William mientras toma una daga del cinto de Michael sin permiso.

-Todo está perdido para ustedes, Amón ya debe haber iniciado con su plan. Las cinco ciudades sucumbirán ante la gracia del Señor y se convertirán en el primer paso de una larga cadena de sacrificios, antes de convertirse en el amo de todo. Dichosos aquellos que están de su lado. - lo último lo termina con espasmos fanáticos, su semblante refleja una locura nunca antes vista.

-¿Ósea que el ejército de tu señor atacará las ciudades del Norte o serán las tropas de Amón? –Menciona Michael con un nudo en la garganta, no le otorga mucha credibilidad a las declaraciones hechas en el estado demencial que deja entrever Joseph, pero el tema lo sigue incomodando profundamente.

-¡No te atrevas a comparar a mi Señor con un simple soldado! Amón es un soldado más que engrosa sus filas. El Señor junto a sus Iluminados están tocados por la gracia divina y seguro  que acabarán con los obstáculos Norteños.  Iniciando por tu asquerosa ciudad, niño de mierda.

Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora