El día de compras transcurre con parsimonia mientras las niñas revolotean entre diferentes tiendas. El mercado de la ciudad Goldencity es bastante más animado que su homólogo en la destruida ciudad Maderera. Diversas tiendas ambulantes, con toda clase de baratijas; frente algunos locales un poco más finos componen el panorama completo. Los olores y los colores abundan por todos lados. La comida fresca le abre el apetito a los transeúntes cuando observan una surtida variedad de carne humeante postrada en diferentes tiendas. Los compradores son lo menos curioso en toda la escena, pues sean acaudalados o no, todos están bien bañados y arreglados. Tal situación constituye una regla no escrita cumplida por todo aquél que desee adquirir algún producto en el mercado. Los ciudadanos acaudalados asisten escoltados por mozos poco dispuestos a cargar con las cosas que compran sus señores y por algunos mercenarios que se encargan de cuidar de que sus empleadores no sean víctimas de hurtos o intimidaciones.
-¿Por qué su padre no ha enviado mozos para que carguen con las cosas que compren, ni soldados para que las protejan en caso de un ataque?
Elena tuerce los ojos antes de contestar. –Todas las tiendas tienen la obligación de enviar las cosas al castillo. Y por nuestra seguridad no debería preocuparse nadie y papá lo sabe. Mi hermana y yo somos magas; y eso basta para protegernos de cualquier amenaza.
-Además, en caso de necesitarlo, todos los soldados que veamos están en la obligación de socorrernos. –Complementa Katrin con humildad.
-Ya veo, sería lindo tener tantas comodidades todo el tiempo. –Contesta Michael mientras intenta alcanzar a las hermanas. Seguirles el paso ha resultado ser toda una odisea en medio de tanta gente.
-Ven, hemos llegado. Aquí comprarás todo lo que necesites. -Menciona Elena mientras ingresa a un edificio de tres pisos bastante imponente si es comparado con las demás estructuras de la zona.
En la recepción son recibidos por un hombre sumamente arreglado. Con una cara rasurada y un cabello bastante corto emblanquecido por la edad. –Cómo puede este humilde servirles el día de hoy a tan estimada visita. –Menciona cortésmente.
-El día de hoy necesitamos ropa para este caballero. Así como la mejor espada con la que cuenten, preferiblemente un mandoble; junto a un centenar de las mejores flechas que tengan.
-Por favor acompáñenme al segundo piso para que puedan escoger la ropa mientras mando a traer el resto del pedido.
El trío camina tras aquel hombre escaleras arriba hasta llegar a un sitio repleto de toda clase de prendas. Las hermanas se sumergen en la mercancía mientras Michael queda relegado a un segundo plano. De la nada es abordado nuevamente por el hombre, quien agradablemente pregunta: -¿El estimado caballero practica alguna clase de magia elemental? pues de ser así el día de hoy corre con suerte, ya que contamos con un par de Tótems que podemos darle a un módico precio.
-Muchas gracias por la oferta pero pasaremos por el momento. –Se limita a responder Michael mientras observa a las hermanas seleccionando las prendas que presumiblemente tendrá que usar.
-Campesino, ven aquí. –Sentencia Elena con autoridad.
Michael sonríe mientras se desplaza tranquilamente. Ha decidido pasar por alto algunas cosas con relación a Elena para así evitar de una vez por todos los conflictos. Al parecer Elena ha llegado a la misma conclusión pues se muestra algo menos incisiva y grosera.
Al llegar al sitio donde las hermanas discuten, le colocan sobre el pecho dos prendas con colores bien distintos. Después de algunos segundos de contemplación Katrin menciona: -Nos llevaremos los dos. Ya puedes irte.
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Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)
FantasíaAcompaña a Maximo y Michael en su oscuro e incierto recorrido; en dónde tendrán que sortear situaciones en las cuales nunca pensaron estar, combatiendo contra lo que parece ser un destino plagado de muerte y destrucción. ¿La verdad sobre sus orígene...