XXXIX. Decisión (parte 1)

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El sonido rítmico emitido por el crepitar de una fogata despierta al hasta ahora inconsciente Máximo. Emite algunas pequeñas quejas que son atendidas rápidamente por Magnus, quien ronronea y se ubica con mucho cuidado sobre el pecho de su amo. –Así que estás a salvo –masculla el joven. Lo último que recuerda es la sensación de hendir su espada en el ojo de la asquerosa criatura para luego ser arrojado ferozmente por los aires. Se acuerda de la vastedad del cielo azul y del sentimiento de urgencia que afloró sin querer en plena caída, y lo obligó a proteger a su cachorro. Aquella hermosa criatura, crece sorprendentemente a pasos agigantados; ahora su boca proyecta pequeñas agujas blancas un poco más grandes y robustas que las que tenía antes y las cuales no duda en clavar en todas partes. Sus alas, esponjosas como las nubes, han empezado a expandirse, obligando a los músculos de la espalda a seguirles el paso. Pronto volará y su cuerpo se prepara para ello.

Máximo se esfuerza y con dificultad se pone de pie. Observa a su alrededor y visualiza a la mitad del grupo con el que logró salir de la ciudad. -¡Por fin despiertas, jefe! Pensé que tendrías muchos huesos rotos pero por lo que veo, estás hecho de acero.

Máximo sonríe pero no dice nada, no está de humor para charlas ociosas. Su corazón destrozado se pone a tono con las imágenes reticentes que le llegan a la mente con cada parpadeo y le agobian la existencia. -¿Dónde está Michael? –Se limita a preguntar.

-Debe estar llegando a Goldencity. Ha partido hace tres días con los soldados que sobrevivieron en busca de ayuda del Gobernador de la ciudad.

-¿Por qué permitiste que marchara solo? Debimos movernos todos juntos. Si alguien nos ataca en este momento, solo nosotros dos no podríamos protegerlos a todos. –Responde el joven con cierto deje paranoico.

-No llegaríamos nunca a tiempo si nos desplazamos con tanta gente. Observa, aquí hay niños y ancianos que no podrían soportar las travesías de esta clase de viaje ni aunque quisieran; menos aún, de uno con un ritmo exigente que perdure durante varios días. Además, deberías tener claro otra cosa: cualquier puto humano, que viviera cerca de la ciudad fue masacrado; por lo que aquellos infelices que lograron escapar deberían encontrarse, al menos, a decenas de kilómetros de aquí.

Máximo lo piensa y asiente, realmente tomaron la mejor decisión. Cuando estaba a punto de decir algo, es interrumpido por William, quien con voz autoritaria menciona: -¡Reúnanse todos! –Espera unos cuantos instantes hasta que la multitud que los acompaña se encuentra cerca de la fogata para reanudar: -Él es Máximo, muchos de ustedes deben conocerlo de antemano, pero para quien no lo haga, este joven siempre ha vivido en su ciudad; y fue discípulo del Gobernador Athelbal. De ahora en adelante, hasta la llegada de los refuerzos de Goldencity, él estará a cargo. Todos deben cumplir con lo que les ordene y no hay discusión al respecto.

La multitud guarda silencio y asiente con efusividad. En sus ojos se refleja un brillo de admiración que roza con la idolatría, en este momento, mirarían despectivamente al mismísimo Emperador, si estuviera de pie junto al joven. Todos aún recuerdan la forma en la que se encargó de las decenas de Orcos y Trasgos que los amenazaban en la ciudad, así como del enfrentamiento corto pero espléndido con aquella criatura tan similar a una serpiente que amenazaba con comérselos a todos de a bocados.

-Las cosas se seguirán manejando conforme a lo que ha dicho William. Esperaremos pacientemente en este sitio el regreso de mi hermano Michael junto a los refuerzos. Deseo que nadie cause problemas durante nuestra efímera convivencia pues realmente no me encuentro de humor para solucionar con amabilidad ningún problema causado por un insensato.

El rostro del joven es impasible, pese a la mirada descontenta de William. Quien obligado por la situación complementa: -ya pueden dispersarse; traigan un poco de conejo para que Máximo pueda comer. Todos los demás, regresen a sus tareas.

Sangre de Dios: El Imperio. (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora