NO, NO QUIERO

237 18 2
                                    

CARTAS AL MARINERO (Capítulo 47)

IÑIGO

Después de haber besado a Moon me dirigí al baño, para cuando regresé Moon ya no estaba, así era ella, enigmática, nunca sabía que esperar de ella, o cual sería su siguiente movimiento, me senté a tomarme otra cerveza, y luego me dirigí a la entrada de la cocina esperando ver Liss, se abrió la puerta de la cocina y era Valentina, le pregunté por Liss, —está trabajando, déjala tranquila— respondió, al parecer yo no le caía nada bien a Valentina, me quedé ahí parado esperando a que saliera Liss, pasaron unos 40 minutos, cuando por fin la vi, estaba con sus mejillas rojas, supongo por el calor de la cocina, olía tan rico, era una mezcla de fresas, sandías y su perfume, se me quedó viendo, frunció el seño y pasó al lado mío sin saludarme, lo que me asombró mucho.

—Liss, ¿qué pasa? ¿Por qué me ignoras?— pregunté.

No volteó siquiera a verme, siguió caminando, la seguí, ella siguió su paso, yo fui tras ella.

—Liss, te estoy hablando— dije de tono más fuerte.

Ella caminó más rápido, entró a la bodega e intentó cerrar la puerta, lo impedí.

—¿Qué traes? ¿Por qué me ignoras? ¿Qué te hice?—

Volteó a verme tenía sus ojitos llenos de lágrimas, —¿Que pretendes Iñigo, a que estás jugando? Vienes acá a decirme que soy hermosa que soy maravillosa, me dices cosas que nadie más me ha dicho, me haces sentir bonita, ¡me besas! ¡Aún cuando sabes que estoy casada me besas! Te conté mi vida, te mostré lo que han hecho conmigo, y porque soy el desastre que soy, te me has metido en la mente y en el alma, te siento en cada poro de mi piel, no puedes venir y darle amor a quien nunca lo ha tenido, solo por aburrimiento o para no sentirte solo, ¡es cruel! Se perfectamente que no soy bonita y que no estoy a la altura de un marinero como vos, pero no seas cruel, no me saques de jaula para llevarme al cielo y abandonarme ahí aún cuando sabes que no se volar porque me han cortado las alas, porque eso duele, así que lárgate y déjame sola, ¡yo no soy un puto juego!— gritó mientras las lágrimas salían sin que ella pudiera evitarlo.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, me bombardeó, estaba totalmente dolida, y lo único que se me ocurría era que, ¡joder! ¡Seguramente me vio besar a Moon! Soy un perfecto imbécil, seguramente eso pasó, y si fue así, entiendo el porqué se siente usada, no se que decir, lo único que deseo en este momento es abrazarla y besarla, quiero que deje de llorar, me duele verla y escucharla llorar.

—Liss, no entiendo porque estas así pero lo lamento, quiero que sepas que no he intentado jugar con vos, yo ni pienso lastimarte, como lo hab hecho otros, te lo prometo, yo te quiero— dije.
«Pero, ¿qué carajo acabo de decir? ¿Por qué dije eso? Dios, ¿la quiero? ¿Me traicionó el subconsciente?» pensé.

La cara de Liss, cambió rotundamente y esbozó una ligera sonrisa mientras limpiaba sus lágrimas.

LISSBETH

Estaba molesta con Iñigo, no quería verlo, no quería escucharlo, nada, intenté evadirlo pero me siguió hasta la bodega, donde no aguanté más y le grité unas cuantas cosas, a lo que él respondió con un «te quiero», que me paralizó el corazón e hizo que me olvidara de mi enojo por un momento, pero mi orgullo no me permitió ceder.

—Usted no quiere a nadie, que me va andar queriendo a mí— dije, dirigiéndome a la salida.

—¿Ah, si?— respondió, mientras en su rostro se formaba esa hermosa sonrisa de medio lado.

Me tomó del brazó, me llevó hasta él, se me quedó viendo fijamente, yo empecé a temblar, me llevó contra la pared, y me besó, me besó apasionadamente, y no pude desistir, le correspondí al beso, sus labios sabían a cielo, a mar, a libertad, él sabía a sueño y no a pesadilla.

De pronto alguien entró a la bodega, pensé lo peor, abrí los ojos y era Valentina, en cuanto la vimos, nos soltamos, Iñigo se disculpó y salió del lugar.

—Vale, soy una infiel, lo sé— dije, agachando la mirada.

—No Liss, a ver no agaches la mirada no te sientas menos, Hernán no merece absolutamente nada de tu parte, solo no quiero que te lastimen más, pero si ese marinerito te hará feliz, yo te apoyo, ven vamos que celebrar comiendo del nuevo helado que trajeron en la mañana, está aquí en el congelador de la bodega, es de guanábana, tu favorito— dijo Vale, muy sonriente.

Sentí alivio, nos dirigimos al refrigerador, vale sacó el pote de helado, lo abrió, tomó dos cucharas y me dio una, en cuanto probé un poco no lo toleré, me pareció desagradable no aguanté y vomité, Vale y yo nos quedamos viendo.

—Liss, ¿te estás cuidando?— Preguntó.

—No, Hernán no me lo permite— respondí.

—¿Cuándo fue tu último período?— preguntó.

—No sé— respondí.

—A ver espera, no te muevas, ya regreso dijo.

Pasados unos quince minutos Vale regreso con 10 pruebas de embarazo, me acompaño al baño, y me hice una tras otra, todas dieron el mismo resultado.

POSITIVO.

Continuará...

- Lissbeth SM.

CARTAS AL MARINERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora