NO TENGO FAMILIA

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 45)

Desperté a eso de las 5:00 a.m. sentía unas manos recorrer mi cuerpo, abrí los ojos y era Hernán, estaba encima de mí, tocándome, besando mi piel, lo detuve, —Hernán, no quiero, déjeme, necesito dormir, trabajo hasta tarde, lo único que necesito es dormir— dije, me dio una bofetada de esas que te mueve todo, —¿cuándo va entender que usted es mía, y yo puedo tomarla cuando se me de la gana?— dijo, penetrándome de una, me dolía, me dolía mucho, solo me quejaba, no sentía placer, sentía asco, sentía repulsión, y no podía hacer nada, no tenía el apoyo de nadie, ni de mi familia, Hernán eyaculó y se quitó de encima de mí, me levanté con los ojos llenos de lágrimas y bajo la regadera volví a ir a la pasado, recordando que mi familia nunca iba a apoyarme, ya que muchas veces fueron ellos los que me atacaron por la espalda.

Regreso 3 años atrás, cuando Jeremy tenía un año y ocho meses, en las vacaciones de junio, no se como logré convencer a Hernán, de que me dejara ir de vacaciones a Petén, el lugar donde vivía toda mi familia materna, fui sola con Jeremy y me quedé en casa de mi tía Anastasia, que vivía con su esposo Frederic y sus dos hijas, Kate la mayor y Eliana la mejor, cabe mencionar que mi tía Anastasia siempre fue mi tía favorita porque fue quien cuidó de mí cuando era niña, pero esa es otra historia, y también fue la que hizo mi vestido de novia, mi tía siempre me ha tratado bien, y ha sido dulce conmigo, cuando llego a donde vivía mi tía, me encontré con mi amigo y pastor Adventista, Ramón, aaaah Ramón, vamos un año más atrás, era la navidad del 2003, Jeremy tenía 9 meses, la había vestido con un vestido blanco hermoso, mamá y mis hermanas Savannah y Jordana, habían ido al servicio de la iglesia, y habían llegado a casa con dos pastores estudiantes, Ramón y Enriqueto (si se llamaba como mi suegro) mi hermana Jordana formó una amistad muy bonita con Enriqueto, y mi afinidad fue con Ramón, Ramón era mexicano, de Veracruz.

Durante ese año, Ramón y yo hablábamos esporádicamente, Hernán no se lo tomaba a mal porque Ramón era pastor, así que no había problema, en ese viaje a Petén, fue muy grato encontrarme con él, y en cuanto él me vio se sintió tan feliz, porque al fin un rostro conocido en aquel lugar, llegó a saludarme a casa de mi tía, y me invitó a la campaña evangélica que él estaba llevando acabo, en la noche mi tía, mis primas y toda la familia nos preparamos para ir a la campaña, cabe mencionar que Jeremy le tenía cierto cariño Ramón y que cuando le veía le daba los brazos para que él la cargara, llegamos a la iglesia donde sería el servicio en el que Ramón predicaba, en cuanto Ramón me vio llegar, corrió a abrazarme, tomó a Jeremy en sus brazos, saludó a mis primas y también a mis tíos, me llevo hasta la primer banca de la iglesia, nos sentamos ahí, con mis primas, él tenía a Jeremy en sus brazos, cuando llegó la hora de predicar me dio su celular y su billetera, dio el servicio y cada cierto tiempo volteaba a verme y me sonreía, yo le devolvía la sonrisa.

Terminó el servicio, salimos todos de la iglesia, Ramón se nos quedó viendo —llego al ratito para que platiquemos, yo vivo muy cerca de donde tu tía Anastasia, y no sabes lo feliz que estoy de verte, al fin una amiga en este lugar— dijo, le dije que si, mis primas estuvieron de acuerdo, a mi tía no pareció molestarle la idea, salimos de la Iglesia y nos dirigimos a casa de mi tía Anastasia, cinco minutos más tarde llegó Ramón, con papas, gaseosas para todos, nos sentamos en el patio, el jugaba con Jeremy, a eso de las 10:00 p.m. se despidió de todos, a mí me abrazó, a la mañana siguiente mi prima Kate y yo fuimos a la tienda, y justo estaba Ramón afuera del cuarto en el que vivía, me saludó de lejos me llamó, mi prima Kate y yo fuimos, me mostró su cuarto pero no entré lo vi desde afuera, Kate y yo nos dispusimos a irnos, —Oye Liss, ¿podemos ir a cenar hoy? Quiero invitarte a comer algo ya que mañana te vas— dijo.

—Si, pero me llevo a Kate, no pudo ir sola— respondí.

—Me parece perfecto, paso por ustedes a las 7:00 p.m.— dijo.

Cuando llegamos a casa le comenté a mi tía Anastasia dijo que estaba bien, es más ofreció prestarnos su camioneta, yo le marqué a Hernán, le conté de la invitación de Ramón y dijo que estaba bien, para cuando dieron las 7:00 p.m. Ramón llegó por nosotras, nos fuimos en la camioneta de mi tía, con mi prima y Jeremy, fuimos a cenar a un lugar muy sencillo, platicamos, reímos y a eso de las 9:00 p.m. Ramón nos llevó a casa de mi tía, nos despedimos porque al día siguiente yo regresaba a mi casa, me entré a casa de mi tía, fui a dormir, y a eso de las 11:00 p.m. Jeremy me despertó, estaba quejándose, la toqué y tenía mucha fiebre, desperté a mi prima, y en mi desesperación, llamé a Hernán, no me respondió, entonces llamé a Ramón, llegó inmediatamente, me preguntó que hacíamos, le dije que ya sabía que darle porque sabia que era su garganta y pues yo estudié enfermería, —pues vamos a comprarlo, me presta su camioneta para llevarla— dijo Ramón a mi tía Anastasia.

Con toda la vergüenza del mundo, le dije que no tenía dinero para comprar la medicina, —pero yo si tengo, así que vamos a comprarle medicina a Jeremy— dijo Ramón, nos subimos a la camioneta y él le compró las medicinas a Jeremy, en la farmacia cuando nos dieron la medicina me vine abajo y empecé a llorar, Ramón me abrazó fuerte, me dio un beso en la fiebre —te quiero— susurró, subimos a la camioneta, nos fuimos a casa de mi tía, le dimos el medicamento a Jeremy y al poco tiempo ella estaba bien, Hernán devolvió la llamada hasta otro día, le conté lo que había pasado y le depositó el dinero a Ramón, me fui al siguiente día, llegué a casa todo bien, una semana después de mi viaje, a mamá le llama mi tía Mar, la esposa de mi tío Héctor, y le dijo que no era justo que yo estuviera engañando a Hernán que tan buen hombre era, y menos sacando de los caminos de Dios al pastor Ramón, le contó todo lo que Ramón y yo habíamos hecho, que fuimos a cenar, pero la vieja panzona, chismosa, le dijo que habíamos ido solos, nunca mencionó a Kate y que mi tía Anastasia nos alcahuetiaba porque hasta nos había prestado la camioneta para ir a comprar condones, y que yo me había ido a meter al cuarto de Ramón sola, que eso no era decente.

Llegó mamá a casa y me cacheteó frente a Hernán, le contó a Hernán lo que le habían dicho y se fue, dejándome ahí con el demonio, Hernán me tomó del pelo, y me quitó el teléfono, vio mis mensajes y encontró uno de Ramón que decía: «Dios te bendiga amiga, te quiero», Hernán se volvió loco, me golpeó, me pateó, me escupió, me prohibió volver a hablar con Ramón.

¿Cómo podía pretender recibir ayuda de mi familia, si mi familia era la que más me atacaba?

¿Cómo podía pretender buscar refugio en los brazos de mamá, si era mamá quien me lanzaba al infierno?

¿Cómo pretendía salir de mi cárcel si mi familia amaba al carcelero?

¿Como podía salir volando de la jaula, si mi familia era quien me había cortado las alas?

Continuará...

- Lissbeth SM.

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