EL COMIENZO

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 1)

«—No por favor, ya no,— supliqué, mientras el cinturón dejaba marcas en mi piel, él me veía con odio, ¿cómo era posible que esos ojos que antes me veían con amor ahora me veían con tanto odio? ¿Por qué estoy con él? ¿Por qué me está pasando esto? Mientras mi mente se llenaba de preguntas, mi cuerpo se estaba llenando de moretones, gracias a los golpes que recibía con el cinturón del que creí el amor de mi vida».

•••

CUATRO AÑOS ANTES

Laura no está, Laura se fue♪
Laura se escapa de mi vida♪

Sonaba una y otra vez en la radio, era la canción de moda, o era la única que sonaba, aún no lo sé, corría el mes de enero del año 1999, jamás voy a olvidar ese día, tenía 12 años, me gustaba mucho salir por las noches a sentarme en la ventana de la vecina, había una iglesia a dos casas de mi casa y a una casa de la casa de la vecina, con el frío de la noche todo se veía o escuchaba más bonito.

De pronto lo vi aparecer a lo lejos, era un poco más alto que yo, de complexión delgada, cabello lacio, cuando estuvo un poco más cerca de mí, pude darme cuenta que sus labios eran delgados, era de tez blanca y en su rostro habían unas cuantas pecas, no voy a mentir, me pareció guapo, bastante guapo, nunca antes lo había visto, algo que me pareció muy extraño para vivir en un pueblo tan pequeño, en cuanto me vio se bajó de la acera, «que grosero», pensé.

—No muerdo— dije, en cuanto pasó frente a mí.

Volteó a verme con una cara de pocos amigos, —ahí, está— respondió, subiéndose a la acera, de forma tan brusca que hizo sonar su zapato contra ella, yo no dije nada, él sonrió, tenía una sonrisa bonita.

Él se alejó, y yo seguí escuchando la canción en mi discman, cuando dieron las 9:00 p.m. sabía que tendría que entrar a casa, así que me dirigí adentro, mamá y mis dos hermanas me esperaban, entré, y me fui directamente a dormir, al día siguiente hice todos los quehaceres de la casa muy animada, en la tarde me dirigí a clases al Colegio cristiano en el que estudiaba, de vez en cuando llegaban a mí pensamientos del chico que había visto la noche anterior.

Llegué del colegio a eso de las 6:00 p.m. ayudé a mamá con la cena, cenamos, tomé un baño, me cambié, y salí corriendo a sentarme a la ventana de la vecina, pasados unos treinta minutos, apareció él a la vuelta de la esquina, desde que lo vi a lo lejos, sonreí, pero volteé a ver hacía el otro lado, no podía mostrar interés, de pronto sentí que alguien se sentó a mi lado, volteé rápidamente, ¡era él! ¡Dios mío era él!

—Hola, me llamo Hernán— dijo, sonriendo.

—Hola, soy Lissbeth— respondí.

Él sonrió nuevamente, —perdón por lo de anoche, no quise ser tan grosero, solo que sentí un poco déspota lo que usted me dijo— agregó.

—No se preocupe yo entiendo— respondí, (de usted, ¿en verdad nos estamos hablando de usted).

—¿Cuántos años tiene?— preguntó.

—12, ¿y usted?— respondí.

—¿12? Wow se ve mayor, yo tengo 15— respondió.

Supongo que me veía mayor por mi físico, era de complexión llenita, pechos grandes, cabello largo, muy ondulado, castaño oscuro, y desde que cumplí los doce me gustaba usar un poco de labial rojo, mi abuela lo usaba y se le veía tan bien, que yo empecé a usarlo.

Hablamos por más de una hora, hasta que mamá salió a llamarme, se me había pasado por alto la hora de la entrada, —debo irme— dije, saliendo a toda prisa sin esperar su respuesta, mamá me veía molesta.

—¿Y ese quién era?— preguntó mamá, en cuanto entré a casa.

—Un chico que conocí anoche, se llama Hernán— dije.

—¿Cuántos años tiene?— preguntó mamá.

—15— respondí.

—Feo no es— dijo mamá.

—Lo sé— respondí.

Los siguientes días los pasé estudiando, ayudado a mamá con los quehaceres de la casa, y en las noches salía a sentarme a la ventana a la hora de siempre y minutos después aparecía Hernán a sentarse al lado mío y platicábamos de todo y nada.

Siempre fui una niña muy estudiosa, responsable, con las mejores notas de mi salón, llegó febrero y se acercaba el día de San Valentín, con mis compañeros de clases decidimos celebrarlo, un día después, lunes, así que dos compañeras y yo decidimos adornar el salón, un día antes, o sea el día domingo, y por ser yo una niña con buenas notas, la directora, me prestó las llaves del colegio para que entraramos a adornar.

Ese domingo me levanté súper temprano, ayudé a mamá con el quehacer y lavé la ropa de todas nosotras a mano, para cuando terminé me dolía la espalda, pero tenía la emoción de ir a adornar el colegio, así que me cambié, me arreglé un poco, y salí corriendo a la papelería a comprar todo lo que necesitaríamos, justo en la esquina antes de llegar a la papelería me encontré a Hernán, —Hola, ¿qué anda haciendo usted por acá?— preguntó, —vine a comprar todo para adornar el salón de clases para mañana, de hecho ando bastante apurada, mis compañeras están esperándome afuera el colegio y yo tengo las llaves— dije.

—Bien estudiosa usted, a mí eso del estudio no se me da, pero me encanta trabajar, y por cierto, que bonita se ve— dijo.

Sentí mi rostro totalmente rojo, —gracias— respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Puedo llegar a verla a su colegio más tarde?— prenguntó.

—Claro, pero ahora sí tengo que irme— respondí.

Salí a toda prisa de ahí, corrí a la papelería, compré todo, y me dirigí al colegio efectivamente, mis compañeras me esperaban, abrí el colegio, entramos y empezamos a trabajar, pasaron unas dos horas, cuando Janeth una de mis compañeras, salió a comprar agua, —Liss, te buscan— dijo, Sandy mi otra compañera se asomó a ver, —¡es un chico, muy guapo!— dijo.

Me acerqué a la puerta y lo vi, era Hernán y efectivamente, se veía muy guapo y además olía muy bien.

—Hola— dijo.

—Hola— respondí.

—Liss, váyanse a la biblioteca, porque si viene la directora y lo encuentra aquí, nos expulsan— dijo Sandy.

Yo asentí, y nos dirigimos a la biblioteca del colegio.

En cuanto entramos, noté su nerviosismo, tomaba un libro, lo ponía en su lugar y tomaba otro, me veía y sonreía, y de pronto empezó a hablar, —Liss, desde que la vi hace un mes, usted me gustó, y hablar con usted durante este tiempo me ha hecho sentir cosas por usted, yo sé que aún somos unos niños pero, ¿quiere ser mi novia? Preguntó.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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