CARTAS, CARTAS, Y MÁS CARTAS

191 20 1
                                    

CARTAS AL MERINERO (Capítulo 103)

«Querido Msrinero:

Hola iñigo, ¿sabés? Estoy arrepentida de amarte, llevo años esperando tu regreso, llevo años amándote de una manera tan leal y fiel, siento que te fallo, pero estoy cansada, cansada de tener mi vida en pausa por vos, tremendo hijo de puta que sos, llegaste a mi vida navegando con bandera de buena persona, pero seamos realistas, las buenas personas no hieren, no rompen, no lastiman como vos lo has hecho, y no me vengas a decir que me enamoré sola, que todo esto es porque yo así lo quise, porque bien sabes que yo quise irme y no me lo permitiste, hiciste todo porque me quedara, ¿para qué? Para engrandece tu ego yendote vos, querías solo quitarte el antojo, o al menos decir con orgullo, quiso irse y al final terminé yéndome yo, ¡vaya cobardía! Y se supone que el hombre sos (hablando como macho).
Él murió Iñigo, él único hombre que ha amado el desastre que soy, murió.
Murió buscando una flor para mí, entregó su vida buscando algo que él creyó que me haría feliz.
Murió el hombre para el cual yo era el amor de su vida, y no pude amarlo como merecía porque yo estoy ocupada amándote porque creo que sos el amor de mi vida, tremenda idota que soy.
Ya no puedo más, el bote de pastillas para dormir me susurra que lo tome todo, y todos los cuchillos me dicen que mis venas los necesitan, ¡ya nada tiene sentido! Ni siquiera sé porque te cuento esto, sino te importa, no sé porque seguís siendo mi 911, si ni siquiera puedo llamarte, si nunca te ha importado cuando entro en mi fase menguante, ya sé que dirás que solo son reproches, reclamos, porque te conozco, y no sabes cuanto duele estarme apagando y que solo te burles.

Te detesto, Iñigo, te detesto.

Con amor, Liss.»

En el baño de mi casa me tiré, lloraba a gritos, no sabia que hacer, a donde ir, solo podía llorar, y sentir que todo había terminado.

•••

«Querido marinero:

Ha pasado un mes desde que Andrés murió, mi corazón está muerto, vos lo dejaste totalmente roto, él lo reparó y ahora se ha ido, los dos me han roto las promesas qe hicieron, él al igual que vos prometió nunca dejarme, ¿la diferencia? Él no quería dejarme, solo quería hacerme feliz, vos no querías quedarte, solo querías hacerte feliz, y no los estoy comparando, porque nunca me ha gustado eso, no hay punto de comparación, pero siento que no puedo más, que me ahogo, el alma no encuentra paz, y no puedo evitar pensar que cuando estoy con vos y me hablas, siento paz, el alma descansa y todo es mejor, y entonces creo que soy capaz de todo, pero no estás, ¿qué hago? ¿Cómo te mando al carajo? ¿Cómo se deja de amar a un ser tan egoísta? ¡Joder, la vida me ha golpeado fuerte! Y vos has sido uno de los golpes más duros, ¡Cobarde!

Te extraño, Liss.»

Savannah había regresado a Estados Unidos, Jeremy estaba por terminar la secundaria y quería irse a estudiar a 8 horas de donde vivíamos, justo al lugar en al que yo huí cuando dejé a su papá.

•••

«Querido marinero:

Hola amor, nunca pude decirte eso, nunca tuve el valor para decírtelo, porque tenía miedo que te fueras y al final te fuiste, ojalá te lo hubiera dicho Iñigo.
Han pasado seis meses desde que Andrés se fue, lo extraño tanto, a veces lo escucho sonreír, a veces siento su aroma en mi habitación, él quería hacerme feliz, y yo quería hacerte feliz a vos, ojalá algún día todo esté en paz aquí adentro.
Es domingo Iñigo, ¿y sabes? Estoy llorando por vos, y el domingo también, he descubierto que los domingos también te lloran.

Con lágrimas, Liss.»

Faltaban solo tres meses para que Jeremy se fuera a estudiar a un internado adventista a 8 horas de donde yo vivía, y yo no tenía idea de lo que estaba por venir.

Continuará...

- Lissbeth SM.

CARTAS AL MARINERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora