ADIÓS MAL AMOR

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 87)

Los siguientes meses fueron horribles, la relación con Luis se había vuelto demasiado inestable, yo no quería verlo, había empezado mi proyecto de seminario para poder graduarme de Perito Contador, me la pasaba viajando al pueblo vecino al mío, nuestro proyecto era darles una despensa a más de 50 familias de un barrio de escasos recursos, y anterior a ello yo había organizado ventas y rifas para sacar dinero, yo tenía apenas unos meses de haber sido intervenida quirúrgicamente y a veces me sentía agotada de andar encuestando bajo el sol, en días calurosos, pero me gustaba, en verdad me gustaba, lo que me disgustaba eran las llamadas de Luis cada 10 minutos para saber sino estaba metiéndome con alguno de mis compañeros.

Justo en los días de terminar el seminario, fui al banco y cual fue mi sorpresa el cajero era Kenneth, el que por mucho tiempo había sido mi mejor amigo y nos habíamos alejado por chismes de una supuesta amiga, yo no quería pasar con él, algo que siempre he tenido enorme es el orgullo, pero por cosas del destino tocó que me atendiera él, yo no le hablé para más que lo necesario, hasta que él rompió el hielo.

—¿Cómo has estado?— Preguntó.

—Muy bien gracias, ¿y vos?— Respondí.

—Fuimos tontos, nos dejamos llevar por lo que nos dijo "la morena" y en lugar de hablarlo decidimos alejarnos, y la verdad es que te he extrañado— dijo.

Yo sonreí, —también te he extrañado— respondí.

—¿Puedo llegar hoy en la noche a tu casa después del trabajo?— preguntó.

—Pero claro que sí?— respondí.

Kenneth llegó esa noche a casa, y hablamos como si no hubiésemos pasado un año sin hablarnos, reímos y aclaramos todos, y tan amigos como antes.

Llegó el momento decisivo, la presentación del seminario, si lo aprobábamos una semana después de ello, nos graduábamos, una compañera y yo, fuimos las encargadas de presentarlo, invité a Kenneth y a Jeremy a mi seminario, a Luis no le dije cuando sería, la verdad quería que fuese un momento solo para mí y que nadie lo arruinara.

Mi graduación fue una de las cosas más hermosas y dolorosas que pasé, todos estaban con sus papás, con su pareja, con todos, en mi caso éramos solo Jeremy y yo, la abracé tan fuerte, y ella estaba tan feliz, era noviembre, cuando me gradué, y también fue noviembre cuando llegó un mensaje de alguien que me abriría los ojos.

«Ya deberías dejar en paz a Luis, hace casi un año que terminaron para que sigas buscándolo, ah y por si no sabes quién soy, soy Angélica» decía.

Era la compañera de trabajo de Luis.

«¿Perdón? Hola Angélica, supongo que si me estás diciendo esto es porque andas con Luis, pero lamento informarte que Luis y yo seguimos juntos, él nunca me ha dejado, y cuando peleamos siempre me ruega, así que no se a que viene tu reclamo, porque yo no soy mujer de buscar hombres.»

En el mismo instante tomé captura de pantalla y de lo envié a Luis, no le reclamé, solo le mostré.

—No mi amor, esa tipa está loca, ella siempre ha querido conmigo yo nunca le he hecho caso, ¿ya la viste? Es horrible, jamás te dejaría por ella, además es una prostituta— dijo.

Mientras Luis me decía eso, Angélica me enviaba fotos de ellos dos besándose.

—Hasta aquí llegó todo Luis, no vuelvas a buscarme, no me llames, no vengas o llamaré a la policía, no quiero saber nunca más de vos— dije, y antes de bloquearlo tomé una captura de pantalla de lo que me había dicho de la tipa, lo bloqueé.

Le escribí a Angélica y le mandé la captura de pantalla.

«Así se expresa de vos, y como ves, es él quien me ruega, pero tranquila, te lo regalo, yo no soy mujer de pelear con otra por un hombre y menos un hombre como él, y tené cuidado porque te hará lo mismo que ustedes me hicieron a mí» dije, y también la bloqueé.

Llamé a Kenneth, llegó inmediatamente, él me abrazó y lloré de coraje, no de dolor, de coraje, fue la única vez que lloré por el engaño de Luis, y nunca más volví a verlo, la última vez que supe de él, yo tuve razón le hizo a Angélica exactamente lo mismo que me había hecho a mí con ella, y había tenido una hija con su primer esposa, niña que llevaba mi nombre, Lissbeth.

•••

2 AÑOS DESPUÉS

26 de noviembre del 2,014.

Sonó mi celular a las 7:00 a.m. nunca imaginé que la vida podía joderme tanto, lastimarme tanto, herirme tanto, quitarme tanto, nunca hubiese estado lista para ese día.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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