¿QUÉ HAGO MAL?

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 70)

«He tratado de no buscarte, pero estoy tan preocupada y te extraño, te extraño mucho Liss, me dolió que te fueras sin decirme pero entiendo porque lo hiciste, también entiendo el porque no me has buscado, sé que querés olvidar todo el infierno vivido, pero quiero que sepas que sigo aquí para vos, siempre será así, te quiero.»

Era un mensaje de Vale, sonreí al leerlo y a la vez me dolió el pecho, ella tenía razón, solo no quería ver atrás y ella se había quedado atrás, ¿cómo hacía para traerla de regreso? No sabía ni como recuperarme a mí, aún me sentía perdida, así que solo cerré los ojos, inhalé profundo, tomé mi celular, «te quiero» respondí, me vestí y me dispuse a irme al trabajo.

Me había hecho muy amiga de los dos hijos de mi jefa, y me jefa me quería, siempre me decía —Liss, ni licuando a todos mis empleados, me sale la mitad de lo que usted es— y reia, fue algo que empezó a causar molestia en los demás empleados, Alexander el hijo de la Señora Aurora se la pasaba conversando conmigo, siempre he tenido una facilidad muy peculiar para hacer amigos.

Era viernes, mi día de descanso era el sábado, tocó pago y fue un día muy pesado, pero estaba muy emocionada, iría a ver a Jeremy y pasaría todo el día con ella, y además tendría dinero para comprar cosas y prepararle una buena comida, salimos de trabajar a eso de las 10:00 p.m. llovía mucho, empecé a caminar, pasé frente a la casa de tío Héctor que solo levantó la mano para decirme adiós, seguí caminando, me sentía muy cansada y tenía frío, unos metros más adelante, en el medio de la nada, sentí unas manos tapar mi boca y un machete en mi cuello, —dame todo lo que tengas y no te va pasar nada— susurró en mi oído— sentí coraje, pero no podía hacer mucho, así que saqué el dinero de mi quincena y se lo di, desapareció entre la nada, el resto del camino fue entre lágrimas, llegué a casa derrotada, y decepcionada, tomé un baño y me quedé dormida.

Al día siguiente me levanté desanimada, no tenía dinero para ir a ver a Jeremy, así que me metí a bañar, me arreglé, llamé al taxi, y entonces recordé, que las propinas las había guardado en una bolsa distinta al demás dinero.

Me sentí contenta, así que me subí al taxi emocionada, pasé comprando cosas para hacerle una comida a Jeremy, llegué a casa de tía Amarilis, Jeremy corrió a abrazarme, preparé la comida, comimos juntas y me quedé dormida en la hamaca, Jeremy me despertó, y me contó que mi prima Kimbal peleaba con ella y que ya no quería estar ahí, le pedí que me diera tiempo, que solo necesitaba encontrar la manera de tenerla conmigo, la abracé fuerte para que se sintiera segura.

Los días pasaron y llegó junio, eran las vacaciones escolares de medio año, Hernán iría por Jeremy para llevarla con él a Ipen las dos semanas de vacaciones.

Hernán me habló durante el camino, había tenido un accidente automovilístico, accidente por el que me culpó a mí, llegó al restaurante horas más tarde, y en cuanto me vio me abrazó, no levanté los brazos, la Sra. Aurora le dio de comer, y luego él fue por Jeremy, Jeremy pasó a despedirse de mí, y se fue a Ipen con su padre.

Pasadas las dos semana hablé por teléfono con Jeremy, me dijo no regresaría conmigo, le supliqué y su respuesta fue un rotundo no.

Hablé con la Sra. Aurora, y le dije que tenía que ir por mi hija, ella me dio permiso de ausentarme todo el fin de semana, así que viaje a Ipen, en cuanto llegué a Ipen, fui a casa de mis padres, mamá no peleó conmigo y Jeremy corrió a mí lado, pasamos toda la tarde juntas.

Al día siguiente recibí una llamada de Hernán, que si podía salir a la esquina, que quería que hablaramos sobre Jeremy, no le dije nada a mis padres, y salí, tontamente confié en Hernán.

Hernán me esperaba en la esquina, me subí a su auto, el condujo a las afueras del pueblo, —¿qué pasa?— pregunté, —¿no me va dar un beso?— preguntó Hernán.

Yo no le respondí, entonces se acercó a mí e intentó besarme, yo lo empujé, y me bajé rápido del auto, —pues a ver como se regresa— dijo, dando marcha al auto.

Ahí me quedé parada frente al edificio de la Indeca (Instituto nacional de comercialización agrícola), otra vez había caído, regresé caminando a casa, llegué a casa, y le supliqué llorando a Jeremy que regresase conmigo, dijo que no.

Hablé con mamá y le dije que no iba a obligar a Jeremy a estar conmigo sino ella no lo quería, así que con todo el dolor de mi alma, hice mis maletas, y tomé un bus sin mi hija, me sentía tan rota, mientras el bus avanzaba tomé mi cuaderno y mi pluma...

«Querido marinero:

He regresado a Ipen, Saturno ya no existe, ya no hay nada que cuente nuestra historia, la luna ya no brilla, ¿qué hay de malo en mí? ¿Podés decirme? Siempre dijiste que soy un ser maravilloso, pero si en realidad lo soy, ¿por qué me dejaste? ¿Por qué mi hija no quiere estar conmigo? Dices que te iluminé la vida, ¿entonces porque prefieres la oscuridad de la profundidad del mar con las sirenas? ¿La luz no es tan bonita cuando la usas para referirte a mi, verdad? Me duele el alma Iñigo, tengo miedo, miedo a no poder dejar de amarte nunca, y quedarme esperando que algún día me extrañes y quieras verme, ¿que soy? ¿Por qué nadie quiere tenerme cerca? ¿Huelo mal? ¿O es mi cabello alborotado? ¿A las personas no les gustan las greñudas como yo? Quiero morir y no puedo darme por vencida porque te lo prometí, y yo no sé romper promesas, ¿me enseñas por favor?

Con cariño, la desesperada Liss.»

Continuará...

- Lissbeth SM.


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