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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 17)

Abrazamos a papá, —que grande estás— dijo al verme, sonreí, —mira te presento a Hernán el novio de tu hija— dijo mamá, —mucho gusto señor Manuel— dijo Hernán, dándole la mano a papá, —mucho gusto— dijo papá, salimos del aeropuerto del país cuando ya había caído la noche hacia mucho frío, saliendo de la capital del país, nos detuvo la policía, —¿hacia dónde van y de dónde vienen?— preguntó el policía viendo las maletas que traía papá, —me va disculpar, pero creo que yo no debo decirle ni a ustedes ni a nadie de donde vengo o a donde voy, por mi seguridad, dígame, ¿por qué nos detienen? ¿Qué falta estamos cometiendo?— preguntó papá.

—¡Qué bonito graba esta cámara, papi— dijo Savannah, el policía se le quedó viendo directo a la cámara,—pueden irse— dijo, sin saberlo con toda su inocencia Savannah, acababa de salvarnos de unos policías corruptos, llegamos a casa a eso de la media noche, llegamos directo a dormir, Hernán se quedó a dormir en casa, porque ya era demasiado tarde para que se fuese a la suya, al día siguiente, muy temprano nos levantamos yo tenía turno de tarde, eso significaba que vería a Misael otra vez, mamá preparó el desayuno para todos, papá habló mucho con Hernán, quien todo el tiempo le dijo que sus intenciones conmigo eran casarnos, formar una familia, en el desayuno papá nos avisó que iba a botar la casa para reconstruirla desde cero, —cuente conmigo para lo que sea— dijo Hernán, papá le agradeció.

Llegó la hora de la emoción, abrir las maletas de papá, sacó y sacó cosas para cada una, y de repente sacó ropa y zapatos para Hernán, mi papá solo lo conocía por boca de mamá, y al parecer ya le tenía cariño.

Empecé a preparar mis cosas, tenía turno de tarde otra vez, me despedí de papá, y esta vez papá le pidió a Hernán que me llevara, así que pude irme un poco más tarde, Hernán me llevó al hospital, me besó antes de bajar, Gloria me vio, estaba en la entrada, entramos juntas, —hacen muy bonita pareja ustedes— dijo Gloria, yo sonreí, entramos, esa tarde fue una práctica pesada, no nos dio tiempo ni de tomar agua, salí cansada de las prácticas, llegué a casa se la señora Trinidad y no estaban los chicos, me fui a mi habitación dejé mis cosas, me quedé dormida, un poco más tarde tocaron a la puerta, abrí era Misael, se lanzó sobre mí, me besó, —vamos al parque, iremos con mi tía y su esposo en el auto— dijo.

Asentí.

Salimos y nos subimos en la parte de atrás del auto el aire golpeaba mi rostro, Misael me tomó de la mano, nos vimos y los dos sonreímos, y por primera vez en mucho tiempo me sentí libre, cuando llegamos al parque nos bajamos, nos sentamos en una banca, él me acariciaba la mano de forma tierna, luego regresamos a casa, y me fui a mi habitación, dormí, al día siguiente me tocaba turno de noche, así que me fui a casa para regresar en la tarde, llegué a casa y papá ya había iniciado a tirar todo, la casa ya estaba casi en escombros, llegué cansada, y ahora era más ropa que lavar, porque también era la de papá, y oh sorpresa como la casa había sido tirada, ahora tenía que ir a lavar a un terreno baldío que teníamos un poco más abajo, como a media cuadra de casa, que solo eran cuatro paredes, con una entrada, una pileta con agua, que no tenía lavadero, solo una piedra muy grande sobre piedras más pequeñas, no había nada que me cubriera del sol, así que en cuanto llegué a eso de las 9:00 a.m. Hernán me llevó al terreno baldío con el montón de ropa de mi familia y la de él, y uno de los hermanos pequeños de Hernán se quedó ahí conmigo para que no estuviese sola, lavé bajo el sol por horas, a la hora de la comida mamá solo me envió comida, terminé, de lavar a eso de las 4:00 p.m. me sentía agotada, Hernán llegó por mí, fui a tender la ropa, me metí a bañar, era viernes, salí corriendo hacia la terminal de buses, alcancé el último bus, y me dirigí al hospital, llegué a tiempo para mi turno, juro que ya no sentía mis pies y me mataba la espalda, afortunadamente mi turno fue tranquilo, hasta a eso de las 3:00 p.m. que llegó un chico con dolores abdominales, una cirugía de apendicitis, —Lissbeth, prepare al joven para la cirugía, por favor— dijo la jefa de enfermeras.

—¿A qué se refiere con preparar?— pregunté, —que lo depiles— respondió.

Me puse tan nerviosa, era un chico joven y guapo, entré a su habitación, —hola, voy a prepararlo para su cirugía— dije.

Él asintió.

Empecé mi trabajo y en cuanto tomé su pə-nə, una erección se hizo presente, —perdón es que sos muy bonita y joven— dijo, yo sonreí.

Terminó mi turno, era sábado, tenía participación en la iglesia, salí corriendo del hospital, tomé un bus, llegué a casa me metí a bañar, y cometí un gran error desayuné Erythrina berteroana una planta que se conoce comúnmente como pitos o flautines, que fritos con huevo saben delicioso, pero provocan demasiado sueño.

Después de desayunar, salí corriendo hacia la iglesia, llegué solo a subir al púlpito, di mi participación, le dije a mamá y papá que no podía con el sueño, ellos supusieron que era por el cansancio de la práctica, así que me dejaron ir con Hernán y Savannah, llegamos a casa, me senté en el sofá y es lo último que recuerdo, llegan varios recuerdos en los que me hablaban, y no podía ni abrir los ojos, recuerdo a Hernán poniéndome un helado de cinta roja (uno de mis favoritos) en el vientre, y no pude despertar, dormí más de 24 horas seguidas, el cansancio y comer lo que comí me tumbaron.

Al día siguiente desperté a eso del medio día con los gritos de mamá porque yo no hacía nada, que había dormido todo el día, Hernán estaba ayudando a papá porque al siguiente día fundían la terraza de la casa, ese día Hernán pasó todo el día ahí e hicieron planes para el día siguiente Hernán llegaría a eso de las 4:00 a.m. para ayudar a jalar todo en el auto.

Llegó el día siguiente, a eso de las 4:30 a.m. me levantó papá que fuera a la casa de Hernán a buscarlo, porque aún no llegaba, me levanté, me vestí, y me dirigí a la casa de Hernán, toqué fuerte, hasta que el abrió, ¡se había quedado dormido! Me dijo que entrara, que lo esperara mientras se vestía, entré y cuanto entré me besó, tomó mi mano y la llevó a su bóxer, apretó mi mano con su mano, luego sacó su pē-nə, lo masturbé y en cuestión de 3 minutos ya había eyaculado, yo no sabía nada sobre los temas sexuales, así que creí que así era.

Llegamos que a casa y me metí a bañar, me cambié y me fui al hospital a mi turno de mañana, salí de mi turno y me dirigí a casa, el siguiente turno era de tarde, vería a Misael.

Salí muy cansada de mi turno de tarde, los turnos de tarde eran pesados, llegué y Misael estaba sentado en la puerta del frente de la casa de su abuela, me senté al lado de él, me abrazó y me preguntó cómo había estado mi día, hablamos de todo un poco, me daba besos, esa noche dormí tranquila, a la mañana siguiente me levanté muy temprano para irme a casa, pues al día siguiente me tocaba turno de noche, Misael ya se había levantado me estaba esperando, en cuanto me vio salir de la casa me besó, de haber sabido que es seria la última vez que le vería, lo hubiese abrazado más fuerte, le hubiese besado más.

•••

Estaba en mi turno de noche, cuando un dolor fuerte en el vientre me hizo dar gritos, sentía que moría.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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