NO ME ABANDONES

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 62)

IÑIGO

Liss volvió en si, pero estaba débil, totalmente débil, apenas despertaba, vi su ojos, los tenía llenos paz, su mirada ya no era triste, era más que obvio que Liss se había dado por vencida, que en la muerte había encontrado la paz, pero yo no iba a permitirle que se fuera, yo intentaba mantenerle despierta, mientras Vale hablaba con su amigo médico y este le daba instrucciones de que hacer para que evitaríamos que Liss muriera.

—Liss regresa, no puedes dejarme solo, yo te amo, no sé como pasó pero te amo— dije.

Liss sonrió, era una sonrisa tan bonita, intentó hablar pero no pudo, intentó levantar su mano y tocar mi rostro pero tampoco pudo.

Vale temblaba, y la lágrimas corrían por su rostro, llamó a su papá para saber como iba todo con el auto, ella solo quería saber cuanto tiempo teníamos, su papá le dijo que regresarían hasta la noche, y apenas eran las 3:00 a.m. teníamos más de 12 horas, tomé a Liss entre mis brazos, y nos la llevamos a casa de Valentina, llegó el amigo médico de Vale, hizo todo para eliminar del organismo de Liss todo lo que había ingerido, nos dejó instrucciones, y se fue.

Le dejo puesto un suero con medicamentos, yo me recosté al lado de Lissbeth, la tomé de la mano y la abracé muy fuerte, Valentina se recostó en el sofá, y no me di cuenta cuando nos quedamos dormidos.

Me despertó un rayo de sol que entraba por la ventana de la habitación de Vale, Liss dormía aún, estaba pálida, sus labios se veían secos, veía sus pestañas rizadas, sus cejas era muy bonitas, tenía un lunar cerca de su ojo derecho, dos lunares más cerca de la clavícula, yo había tenido mujeres hermosas conmigo, y no es que Liss no lo fuese, pero para nada era del tipo de mujeres con las que yo tendría algo, no sé como hizo que yo la viera, pero lo logró, y ahora quería irse, y eso dolía y mucho.

De repente abrió los ojos, me vio y sus ojitos se llenaron de lágrimas —perdóname, pero es que ya no puedo más—

—¿Qué te hizo, Liss? ¿Dime qué hizo ese maldito que te llevó a esto?—

Vale despertó y se quedó callada, Liss solo me veía y empezó a llorar, —me golpeó y forzó a tener intimidad con él— dijo Liss ahogada en llanto.

—¡Maldito, lo odio tanto!— dijo Vale.

—Lo voy a matar, lo voy a matar con mis propias manos, es que no mereces que te traten así Liss, no mereces nada de lo que ese imbécil te hace, quiero acabar con él— grité.

Liss, lloraba más fuerte, le asustaban mis gritos, corrí rápido a ella, la abracé, la metí entre mis brazos, no quería hacerla sentir temor, y lo estaba haciendo.

—Perdóname Liss, la que tiene menos culpa de todo esto sos vos, y yo reacciono como un idiota, pero yo jamás te haría daño o te dejaría sola—

—Yo sé que no me harás daño, confío en vos— dijo.

De repente entró Vale a la habitación, —Iñigo tenés que irte, acaba de llamar papá, ya vienen para acá, y Liss debes irte a tu casa— dijo.

Liss se puso muy nerviosa, temblaba, la tomé de la mano, —tranquila, todo estará bien, nos vemos en la noche en Saturno— dije.

Me dispuse a salir, —Iñigo— dijo Liss, justo cuando yo abrí la puerta, volteé a verla, sus ojitos estaban llenos de emoción, —te amo, yo también te amo, creo que te amo desde el primer momento en que te vi— continuó.

Sus palabras entraron en mi alma, y corrí a abrazarla, —voy a hacer todo porque estemos juntos, vamos a irnos de aquí y nos llevaremos a Jeremy— dije.

Se acercó a mí, nos besamos, fue un beso tan delicioso, ojalá la hubiese besado más, la hubiese abrazado más.

Me puse de pie para irme, y sentía una opresión rara en el pecho, —Liss, prometeme que nunca más volverás a hacerte esto, por favor— dije en tono de súplica.

Ella me vio fijamente, —lo prometo— dijo.

—Nos vemos en unas horas— dije.

Salí de la habitación, Vale estaba afuera, —por favor, cuídala— dije.

Ella asintió, salí de la casa de Valentina, tenía la sensación de que debía quedarme.

HORAS MÁS TARDE...

LISSBETH

Vale, pasó por mí, iríamos a trabajar, me sentía débil, demasiado débil, pero quería ver a Iñigo, quería abrazarlo, ver sus ojitos llenos de estrellas, llegamos a Saturno, Iñigo no estaba esperándome en la entrada, algo un poco raro, entramos al Bar, no estaba dentro tampoco, fui directo a la cocina a trabajar, unas horas después salí de la cocina e Iñigo no estaba.

El cantinero me vio, hizo señales y fui hasta donde él estaba, —Liss, vino ese marinero que es tu amigo, estaba desesperando por verte, pero aún no habías llegado, pero te dejó esta carta— dijo, dándome un sobre con mi nombre, sentí algo en el pecho, abrí el sobre...

«Querida Liss, no se como empezar esta carta y que decir para que me entiendas, tuve que irme Liss, tuve que dejarte...»

La carta continuaba pero no pude seguir leyendo, sentí que me habían disparado.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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