NOS MERECEMOS

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 95)

-Lo conocí hace casi nueve años, yo estaba casada, pero mi matrimonio era un infierno, ese marinero me salvó de las garras de la muerte, él fue mi bocanada de aire en medio de la asfixia, me trajo de regreso de las manos de suicidio y me sostuvo cuando estuve a punto de saltar hacía el abismo, no conocía la forma de amar en la que lo amé a él, con todo, sin guardarme nada, con él siempre fui la niña de los vestidos, pero esa niña de los vestidos antes de ser lastimada, fui feliz, no puedo olvidarlo, sé cosas de él que ni el mismo sabe, me sé de memoria sus gestos cuando está molesto, y la forma en la que sus ojitos se apagan cuando esta triste, y como se ilumina su rostro con esa hermosa sonrisa cuando esta feliz, él tuvo una Lissbeth que te puedo jurar nadie más tendrá, y no es que no quiera ser esa Lissbeth con alguien más, es que simplemente no sale, es como si se guardara para él, lo he intentado, he intentado, ser niña, mujer, amante, pū-tā, devota, y creyente con alguien más, pero no puedo, no sé como le hizo el marinero para hacerme sentir en mi hogar y que yo misma me quitara la armadura para que el observase cada herida de mi piel.-

Andrés me veía pacientemente, hasta ahora no había presentado señales de molestia, solo me escuchaba.

-¿Y qué hizo para arruinarlo?- Preguntó Andrés.

-¿Por qué crees que lo arruinó él y no yo?-

-Porque cuando una mujer ama de la manera en la que tu amas a ese hombre, el único que lo puede echar a perder es ese hombre, estoy totalmente seguro de que vos jamás le hubieses hecho algo para que se fuera, porque sé y he notado la clase de mujer que sos, vos sos de las mujeres que protegen no de las que apuñalan, así que dime, ¿qué hizo ese marinero para arruinarlo?-

Lo que Andrés acaba de decir, me gustó, el me describía de una forma bonita.

-Un día solo decidió irse sin decirme nada, solo me abandonó en mi peor momento, solo dejó una carta con la que me rompió el alma, me despedazó, y desde entonces mi alma, mi corazón están rotos y no quiero lastimarte Andrés, no quiero cortarte con los trozos, no quiero herirte, porque créeme que no quiero hacerlo con vos, con vos no- dije, con lágrimas en los ojos.

Él sonrió y se acercó a mí, acarició mi rostro, y me dio un pequeño beso.

-Conoces la técnica japonesa llamada kintsukuroi?- Preguntó.

-Creo que no- respondí.

-Esa técnica consiste en tomar piezas rotas y unirlas con oro para que queden más hermosas de lo que eran antes, eso quiero ser yo en tu vida, en tu alma y en tu corazón, Liss, yo no quiero la Liss que tuvo el marinero, yo quiero mi propia Liss y quiero descubrirla día a día, y quiero amarla, quiero cuidarla, quiero verte en tu mejor momento, y te prometo que en el peor momento no me iré corriendo, no voy a huir, te lo prometo, sé que aún amas a ese marinero, y que tal vez vas a amarlo toda la vida, pero eso no quiere decir que no puedes amar a alguien más y tampoco quiere decir que debes volver amar como amaste al marinero, solo debes volver a amar Liss, ¡ama, Liss, ama! Por favor ámame a mí- dijo Andrés, dándome un beso en los labios, beso que correspondí.

Para cuando dejamos de besarnos, las lagrimas corrían por mis mejillas, Andrés las limpió.

-Vamos a ser felices juntos Liss, los dos lo merecemos, los dos nos merecemos- dijo.

Yo sonreí y lo tomé de la mano, -vamos- respondí.

El sonrió.

-Necesito tomar agua, permíteme- dije, poniéndome de pie y entrando a casa, pero justo antes de entrar...

-Oye, Liss- dijo Andrés.

-Mande- dije volteando a verlo.

-¿Querés ser mi novia?- Preguntó.

Yo sentí una revolución en el estómago, era tan sencillo y espontáneo que eso lo hizo el momento demasisdo especial para mí.

Yo sonreí, -si, si quiero- dije.

Se puso de pie, corrió hacía mí, me abrazó, y me besó.

-¡Me dijo que sí! ¡Me dijo que sí!- Gritó, en medio de la calle.

Puse mi mano en su boca, -cállate, te van a escuchar mis vecinas las chismosas, y vas a despertar a Jere, ven para acá- dije, jaládolo para meterlo a casa, en cuanto entramos cerré la puerta y lo besé con pasión.

-¿Mami?-

Continuará...

- Lissbeth SM.

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