¿POR QUÉ NO ME MIRAS?

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CARTAS AL MARINERO (Capítulo 68)

Sentía miedo, estaba empezando a entrar en pánico cuando se estacionó un auto frente a mí, era un auto conocido, de el bajó tía Anastasia, se me quedó viendo, —si esperas a Héctor no va venir, tu mamá le habló para decirle que no te ayude, por eso Héctor apagó su celular, pero te podés quedar en mi casa— dijo tía Anastasia.

Subieron mi maleta al auto, y fui con ellos, tía Anastasia, su esposo y mis primas me ayudaron a bajar mis cosas, me dieron una habitación, entré, me quité la blusa y parecía que era una actriz de la pasión de Cristo, el golpe que no sangraba estaba totalmente morado e hinchado, quité el sostén y mi pecho derecho estaba totalmente hinchado y dolía mucho, tomé un poco del agua que me había regalado el chico en el autobús, y limpié los golpes, dolía, empecé a llorar, es como si estuviera llorado por todos los malos momentos que había vivido en mi vida.

No podía parar de llorar, tanto que desperté a Jeremy, —mami, ¿por qué lloras? ¿También extrañas a papá como yo?— dijo Jeremy abrazándome, escucharla decir eso me rompió el alma, me sentí la peor mamá del mundo, pero ya no podía soportar más, esa noche dormí sentada, a la mañana siguiente salí a buscar trabajo, mi tía Anastasia me cuidó a Jeremy, no encontré trabajo, llegué a casa de tía Anastasia a eso del medio día me sentía triste, me sentía arrepentida y derrotada, salí a buscar donde vivir, había un lugar donde alquilaban cuartos, cerca de donde vivía tía Anastasia, eran los cuartos en los que había vivido mi amigo el Pastor Ramón.

Tía Anastasia me prestaría una cama, y todo quedó listo, pasamos las cosas al cuarto, en la tarde llegó el esposo de tía Anastasia de su trabajo, —Liss, ¿conseguiste trabajo?— preguntó, —no tío, nada— dije.

—Pues yo si te conseguí, en el restaurante Nikté, esta como a 4 kilómetros de aquí, solo que será de lavar platos, van a pagarte Q.1,000.00 (145 dólares) al mes, te esperan mañana a las 8:00 a.m. yo te pasaré dejando cuando vaya al trabajo— dijo.

Me emocioné mucho, hablé con mi tía Amarilis si cuidaba a Jeremy, ella accedió, a la mañana siguiente, me levanté muy temprano, solté mi cabello, usé labial rojo y me dirigí al restaurante, entré, efectivamente la Sra. Aurora dueña del restaurante me esperaba.

—Bueno, deje le explico, aquí se trabaja mucho, se gana poco, venga conmigo— dijo, soltando una carcajada, mientras me llevaba a la cocina.

Jamás voy a olvidar esa cocina, cuando entré, toda la cocina estaba llena de platos sucios, habían en el suelo, en todos lados, la noche anterior habían tenido una fiesta, y todos los platos, ollas, vasos, cubiertos del restaurante estaban sucios.

—Para empezar, va lavar todos los platos, absolutamente todos, con el agua que está en la pileta, no hay mucha, y los quiero bien lavados, y si rompe algún plato, cada plato que rompa se lo voy a descontar de su sueldo— dijo.

Yo asentí, y empecé a lavar los platos, ollas, pasadas unas dos horas aproximadamente, había terminado de lavar todos los platos, sin romper uno solo y me había sobrado agua.

La Sra. Aurora se asombró, —veamos que tan bien lavados están— dijo, mientras pasaba sus dedos por las ollas, sartenes para ver si tenían grasa, —muy bien, lavó todo muy bien, ahora hay que pulirlos— dijo, dándome una franela.

Empecé a pulir todo, unas cuatro horas después, ya había pulido todo, —muy bien, ahora ordenelos en su lugar— dijo la Sra. Aurora.

Me tomó una hora ordenar todo aquello, —bien ahora tome comida, se lo ganó— dijo, yo sonreí, tomé comida, y comí callada, a eso de las 6: 00 p.m. la Sra. Aurora se acercó a mí, —aquí cerramos a las 10:00 p.m. pero sé que vive lejos y no va encontrar taxi que la lleve de regreso puede irse y la espero mañana a las 6:00 a.m. el trabajo es suyo— dijo.

Salí del restaurante cansada, tomé un taxi y me dirigí a mi cuarto, Jeremy no esperaba por mí, la vería solo los fines de semana, entré a mi cuarto, tomé una toalla, salí para tomar un baño y no había agua.

—Cortan el agua a las 5:00 p.m. imaginé que no lo sabía y que vendría y querría bañarse, así que le llené agua, la puse dentro de su baño, puede bañarse— dijeron, era mi vecina, le agradecí mucho, tomé un baño, entre a mi cuarto, me tiré a la cama y empecé a llorar, tomé mi cuaderno y una pluma.

«Querido marinero:

He dejado a Hernán, estoy en Petén, sola y me duele el pecho, te echo mucho de menos, hoy pasé todo el día lavando platos, ¿sabias que soy alérgica al jabón para lavar platos? En este momento estoy llorando sentada en el suelo de mi nueva habitación, no tengo nada, solo una cama, una almohada, y el recuerdo de cuando me dijiste te amo, ¿por qué no me dejaste ir antes de que yo te amara? ¡Joder Iñigo, yo jamás te dije te amo por emoción! Te dejé ver mi cuerpo desnudo, ese que tanto odio, te dejé hacerlo tuyo, yo jamás mentí, siempre te amé con el amor más puro que puede existir, mis labios te dijeron te amo porque mi corazón lo sentía, de ser las cosas al revés yo jamás hubiese jugado así, te extraño, no sabes cuanto te extraño, no sé ser valiente, y no sé como funciona eso del amor propio, el único amor que conozco es ese que despertaste vos en mí, por favor ya no veas a las sirenas y veme a mí, por favor mírame a mí, se qué no soy hermosa como ellas, pero yo brillo solamente para vos.

Con cariño, Lissbeth.»

•••

IÑIGO

Llegué al primer puerto del itinerario, lo primero que hice fue ir al correo, entré a toda prisa, pregunté por alguna carta para mí, y efectivamente había una, me la dieron, me emocioné, caminé a toda prisa a la habitación del hotel, entré, vi el sobre, era de Liss, Liss me había escrito, tomé la carta, la abrí y empecé a leer...

«Querido marinero:

A decir verdad no sé siquiera porque empiezo esta carta con querido marinero, la verdad es que debería decir, "maldito marinero", pero no somos iguales, yo si siento, no te odio Iñigo, no te deseo nada malo, pero no era necesario que mintieras, no debiste decir que jamás me harías daño como lo hicieron otros, porque créeme hiciste más daño que todos juntos, fuiste un maldito cínico y mentiroso, también fuiste un cobarde, el peor de todos, y aún sabiendo esto yo te amo, aún te amo y deseo que seas muy feliz con la desición que tomaste, solo te pido un favor, nunca más regreses a Ipen, y si regresas olvida que yo existo, me dejaste sola en Saturno, y a partir de hoy la luna se ha apagado para vos, escuché que no hay nada peor que la decepción, y vos me decepcionaste, y tal vez te importe poco, o tal vez ni te importe, pero juro que el dolor que me hiciste sentir, algún día te va doler, y algún día vas a extrañarme, por lo pronto, se feliz que el mar está lleno de sirenas, pero luna solo hay una.

Con decepción, Lissbeth, la que era tu luna.»

—¿Qué lees, amor?— preguntó la chica con la que salía, era una chica preciosa de esas de revista.

—Nada preciosa, una amiga envió una carta llena de reproches que a decir verdad no me importan, solo causaron risa, son chistosas las gorditas, ¿no crees?— dije, haciendo la carta una bolita y lanzándola al bote de la basura, mientras besaba a mi preciosa novia.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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