NO, POR FAVOR, NO

295 19 0
                                    

CARTAS AL MARINERO (Capítulo 32)

Mi primer antojo fueron los nuéganos, mamá hizo todo por conseguirlos, fueron meses difíciles porque todas las frituras me daban náuseas y no toleraba el huevo preparado de ninguna manera, y los mareos eran demasiado fuertes, casi no me daba hambre, y lo único que se me antojaba comer era jabón en barra para lavar ropa y tierra, algo que obviamente no me iba a permitir, mis controles con el médico eran cada dos semanas, cuando estaba por cumplir los 5 meses, y fui a chequeo, mientras realizaba la ecografía se me quedó viendo —me preocupa esto Lissbeth, si logras ver tu bebé esta acomodado de forma horizontal, y si no se coloca en posición para el parto, no podrá ser parto normal, y tendremos que realizar una cesárea, lo que me preocupa por tus antecedentes de hemorragia, así que vas a tener que cuidarte muchísimo— dijo.

Me preocupé bastante, no dije nada, Hernán solo se me quedó viendo, —¿quieren saber que es?— preguntó.

—Si— dijo Hernán.

—No— dije yo.

—¿Entonces?— preguntó el médico.

—Si— dijo Hernán, me quedé callada.

—Pues no es mucho lo que deja ver pero al parecer es una niña— dijo el médico.

Hernán no dijo nada, yo me sentí tan pero tan feliz, salimos de ahí.

Papá avisó que regresaría en 2 semanas, y sentí tanta emoción, quería ir por él al aeropuerto, así que fuimos al médico para que nos dijera si era recomendable que hiciera un viaje de 6 horas para ir por papá.

Así que fuimos a consulta, el médico dijo que no, que no podía ir por papá, que era un viaje largo y peligroso, —oh vaya, ahora sí se ve bien, ¡es un niño, felicidades!— Dijo el médico, Hernán se me quedó viendo, me abrazó, me besó, me tocó el rostro, salió de la clínica casi poniéndome en un altar.

Llegó el día que regresaría papá, y todos se fueron por él, me quedé en casa, muy ansiosa, quería ver a papá, llegaron a eso de media noche, en cuanto papá me vio, me abrazó, se me quedó viendo al vientre, —yo le haré su cuna y su clóset— me dijo, sonreí, papá es carpintero, y el saber que él le haría la cuna a mi bebé me hizo sentir que le importaba.

Las siguientes dos citas al médico, recalcó que era niño, y me dio de alta para poder viajar siempre y cuando fuera cómoda, así que empezaron a hacer los planes para viajar a casa de la abuela, papá quería ir, yo me iría en el asiento del copiloto, el viaje fue muy tranquilo, llegamos allá y yo sentía un leve dolor en la parte baja del vientre, pero no puse atención.

En la noche no pude dormir, sentía tanto dolor que no podía ni respirar, y para colmo en el lugar donde vivían mis abuelos era demasiado difícil poder encontrar un médico, en cuanto amaneció y me levanté, mi abuelo se me quedó viendo —vamos, te voy a llevar con una comadrona (partera)— dijo.

—No, con una de esas no, no quiero, me dan miedo— dije, nunca había querido ir con una por la misma razón.

—Muchachita más necia, te estoy diciendo que vamos a ir, aunque no querrás, si no te dejas subir al auto, aunque sea en el caballo te llevo— refunfuñó.

Subí al auto a regañadientes, y mi abuelo iba frente a nosotros en su caballo para dirigirnos, llegamos al lugar, era una casa normal, mi abuelo se bajó de su caballo y entró, luego salió —entrá ya le dije que sentís y ella te va atender— dijo.

Volteé a ver a Hernán y me bajé, entré, estaba una señora de unos 50 o 60 años no sé, —ya me dijo tu abuelo que sentís, ¿hiciste algún esfuerzo, tuviste algún enojo?— preguntó.

—No, solo viaje en auto por 6 horas, pero venía cómoda, en el lugar del copiloto—

—¿Te bajaste a caminar en algún momento?—

—No—

—A ver, recostate acá— dijo señalando una cama.

Me recosté.

Ella empezó a tocarme, —ya veo, tal y como me lo imaginé, el problema fue que no te paraste a caminar, tu niña está baja y se encajó, pero ahora te la subo—

—¿Niña? El médico dijo que es niño—

—Pues está equivocado, es una niña y estoy 200% segura— dijo mientras sobaba mi vientre.

«Que va saber esta señora, más que el médico, es imposible, ella solo está tocando mi vientre» pensé.

—Respira profundo— dijo, e hizo un movimiento brusco en mi vientre, que me dolió hasta el alma, al grado de sacarme un grito.

—Listo, ya quedó, cuando te regreses a tu casa, solo te voy a pedir que por favor te bajes del auto y camines un poco— dijo.

Fueron unas hermosas vacaciones, cuando veníamos de regreso hice lo que la comadrona me dijo y no hubo problema, papá quiso que pasáramos a comer a "Río dulce," dimos un paseo en lancha, nos llevó a comer a uno de los mejores restaurantes de Río dulce y todo fue muy bonito.

Regresamos a nuestro pueblo, y justo cuando estaba por cumplir 7 meses de gestación, a eso de las 5:00 p.m. me empezó un dolor muy fuerte en el vientre, pero era demasiado, le llamamos a Hernán, él llegó a toda prisa, le hablamos al médico.

—Traigala inmediatamente, ese niño aún no puede nacer, y me preocupa que sea una complicación o que el bebé pueda morir— dijo.

—No, mi bebé no, por favor Dios mío.—

Continuará...

- Lissbeth SM.



CARTAS AL MARINERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora