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Miraba por la ventana totalmente distraída de lo que en realidad vine a hacer.
El sol comenzaba a ponerse y mis libretas estaban llenas de apuntes acompañados de ciertos dibujitos nada profesionales en las orillas.
Sin darme cuenta me quedé dormida y alguien vino a despertarme.
-- Oye, ya deberías estar en casa.
-- Ya lo sé, Huening Kai. Pero gracias por volverme a despertar.
-- Sabes que para eso estoy.
Junté mis cosas y salí corriendo a la parada del bus.
A mi lado estaba un chico que repentinamente se puso rojo pero podría ser por algo que haya salido en sus audífonos o tal vez la chica frente a nosotros es su crush.
Ese chico comenzaba a ser frecuente en esa parada pero era extraño no verlo en otros lugares.
Fuí rápido a dejar mi libro en el lugar y lo que llamo mi siguiente noche de insomnio estaba a 20 centímetros de mi mano.
Fui en busca de una escalera y encontré a un encargado usándola.
-- Oye ¿Podrías ayudarme a tomar un libro?
Se veía alto, posiblemente no necesitaba escalera para tomar ese libro. Y así fue.
El chico me pareció conocido y se puso nervioso cuando tomé el libro y de regreso hablamos un poco.
-- ¿Te gustan las comedias románticas?
-- Me gusta más la fantasía pero esta es muy buena y para tu información, no es totalmente una comedia romántica.
-- Lo lamento ¿Cómo se llama?
-- Al final las palabras, curiosamente no tiene coma.
-- Lo buscaré.
-- Tiene cierto humor mexicano, no en general latino, así que tal vez no entiendas.
-- ¿No eres coreana?
-- Si, pero viví un tiempo en México como para entender a la perfección. De hecho tengo el libro en español pero quiero practicar mi coreano leyéndolo en coreano.
-- Tu coreano se oye perfecto.
-- No tengo un vocabulario muy extenso.
-- ¿Podrías enseñarme español después?
-- ¿Tú podrías ayudarme con mi coreano?
-- Claro, creo que enseñarme español será más difícil así que es lo menos.
