*•°𝕋𝕏𝕋 𝕎𝕆ℝ𝕃𝔻°•*

- ̗̀❛ ु ❝Yeonjun || Boy In Luv❞

Inapirado en el estribillo de la canción de BTS

Terminaba de leer mi libro en la biblioteca, lo cerré notando los rayos anaranjados asomados por la ventana a mi izquierda y el bibliotecario me veía sonriente desde su lugar al esperarme como todos los días para cerrar.

-- A la misma hora de siempre, pareces despertador.

-- Silencio, Soobin.

Era divertido hablar con él. El pelinegro no tiene nada mejor que hacer que venir a este lugar solitario en la escuela, después de haber dejado la carrera, a parecer serio pero en realidad estar criticando gente y hablando conmigo, su fiel acompañante desde las 2:30 pm hasta las 7:25.

-- Creo que tu chico se quedó en el campus también.

-- ¡¿Qué?!

Realmente ese chico me hacía sentir muchas cosas a la vez; me daba miedo por ser el chico popular pero gélido y temido junto a su pandilla de amigos pero me volvía loca de amor viéndolo simplemente pasar siendo seguido por todas las chicas lindas del Instituto.

-- No trae a Taehyun, Beomgyu y Huening Kai.

-- Si, pero... Tu sabes que no me animo. -baje un poco el borde de mi falda-

Realmente me daba mucha inseguridad, mis muslos son gordos, mi cara es redonda y mis ojos son grandes junto a mis mejillas, mi estatura es muy pequeña y me veo como cualquier chica insegura, de baja autoestima que ama los libros y odia a las personas.

-- Nos vemos, debo entregar las llaves.

-- S-Soobin.

El chico se fue por el otro lado y con mi mochila en el hombro caminé bajando mi falda para tapar lo más posible.

--- Ni sabe que existes, tranquila Jagi.

Quería convencerme y por lo tanto apretaba los cuadernos en mis manos contra mi pecho, al alzar la mirada noté que me estaba viendo fijamente y un escalofrío recorrió mi espalda.

Seguí mi camino para que no se notara que me sentía nerviosa y al pasar por su lado sentí un empujón fuerte hacia los casilleros y mis libretas se cayeron al suelo abriéndose en páginas al azar tanto en blanco como escritas y decoradas.

Yeonjun, el chico pelirrojo más amado de la escuela me estaba apresando contra el casillero respirando pesadamente mientras sus ojos divagaban por toda mi pequeña silueta bajo sus poderosos 1.80 metros de altura.

Tapaba, como hábito desde la primaria, mi rostro con mis brazos temblando de miedo a punto de sacar lo primero que pudiera para alejarme de los golpes que me fuera a dar cuando lo escuché hablar. Una voz rasposa y gruesa me hizó abrir los ojos sorprendida por lo que decía, me preguntaba si enserio era hacia mi.

-- Abrázame.

¿Era a mi? ¿Me lo decía a mi?

-- Abrázame si no quieres que te bese hasta morderte los labios y sacarte sangre.

Si era a mi, lo abracé con cuidado pero él se tiró hacia atrás directamente al poste que unía los barrotes del balcón del 4to piso del lugar, donde abrazó mi cintura acariciando hasta mi espalda y su otra a mano se coló a mi cabello para recargarme en su pecho estando literalmente sobre su cuerpo.