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Al dia siguiente, las calles se sentían tensas, tal vez por el hecho del gran accidente causado en una autopista, que fue cerrada ante la gran explosión causada.

Kray estuvo dando varías vueltas por la cuidad, cambiando de ruta cada dos calles, ya que la cuidad se encontraba rodeada de policías. No sabía cuanto se demoraría Ian en arreglar su desastre, por lo cual evitaba toparse con algun policía.

Iba camino al barrio, pensando en que decirle a Martillo o a sus hombres ante la decisión que había tomado. Nunca ningún líder había "renunciado" a su cargo, menos por que se lo pidiera una pareja.

En el barrio las parejas de los demás, sobre todo de los líderes, eran muy respetados por el barrio, pero ¿Respetarán a la pareja de un lider, que no es del barrio?

Bueno, eso ya lo averiguaria pronto.

Al entrar al barrio es recibida por los fragatas, quiénes la saludan animadamente dejándola entrar. Conduce hasta llegar al taller donde usualmente se encontraba Martillo y los demás.

Saluda a varios de sus amigos al entrar y camina hasta donde se encontraba Gato, trabajando en su computadora.

— Hey Gato, ¿Donde esta Martillo?

— Aquí no esta— contesta sin despegar su mirada de la pantalla— creo que esta en su casa, esta algo preocupado.

— ¿Por que?, ¿Que ocurre?

— Las cámaras de la autopista los captó justo cuando causaron la explosión, estoy tratando de sacarlos de sus sistema pero me esta siendo difícil y lo más probable es que ya los hayan visto...

— ¿Pueden descubrir que fuimos nosotros?

— Eso temo y ya sabés que sigue ante eso...

Sin decir nada, sale del taller para dirigirse a la casa de Martillo, donde sabría que estaría sin duda. Va caminando a paso lento, pensando en que le diría y como reaccionaría. Al llegar a la entrada, se queda un momento de pie, tomando el valor para hacerlo.

Camina por la casa hasta llegar a la sala, donde encuentra a Martillo junto con su hijo Marcus, quién se encontraba durmiendo en el sillón y  Martillo cubriendo lo con una manta.

— Se ve tan adorable cuando duerme...— comenta Kray, apoyándose en el marco de la puerta.

Martillo voltea a verla y le regala una sonrisa para después volver a su hijo.

— Si, es un ángel...— susurra mientras acariciaba el cabello de su hijo, Marcus.

Martillo hace una señal para que caminarán hasta la cocina, pasa a tomar su caja de cigarros y se adentran a la cocina para conversar de lo que había sucedido.

— Dios Martillo, ponte una maldita camisa— pide Kray, tirándole una que encontró en el camino. Ya que Martillo tenía su torso descubierto dejando a la vista sus tatuajes y cicatrices.

— ¿Que? ¿Te tienta tenerme asi frente a ti?— pregunta Martillo, burlándose mientras tiraba la camisa lejos.

Kray se sienta frente a el, viendo como Martillo la seguía sentándose frente a ella, al mismo tiempo que llevaba un cigarro a la boca. El le ofrece uno a lo cual Kray solo niega con la cabeza.

Hubo un largo silenció entre que Martillo, encendía el cigarro y le daba una jalada, terminando con su mirada en ella. Un momento en el cual pareciera que ambos buscaban el valor para hablar, un momento que se hacía eterno.

— Martillo necesito habl...

— Lo que hice el día de ayer fue algo impulsivo— interrumpe el— nos puso en riesgo y en la mira a ambos.

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora