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Jones no dejo de ir a visitarla hasta el último día, días en los cuales ya no solo habían charlas, sino también sexo y es que Jones, aún no podía aceptar que se había vuelto adicto, adicto completamente a ella.

Kray se encontraba en una de las mesas del patio con un grupo pequeño de prisioneras jugando póquer, mientras unas cuantas más disfrutaban del ver las jugadas.

— ¡Kray!— grita un guardia a una corta distancia, llamando su atención.

Ella y todas las prisioneras ven al guardia que las observa con seriedad— Toma tus cosas, te vas a casa.

Con una sonrisa en sus labios, se pone de pie y antes de salir de ahí saca el cigarro que tenía entre sus dientes y lleva las cartas a la mesa mostrando su última jugada ganada— ¿¡Qué, otra vez!?— gritan levemente las que estaban jugando con ella. Toma los billetes de la mesa, tira su caja de cigarrillos a la mesa y sale de ahí para dirigirse a su celda.

Al llegar toma un par de libros que tenía y cosas personales, los pone en una bolsa y observa al guardia que esperaba por ella.

Se acerca a él y le pone todo el dinero que había ganado, en el bolsillo del guardia, el solo asiente levemente en forma de agradecimiento.

Sale de la celda caminando hasta llegar al patio, donde todas las mujeres golpeaban las mesas y celdas, Kray aprecia el espectáculo en el cual la prisión sonó para la despedida de ella.

Y es que ¿cómo no?, si kray se había ganado el respeto de todas por haber matado a uno de esos perros, la Leona no sólo se había vuelto reconocida, sino que también en ese poco tiempo se había vuelto respetada.

— ¡La Sangre se honrará!— gritan las prisioneras al unísono.

— ¡Se venga!— grita Kray siguiendo el que era su lema.

— ¡Y se respeta!— terminan de decir las reas para golpear las mesas y celdas más fuerte.

Kray sonriendo ante aquel gran espectáculo de no sólo por la despedida, sino porque también sabía que sí necesitaba ayuda podría contar con cualquiera de ellas, sin importar de qué barrio fuera, las que habían gritado el que era parte de su lema sin que lo fuera de ellas.

Ve como Mary y Estel se acercan a ella para despedirse con una gran sonrisa—Le das mis saludos a Santo— dice Estel.

— Claro que lo haré.

— Kray...se que ya no estas mucho en el barrio pero significaría mucho para mi el pudieras ver como esta mi hermana...— pide Mary con cierta timidez.

Kray se acerca a darle un corto abrazo para luego volver su mirada a ella— Dalo por hecho.

— Muchas gracias Leona...

A lo lejos ve como tácita, se acerca con seriedad y se para firme frente a ella—Leona...— dice con seriedad mientras extendía su mano— fue un placer conocerte...

Toma su mano dando un leve apretón mientras ambas se miraban fijamente—Digo lo mismo Ros.

— Y siento haberle faltado el respeto a la jefa de Jungla.

— Descuida, no hay rencores.

Tácita le regala una sonrisa y les dan el paso para que por fin pueda seguir su camino y volver a casa.

Ya cuando por fin dejó las cadenas, la celda y ese blanco manchado de sangre sale del recinto donde ve a Joe, esperando por ella con una leve sonrisa.

— Astrid— saluda— ¿que tal estuvieron esas semanas en prisión?— pregunta Joe, mientras le abre la puerta de su camioneta.

— Ni te imaginas— responde ella subiéndose al vehículo.

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora