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Martes por la mañana y Kray ya se encontraba en el estacionamiento de la escuela, esperando a que sea la hora de entrar. Fumaba su cigarro mientras cada estudiante que pasaba cerca de ella, miraba en su dirección.

Cómo si nunca antes hubieran visto a una chica fumar o más bien se hacían las moscas muertas, mostrando cara de espanto.

Su desaparición era algo relativamente notorio al igual que su regreso, si así iba hacer cada vez que desapareciera, no sería bueno.

Camina por los pasillos del colegio hasta llegar a su casillero, guarda su casco y al instante es interrumpida por una presencia.

— ¡Pero miren quién apareció!— escucha la voz de la misma chica que la había jodido la últimas vez— ¿que te paso? ¿Te arrestaron por robarte algo?

— Mira maldita sarnosa, no estoy para tus pulgas— advierte sin mirarla para luego cerrar su casillero y largarse de ahí.

— ¿La pequeña perra la fueron a encerrar a caso?

Dirige su puño en su dirección pasando por al lado de su mejilla, aterrizando en un casillero. Natalie da un gran grito del susto y todos se quedan en silenció, viendo aquella escena.

— Perra no, no te equivoques conmigo—corrige muy cerca de la chica que estaba a punto de llorar— soy una maldita leona que te puede hacer mierda esa linda carita que tienes, de una manera que no te imaginas— su voz era fría y con enojo, claramente no se sentía de humor ni con la paciencia suficiente para aguantar eso — así que la próxima vez que vuelvas a joder me, necesitarás una cita con tu doctor para que vuelva a arreglar esa nariz.

Sin más se va caminando por el pasillo escuchando que las amigas de la chica le preguntaban si estaba bien. A mitad de camino siente algo extraño correr por su piel, dándose cuenta que su mano estaba sangrando y va al baño a mojarse para detener el sangrado.

Después de un par de minutos, al ver que no se detenía del todo decide ir a enfermería ya que se veía más mal de lo que creía.

Se queda en el marco de la puerta y ve a un hombre de espaldas, vestido de enfermero. Toca la puerta y este voltea a verla.

— Buen día— saluda aquel tipo— ¿en que puedo ayudarte?

Ella levanta su mano mostrándole el sangrado mientras mira el lugar— Tuve un pequeño accidente...

— ¡Uhh! Eso se ve un poco mal— comenta el sujeto— ven siéntate, te atiendo de inmediato.

Ella se sienta en la camilla mientras el enfermero buscaba lo necesario para curarle la herida, ya con casi todo listo toma su mano para examinarla.

Se detuvo a ver un momento sus facciones, un hombre de unos veinti tantos años, rubio y ojos claros. Aquel hombre le llamó la atención, sentía que de cierta manera lo había visto en algún lado, tenía una mirada en particular.

— Muy bien, ¿que fue lo que sucedió?—pregunta viendo la mano de un lado a otro.

— Golpeé un casillero para evitar golpear a una maldita bocona.

El enfermero se ríe tratando de imaginarse aquella situación— Así que tu eres la famosa chica nueva— insinúa entre pequeñas risas— ese lobo que vino a alterar al rebaño de ovejas.

— ¿Que te hace creer eso?

— Se nota a leguas que no eres de aquí, aparte los profesores dicen que eres un caos y los alumnos que eres una bestia— comenta comenzando a limpiar la herida.

— Supongo que me gane rápido mi reputación aquí...

— Sabría que en algún momento llegarías con una herida de guerra o algún herido de tu parte.

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora