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Había pasado casi un mes y medio desde la explosión en la autopista y en el puerto. Casi un mes y medio en el cual Kray, había desaparecido del barrio, su ausencia más notoria hasta ahora y casi un mes en la cual estaba tratando de comenzar una vida normal.

El tratar de no visitar tanto al director, controlar su furia ante los demás estudiantes, hacer amigos, lo cual resultaba aún complicado y tratar de llevar una relación, resultaban ser frustrante y agotador.

Pero logró entablar una relación con Erik y extrañamente con Natalie, a quién Jones, hizo pedir disculpas por la amenaza que le había hecho, con la cual terminó quedando en el pasado.

Aun habían un par de cosas complicadas, como el hecho de que Derek, perdió su inscripción en el equipo de lucha y estaba a nada de perder su inscripción en el equipo de fútbol, lo cual hacia que acumulará más odio y resentimiento hacía Kray, al igual que sus amigos.

Por otra parte, la relación con Joe, se volvió más cercana, sentía confianza hacía el, más que a Ian, con quién después de la explosión, su relación se volvió tensa. Por la simple razón de que no quería decirle nada que lo que ella pedía saber, ni enfrentar lo que ella ya sabía.

No decía absolutamente nada de donde trabajaba o en que, su respuesta ante las armas que encontró Kray, fue absurda; la cual fue que su compañía pertenecía a una compañía más grande, que se dedicaba a la seguridad y la verdad, por más que intentará imaginarlo, no podía hacerse la idea. No después de saber realmente la verdad.

Ian, ¿Con una empresa de seguridad?, si claro...

En su mente ya estaba implantada la idea que tenía que ver con el mundo de tráfico de armas y tal vez que más.

Pero Kray ya no podía ni siquiera volver a pedir por un cuervo, ya que la promesa que le había hecho a Jones, implicaba alejarse por completo de la Jungla, lo cual a veces le causaba mucha impotencia, ya que Ian no era capaz ni siquiera de decir los nombres de sus padres o de algún otro familiar que existiese.

Lo único que logro averiguar por su cuenta era de unas bóvedas que Ian estaba buscando, las cuales pertenecían a la familia, pero aun no tenía ni las coordenadas, ni la llave para abrir la bóveda, la cual al parecer contenía algo bastante valioso como para que Ian se preocupara tanto por ese lugar y por lo que Astrid, creía que ya eran varios años de búsqueda.

El año estaba cerca por acabar y todos los equipos entraban en sus últimas temporadas, Jones se preparaba para la última temporada de juego de fútbol y Kray había logrado entrar a la temporada de lucha femenina, la cual competiría con unas cuantas chicas de otras escuelas.

Se encontraba en su escuela, en su hora de descanso, en la cafetería comprando un café y un sandwich para Natalie, quién se encontraba en el salón esperando por ella. Todo parecía tranquilo, como un día que ya comenzaba a ser bastante normal, rutinario para Kray.

Hasta ya estaba pensando que la vida normal era un tanto aburrida.

Pero a las afuera de la escuela, se encontraba Zane, perdiendo el control y la cabeza por estar tan cerca de Kray. Movía su pie con desesperación, mientras trataba de controlar sus impulsos y las voces que le decían a gritos que fuera a terminar con todo eso.

— Señor, estamos listos.— informa uno de los hombres de Zane, el cual se encontraba completamente armado.

— Quiero que entren y maten a unos cuantos, que sepa que estamos aquí— le ordena con un tono de voz neutro— quiero que la busquen y me la traigan. Yo mientras tanto iré a buscar una sorpresa para ella— saca su cuchillo pasando su pulga para así revisar su filo— al que la encuentre primero, quiero que le diga que queda la última letra, que esto se acabó.

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora