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Pasaron cuatro días en la cual habían dejado a Kray en el calabozo, una habitación pequeña que solo tenía un retrete, sin cama, casi a oscuras.

Cuatro días en la cual no la habían dejado salir, en el cual recibía una escaza comida y en los cuales no volvió a escuchar esa voz, la cual le hacía pensar hasta el punto de perder la poca cordura que tenía.

La puerta es abierta dejando entrar la luz llenando la habitación, Kray cierra los ojos ante el impacto.— Ya puedes salir—dice el guardia frente a ella— y tienes visitas.

Ella se levanta con escasas fuerzas y sale de ahí. El guardia la acompaña hasta la sala de visitas y le abre la puerta para que pasara— No saldrás hasta que aprietes el botón rojo, como antes...

Kray entra a la habitación y ve a Aarón parado esperando por ella, el al ver que entra se acerca rápidamente a ella– Astrid... ¿Como estas? ¿Estas bien?—pregunta preocupado, tomando su rostro entre sus manos.

La ve detallada mente, estaba un poco más pálida de lo habitual, sus ojos estaban rojos, sus labios levemente secos, su pómulo izquierdo cargado de un color morado y sus nudillos ensangrentados.

— Estoy bien...— responde ella frunciendo el ceño confundida— ¿qu-que haces aquí?

— ¿Que hago aquí?— pregunta el— vine a verte, vine todos estos días pero me dijeron que no te dejarían tener visitas, le dije a Joe y me dijo que te tendrían en el calabozo.

— ¿Cómo es que pudiste?— pregunta aun sin entender— después de haber visto algo así, nadie se acercaría a mi.

— No podía dejar de pensar si te encontrabas bien o no— responde el— te dije que nada me pararía mi curiosidad hasta que mataran mis siete vidas...

— Pero Jones... Mate a una persona frente a ti...— dice ella aun confundida—¿no me tienes miedo?

— No ...creo que soy bastante idiota por eso en realidad— contesta levantando sus hombros.

Kray se ríe ante aquel comentario y al no poder creer que sea posible que ese niño bueno, no se haya traumado con aquella escena.

— ¿Y como es que te dejaron verme?

— Bueno, hable con tu tío y el soluciono todo, dijo que no te pondrán mas tiempo por lo sucedido, que fue por defensa personal— explica acariciando su mejilla golpeada— Kray ¿por qué carajos hiciste eso?...

— Porque estoy demente...de hecho creo que deje lo poco de cordura que tenía en ese calabozo...y no me gusta que me toquen— dice con una mirada perdida.

— ¿Puedo acariciarte?...— pregunta Aarón acariciando su mejilla levemente.

Ella levanta la mirada y lo ve fijamente, cada detalle de su rostro, sus ojos verdes, bajando por sus mejillas hasta llegar a sus labios. No sabía por qué no le molestaba que la estuviera tocando, quizás por todo lo que habían pasado, por como se mantenía ahí a pesar de ser un niño rico o los días en el calabozo los cuales hacían sentir deseo, ese deseo carnal.

— Hazlo...— responde Kray mientras se acerca peligrosamente a los labios de Jones.

El corazón de Jones, sus sentidos, todo explota dentro de él con aquel beso, con la respiración agitada y el corazón acelerado, toma a Kray de la cintura y la guía hasta la mesa que había. La levanta levemente dejándola sentada, y entre besos se desabotonan sus prendas el uno al otro.

— Kray, yo...

— Cierra la boca...—interrumpe Kray, con la respiración agitada.

Le saca la parte de arriba del uniforme de Kray y se detiene a admirar su cuerpo, que estaba casi completamente tatuado, desde tu torso, brazos, pecho y cuello. Para Aarón, era una divina obra de arte.

Kray abre la camisa de Jones dejando al descubierto su pecho y torso completo, en el cual podía apreciar su cuerpo formado y pequeños tatuajes situados en su clavícula, por la altura de sus costillas y torso. Pasa sus manos por su cuerpo, bajando lentamente hasta su cinturón.

Sin quitar su mirada de la de el, le desabrocha en cinturón y abre el botón de su pantalón, aprieta el pantalón con sus manos en formas de puño tratando de contenerse lo más posible. Jones la vuelve a besar mientras terminaba de quitarle el uniforme a Kray, sintiendo esa tensión en el aire, la tensión del aquel deseo carnal que se tenían uno al otro.

En aquella mesa se desquitaron ese deseo que se tenían, que quieran aceptarlo o no, estaba desde tiempo. Entre jadeos, besos, y más llenaron esa sala de sudor y calor.

Deseo que no se podía saciar con solo un acto sexual y es que Kray, se sentía sedienta de él y Jones, no sentía suficiente con aquella mujer que lo tenía entre sus garras.

Kray estaba sorprendida de aquel hombre que se ocultaba bajo esa dulce sonrisa de chico bueno. En cambio Jones sabía perfectamente la clase de fiera que era Kray y al ver que era más de lo que podía imaginarse, quería más, mucho más de ella.

Cuando sus fuerzas y aliento no dieron más se miraron mutuamente mientras trataban de recuperar el aliento perdido, no podían ocultar sus sonrisas de sus rostro.

— Eres...maldita sea Kray...

— Soy una demente— interrumpe ella riendo.

— Una demente que me tiene demente...— confiesa Jones para luego volver a sus labios.

Cuando ya se habían vestido, Jones saca un envase de plástico con comida y una botella de agua, para mirar rápidamente a Kray— Te traje de comer, pensé que deberías— dice dándole el envase— estas mas delgada que la ultima vez que te vi.

— Bueno si, cuando estas en el calabozo la comida se vuelve escaza...— responde ella sentándose.

— En un par de días más sales...—le recuerda Aarón mientras se siente frente a ella.

— Si...— se queda mirando a la nada pensando como solo dos semanas habían estado tranquilas y de cierta manera llena de violencia— ¿no se ha dicho nada de mi en el colegio?

— Bueno, tu tío dijo que estabas indispuesta para asistir— responde el— y bueno la mayoría piensa que te fuiste.

— Vaya sorpresa que se llevarán— dice Kray riendo— ¿y los trabajos?

— Bueno la mayoría de los profesores están sorprendido, tenemos notas bastante altas— contesta Aarón sonriendo— algunos creen que hago los trabajos solo.

— Que ironía que vengas a prisión a hacer los trabajos con tu compañera— comenta ella con una sonrisa sarcástica.

— Supongo que cuando vuelvas al colegios, seguirá este vínculo que se formó en prisión.

— Bueno, si no tienes problemas por ser el centro de atención por ser la oveja que anda de paseo con el lobo que alborota ese rebaño, yo no tengo problema.—responde con una leve sonrisa.

— No, claro que no.

Después de todo ¿que mal podría pasar? Se preguntaban ambos, mirándose con una sonrisa mutuamente.

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora