Ella baja la mirada, viendo los labios del detective. Kray, se acerca a él besándolo tentadoramente a lo cual él le sigue el juego sin pensarlo siquiera a lo que eso le llevaría.
El detective la empuja alejándose de ella, reaccionando un poco a lo que acababa de pasar y viéndola con sorpresa, mientas que Kray, lo mira con una expresión de burla.
Ella no se lo negaba en el interior, le gustaba jugar, más si jugaba con fuego.
Con la respiración aún acelerada por ese beso, ahora él es quién se acerca a ella de manera casi desesperada, tomándola del rostro para volver a sentir sus labios. Kray entre medio del beso sonríe y lo toma del cuello para sentirlo más de cerca.
Tan solo ese pequeño primer beso, casi como una acción de burla, causó que la puerta al deseo de abriera de golpe dentro del detective.
— Ahora dime, ¿ayudaras a saciar las ganas que hay aquí o te faltan los huevos para hacer algo que claramente quieres?.
Sin responderle la, toma en brazos llevándola al pequeño estacionamiento que había detrás del bar. El cual se estacionaba el dueño del bar y el.
Se suben al auto del detective, donde Kray se sienta en sus piernas, a la vez que ambos se comían con descontrol y se iban despojando de sus prendas. Entre risas y besos, se pasan hacía la parte de atrás en la cual el detective, queda arriba de Kray.
Ella le desabrocha el cinturón junto con el botón de su pantalón y besando la zona de su mandíbula a lo que a su vez mordía el lóbulo de su oreja.
— Muestra me que sabes hacer, teniente...—susurra Kray, tentadora mente en su oído.
El detective se posiciona entre medio de las piernas de Kray, apuntó de ser parte de su oscuridad más íntima de ella. Al momento de sentir el cuerpo de Astrid, el detective suelta todo el aire contenido, sintiendo como su corazón se aceleraba ante aquella satisfactoria acción, liberando lo de un estado de tensadez y llenándose de placer.
¿Cómo no? Porque aunque el no se diera cuanta, lo que decía Kray era verdad.
Pensaba tanto en ella, en las formas de como atraparla, que lo volvió un pensamiento obsesivo y enfermizo.El cual no lo hacía sentir solo odio hacía ella, sino también un deseo carnal que ni el mismo sabía de su existencia, hasta ese momento.
El auto se lleno de sugor plasmado en los vidrios, jadeos que guardaban los asientos y risas que se llevaban de ellos, gozando del placer, el deseo y el odio qie se tenían el uno al otro.
Se observan un instante, fijamente, procesando todo lo que había pasado entre ellos, lo cual hace que ambos suelten risas por la situación.
Kray se viste, saca un cigarro y lo enciende para luego subirse en cima del detective— Por sierto, detective— habla antes de darle una jalada a su cigarro— ¿Cuál es tu nombre?
— O'Brien— dice riendo— Harry O'Brien...
— Teniente Harry— dice para recordarlo— sexy detective O'Brien...
Pasa sus manos por los costados de Kray, acariciando el camino de sus curvas hasta llegar a su cintura, donde la aprieta con fuerza atrayendo lo hacía el.
— Dime Kray... Si tanto llorabas por Adrian ¿por que terminarte metiendo te conmigo ahora?
Borra su sonrisa del rostro mirándolo con seriedad, nombrando al cual por dolor, no quería oír. El que nombrará a alguien que ya no existía pero aun así tanto le dolía, nombrarlo como una especie de burla.
Le causaba un sabor amargo en la boca, ese sentimiento de placer y deseo de volvió en asco, asco en lo que es detective era capaz de hacer.
— Mi cumpleaños ya pasó hace un par de horas atrás...
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KRAY: Cazando a La Leona.
Teen FictionDespertar junto a una carta, la cual le hará tomar una decisión, que puede ser su ida a su salvación o perdición. Siendo buscada por la ley, un asesino, un oscuro secreto y una venganza, de la cual tal vez no sepa escapar. A pesar de que todos eran...