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Al otro extremo de la cuidad, en la comisaría del detective O'brien, se encontraba el caminando en dirección a su oficina de una manera tranquila.

En el último tiempo, había logrado mandar a Martillo a prisión lo cual le causaba cierto placer de éxito pero por otro lado sentía inquietud por no saber nada de Astrid en aquel tiempo.

Era como si la tierra se la hubiera tragado ya que ni una multa de trancito había salido a su nombre, lo cual no sabía si preocuparle o tranquilizarlo.

Parecía ser un día tranquilo, sin casos, lo cual no pasaba hace un par de días y lo reconfortaba el pensar que se podría ir más temprano, pero el caminar de uno de los policías hacía donde estaba el, con la expresión que llevaba, hacia que sus pensamientos de detuvieran ante esa idea.

— Señor, informaron sobre un tiroteo en una de las escuelas de al...

— ¿Que escuela?— lo interrumpe preocupado.

— La escuela Harrow.

— Mierda...

Al escuchar eso tira las carpetas que tenía en su mano al escritorio, ya que por su mente lo único que pasaba era en nombre de Kray.

— Prepara a equipo especiales, que salimos en diez.

El policía sale corriendo para avisar al equipo especial sobre un atentado en la escuela, mientras que el detective caminaba donde su armario para sacar su equipo y ponérselo. Prepara sus armas para ponerse las a un costado y salir de su oficina.

Al salir ve a casi más de la mitad preparados y listos para partir a la escuela, deteniéndose un instante donde uno de los de equipo técnico que le habían pasado la información.

— Félix, informe.

— llamaron de la escuela informando que habían llegado hostiles al lugar, que están disparando a sangre fría. Aún no se sabe cuantos son y cuantos heridos hay pero se calculan que son más de diez.

— Nos iremos enseguida, envía apoyo aéreo en caso de que esto se ponga peor.

Sale de la sala de juntas para caminar en dirección a la salida para ir a la escuela donde estaban sucediendo los hechos. Se sube a su patrulla para así salir a gran velocidad de la comisaría.

En el camino, lo único que cruzaba por su mente era que ojalá Astrid no estuviera involucrada en algo tan grande como eso, sabía que si era así, las consecuencias serían grandes, por lo cual a sus adentros pedía que no fuera la causante y que estuviera bien.

Al llegar al lugar, detiene el vehículo a una distancia algo lejana para no ser vistos, baja del vehículo para toparse con sus demás hombres quienes estaban listos para seguirlo.

— Se informó que hay hostiles en el edificio disparando a todo lo que se mueva, no se sabe cuántos son, así que quiero que vayan de grupos de cuatro y quiero que eliminen a cualquier hostil que esta siendo una amenaza para los estudiantes y profesores.

Los hombres asienten y se separan para entrar por distintos sectores de la escuela, mientras que el detective entraba por la entrada principal junto con su equipo.

A medida que contaban por los pasillos iban eliminando a los poco que quedaban en el lugar, ya que ya habían cadáveres de ellos por los pasillos lo cual le hacía pensar que sólo una persona lograría hacer eso.

Tras caminar por varios de los pasillos, revisando salones, ve cómo uno de sus hombres se acerca donde el con una expresión seria.

— Encontramos a Astrid Kray, está en la cancha con un cadáver.

Al escuchar eso, se le vino el mundo abajo, por ese miedo que al parecer se estaba cumpliendo, algo que no quería creer y necesitaba ver por el mismo.

— Llamen al equipo forense y que me acompañen.

Camina a paso lento por los pasillos hacía la cancha, notando como a su alrededor había gente muerta, gente herida y llorando por el terror a lo que habían vivido, lo cual causaba cierta ansiedad a todo lo que estaba viendo.

Al llegar a la cancha, ve a lo lejos la silueta de Astrid, sentada en el césped con un chico en brazos, un chico que parecía estar muerto. Camina a paso lento hasta llegar donde ella, deteniéndose a mirar la escena.

Ahí estaba ella, llorando desconsoladamente al joven que había visto alguna vez, su nombre no lo recordaba pero sabía que era el novio de Astrid, lo cual por alguna razón, le partía el corazón verla así, llorando, bañada en sangre.

Lo que hizo que su mirada se fuera a un lado, donde se encontraba un cuerpo tirado en el suelo, con la garganta arrancada y completamente desangrado. Podía verlo bien, sabía que Astrid había sido la causante de tal vez no todo eso, pero si de la muerte del hombre que estaba tirado a unos cuantos metros.

Se detuvo a ver todo a su alrededor, como los forenses guardaban los cuerpos en las bolsas y como había gente llorando. Baja la mirada donde ella y sentía como su pecho se le apretaba, por el hecho de que ya sabía lo que vendría ahora para ella, una condena de muchos años si la sentenciavan culpable.

Algo que está vez, su tío no podría remediar.

Sentía que sí hablaba, su voz lo delataria y temblaria al llamarla,  y esque lo que menos quería era tener que interrumpir su dolor para llevársela, pero era su trabajo y era lo que estaba obligado a hacer.

— Astrid...

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora