39

21 1 0
                                    

La noche había caído y Miguel llegaba a su casa junto con Kray. Baja de su vehículo viendo como su esposa, lo veía desde la entrada del jardín, quién estaba con sus herramientas de jardinería.

— Cariño, ¿que sucede?— pregunta su esposa al ver la cara de seriedad de Miguel.

— Amor...necesito que sepas que traje a una amiga conmigo.— explica acariciando sus brazos— Necesitó que me ayudes...— pide preocupado, buscando una aprobación en sus ojos— No puedo llevarla al hospital.

— ¿Que paso?— su tono de voz cambiá a preocupación, cuándo escucha en tono de voz de su marido.

— Luego te explico, solo necesitó que me ayudes por ahora...

— Claro amor, ¿que necesitas?

— Que prepares la habitación de invitados y busques un par de vendas, suero, todo lo necesario para ella...

— Esta bien— responde su esposa, entrando a la casa rápidamente.

Miguel, vuelve a su auto para poder sacar a Kray, quién se encontraba inconsciente en los asientos traseros. El la toma con delicadeza en sus brazos y entrando a la casa junto con ella, en dirección a la habitación.

Llega hasta la habitación de invitados donde se encontraba su esposa, quién al ver a Kray, su mirada se llena de miedo. No podía creer lo que sus ojos estaban viendo, ya que nunca había visto algo igual.

— ¿Que le sucedió?— pregunta, al ver que tenía su cara ensangrentada y sus prendas mal puestas.

— La encontré en el gimnasio de la escuela— le responde el mientras la ponía con cuidado en la cama— creo que abusaron de ella...

— ¿Que?...

— Pronto averiguaremos eso pero ahora, necesito que traigas unas ropas para sacerle esta— le pide Miguel.

Su esposa corre a su habitación, en donde saca unas prendas para ponerse las a Astrid y vuelve corriendo donde el.

— Ten.

— Antes de vestirla necesito hacerle unas pruebas— dice Miguel con delicadeza— si abusaron de ella tenemos que tener exámenes, tengo que tomarle pruebas y revisarla...

— Bien, te ayudo.

La esposa desviste a Kray, mientras que Miguel toma los implementandos necesarios para hacerle los exámenes. A medida de que su esposa la iba desvistiendo, comenzaba a ver lo moretones que habían en su estómago, piernas y cuello, prácticamente todo su cuerpo se encontraba con esos moretones rojos.

Su rostro igual se encontraba golpeado, su labio inferior partido y su pómulo abierto. En su mente, no cabía la idea de que una persona fuera capaz de hacerle eso a una chica.

Cuando termina de sacarle el pantalón, no solo nota que su rostro se encontraba ensangrentado. Esa escena resultó ser chocante para ella, que no pudo evitar llevar sus manos a su boca y comenzar a llorar por lo que sus ojos veían.

La sangre casi seca, se encontraba por cada parte de su cuerpo, incluso entremedio de sus piernas. En sus muslos podía notar las marcas de manos, hueyas de una presión que le habían dejado la piel morada.

— ¿Tienes tu cámara?...— ella voltea a ver a su marido, respondiéndole que si con un asentir de cabeza— Voy a necesitar que fotografías sus heridas— comenta Miguel, mostrando las zonas de su rostro y cuerpo— Necesitó tener un registró completó.

— Pero eso no sería parte de un proceso médico o ¿si?

— No del todo, es más un procesó del barrio— le explica el— se lo solíamos hacer a los del barrio para tener pruebas si a de ser necesarias, ya que la policía lo hace pero nosotros lo hacemos de manera menos ortodoxa...

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora