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— ¿Quiénes son ustedes?—pregunta nuevamente Kray con impaciencia— ¿y como sabían de esos tipos?

— Señorita Kray, nosotros la hemos estado buscando hace mucho tiempo —responde mirándola con su fría y penetrante mirada— su tío la espera...

— ¿Tío?— pregunta con un notable tono de burla— están equivocados— esobya le parecía una mal chiste— la única supuesta familia que tengo, es la que acabo de dejar atrás.

— Tiene un tío que la ha estado buscando, el señor Ian Kray— asegura con firmeza— el le dirá todo lo que necesita saber.

Dirige su mirada al terreno al cual estaban comenzando a descender, un lugar grande con muros grandes, seguridad por doquier y una casa que también se veía bastante grande con un estilo anticuado.

Al aterrizar el helicóptero, aquel hombre baja y le hace una señal.

— Sigame por favor— pide el tipo esperando a que lo siguiera.

Ella baja con desconfianza para luego cruzar el jardín y entrar a la casa. Esta por dentro se veía bastante moderna y elegante, muy diferente al diseño que tenía en su exterior.

— Que barbaridad...—susurra con cierto disgusto.

— ¡Astrid Kray!— grita un hombre desde  las escaleras. Este era alto, vestido de traje y con una sonrisa que si bien lo piensas, a los niños les causaría terror—¡Joe, gracias!, hiciste un maravilloso trabajo, como siempre.

Al llegar al primer piso extiende sus brazos y amplia su sonrisa como señal de bienvenida— Si esperas que te dé un abrazo puedes irte al diablo...

La queda mirando con una pequeña sonrisa como si ya hubiera estado esperando una respuesta así— Ven conmigo.— oredena sin perder la sonrisa.— Quién diría que con diecisiete años hayas tenido más de cientos de peleas incluyendo mano armada, contadora de cartas, venta de drogas y te hayan expulsado de más de diez colegios— voltea a verla sonriendo—última expulsión; por haber golpeado y atacado a un profesor, bastante extremo para la situación...

— Si.. el se lo busco— comenta con disgusto mientras observa la gran oficina a la cual entraron.

— Sin duda tienes bastante carácter, es algo que heredaste de la familia— se detiene a admirarla un segundo— por favor, siéntate— voltea rápidamente hasta su mesa de licores— ¿whisky?

— Claro— responde, sentándose en uno de los asientos.

— Aún eres menor de edad, ni deberías—insinúa sonriente.

— Bebo desde mucho antes de que a ti te metieran el dedo en el culo para revisar que no tengas cáncer...— escupe con fastidio— y que seas supuestamente mi tío no significa que puedas decirme que hacer, nos estamos recién conociendo, así que deten tu absurda autoridad...

Voltea riendo, con dos vasos en sus manos— Me encanta que tengas ese humor tan negro como tu cabello, Astrid.

— Mi nombre es Valeria— corrige con seriedad.

— No, claro que no— le corrige el— tu nombre es Astrid, Astrid Kray— asegura con firmeza como si habla de alguien grande— tan bella, inusual y fuerte, sin duda llevas todo aquello que significa tu nombre— la fijamente, observando sus facciones, las cuales les recordando el pasado, mientras bebé un poco de whisky— violeta, sin duda los hermosos ojos de tu madre...

KRAY: Cazando a La Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora