Tras su ascenso cómo jōnin su vida había cambiado bastante, sus misiones eran con ninjas del mismo rango que ella y sus amigos aún eran chunin, pero Neji era del mismo rango e internamente agradecía a Tsunade por ponerla casi siempre de equipo con él. Por otro lado, había ascendido a Daiki a anbu, se preguntó que hizo en el desierto para haberla superado de un momento a otro.
Creyó que su relación iba a solidificarse en algún momento, pero nada de eso pasaba y en parte, lo entendía, a veces alejaba tanto a Neji que si él algún día se cansaba de esperarla, podía entenderlo. Cómo en las últimas semanas, habían pasado de vivir en un mundo color rosa a discutir por todo y nada, Hyūga tenía un carácter de los mil demonios que casi nunca había mostrado con ella; seguían haciendo las mismas cosas, entrenar juntos, ir a las aguas termales, ver atardeceres y demás, pero sus peleas eran cada vez más intensas y sin sentido no lograban ponerse de acuerdo ni en quién encendería la fogata o dónde dormirían. Cómo esa noche, él quería pasar la noche en un hotel y ella quería acampar. Al final, ella ganó. Neji dormía plácidamente mientras ella hacía la primer guardia. Se levantó de su lugar al escuchar un ruido extraño entre los arbustos. No se trataba más que de una ardilla.
- Eres una joven muy bonita. -escuchó arriba suyo, había un joven sentado en una rama observando la luna- Me has inspirado totalmente.
Quedó anodada con tal comportamiento, el hombre había escondido bien su chakra que ni siquiera lo había notado. Formó una shuriken de cristal en su mano y se preparó para gritar fuertemente hasta que Neji la escuchara.
- ¿Quién eres?
- Sólo un artista que está viajando, en el camino te ví acampar y me fue inevitable no sentirme inspirado en tu belleza. -el hombre saltó de la rama con las manos arriba- No temas, no soy nadie importante.
Las nubes se abrieron pasó y la luna los iluminó dejando ver sus facciones. Era rubio, de ojos grandes y azules, llevaba las uñas pintadas y una capa azul.
- ¿Artista?
- Sí, claro. -bajó las manos y las metió dentro de su capa- Y tú has sido mi inspiración esta noche. -estiró su mano y le entregó una pequeña figura de arcilla, era ella, o al menos sólo su perfil- Lo hice con mis propias manos, eres muy bonita.
- G-gracias. -aunque estaba acostumbrada a que la gente le hiciera cumplidos de ése tipo se sonrojó- Es precioso.
- Ven conmigo. Sé mi musa, únete a mi organización de artistas. -extendió nuevamente su mano esperando que la tomara.
- Me halagas, pero no, gracias. Tengo aún muchos deberes que cumplir. -el hombre vió la banda en sí pierna y asintió.
- Imagino, una fuerte kunoichi. -le sonrió una última vez para dar la vuelta- Entonces espero nos volvamos a encontrar.
- ¡Espera! -se detuvo ante su llamado- ¿Cuál es tu nombre?
- Deidara, el placer ha sido mío.
El viento sopló fuerte nublando un poco su vista pero aquel rubio ya no estaba, volvió al pequeño campamento que habían armado.
- ¿Dónde estabas? -dijo el castaño tallando sus ojos.
- Escuché un ruido extraño. -se limitó a contestar.
- ¿Tanto tiempo?
- Es lo que fue, es tu decisión creerme o no. -el castaño rodó los ojos, pero tenía razones para hablarle así. Últimamente era grosero todo el tiempo y comenzaba a sobrepasarse con ella en los entrenamientos.
-Deberías ir a descansar. Ya es mi turno.
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